Capítulo 1

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7:30a.m

Abro los ojos y tras varios minutos rodando en la cama suspiro fuertemente y me levanto. Hago la misma rutina de siempre pero el día se siente diferente, algo en el aire es distinto, quizá sea mi imaginación.

Salgo de casa y conecto mis auriculares, pongo algo de música para seguir mi camino y tarareo algunas canciones. A lo lejos puedo observar las grandes torres que sobresalen del instituto, de lejos podría asegurar que tienen un aspecto antiguo de mediados del siglo XV pero estando frente a ellas lucen bastante modernas. Sigo caminando y recuerdo lo importante que es el día de hoy para Eagle West, pues abrimos las puertas para aquellos alumnos procedentes de otros lugares que han decidido vivir nuevas experiencias por aquí.                                                              

La idea en general tiene buen concepto y me agrada bastante. No suelo ser de las personas que tienen muchos amigos, prácticamente las únicas amistades con las que puedo contar son las del club de matemáticas, con las que he convivido los últimos tres años de instituto.

Una vez frente a las imponentes torres, echo un vistazo a la fachada y me detengo en el gran letrero escrito con letras negras que se encuentra justo por encima de la puerta principal, "Bienvenidos al Instituto Eagle West, hogar de las águilas blancas". Quizá no era precisamente llamativo pero cualquiera que pasara a no más de 50 metros podría apreciarlo.

—¿Qué te parece? —pregunta una voz femenina a mis espaldas. No es necesario dar media vuelta para saber de quién se trata, Elizabeth Clark. Me giro y me encuentro con su mirada curiosa. Tiene sus manos colocadas en sus caderas como si las estuviese sosteniendo, me dedica una pequeña sonrisa y continúa observando el cartel, dando oportunidad para que hable.

—No está mal —respondo—, quizá le hubiese agregado un poco de color pero sigue luciendo bien —admito, y me encamino a la puerta para ir a clase—. Lo siento, Elizabeth, me gustaría seguir charlando contigo acerca del gran empeño que le han puesto los directivos a la bienvenida de los extranjeros pero voy tarde a la primer clase —hago un ademán con la mano para luego dar vuelta por el pasillo y marcharme.

Tras varios segundos escucho el repiqueteo de unos tacones aproximándose.  —¡Alto! —me giro sobre mis talones y mis ojos conectan nuevamente con los de Elizabeth— hay algo de lo que quiero hablar contigo —dice, avanzando hacia mí para quedar a escasos pasos de distancia.

—Vale, sólo date prisa, voy tarde a clase —miro el reloj y me doy cuenta de que sólo tengo 10 minutos para llegar a tiempo y el edificio está del otro lado del campus. Ella me indica con su mano que me siente en el pequeño banco de madera que está a pocos metros y se sienta justo a mi lado, entonces espero por lo que sea que tenga para decir.

—Seré breve, el próximo viernes tendremos una fiesta de bienvenida para los nuevos alumnos, toda la escuela irá así que me gustaría que fueras mi pareja —su mirada se vuelve casi suplicante y un pequeño destello se hace presente. Me quedo sin moverme por unos segundos y cuando vuelvo a mirarla observo cómo comienza a arrepentirse. Elizabeth está acostumbrada a tomar el papel que juego en este caso y es por ello que me sorprendo. 

Me apresuro a responder cuando detecto lo impaciente que se encuentra  —Me asombra que hayas decidido invitarme habiendo chicos mejores que yo—respondo sinceramente—, pero no soy muy fan de ir a fiestas —ella baja su mirada y observo cómo quiere escapar del lugar. Al instante comienzo a sentirme terrible y busco la manera de arreglarlo.

—Está bien, Nick, si no quieres ir conmigo lo entiendo, sólo intenta darte una vuelta por allá —se levanta y me dedica una sonrisa forzada para luego comenzar a andar.

— ¡espera! —grito y ella detiene sus pasos— creo que una fiesta de vez en cuando no le hace mal a nadie —sonrío para disimular la incomodidad que me causa la idea de ir a una fiesta con los chicos del instituto, pero por lo menos eso me quita un peso de encima  y al ver como su cuerpo se destensa lentamente, dicho malestar comienza a disolverse junto al de ella.

—¡muy bien, Nick! —exclama felizmente—, puedes pasar por mí a las 8:00p.m, te envío la dirección por mensaje. ¡Nos vemos! —y entonces comienza a andar de nuevo. ¡Vaya! creía que esto de las chicas era sencillo pero ahora veo que es todo lo contrario. 

Miro la hora y comienzo a trotar en dirección contraria a ella, llego justo cuando una compañera está por entrar y logro escabullirme detrás de ella para que el profesor no me vea.  Las primeras horas transcurrieron rápidamente y ya para la cuarta hora la mayoría de las facultades contaban con al menos un chico nuevo como integrante. Todas menos la facultad de literatura, lo cual resultaba deprimente. 

Estaba a punto de sonar la campana cuando la directora Mckenton entra con dos chicos a su lado. A simple vista ambos parecían ser muy serios —Buenos días jóvenes, el día de hoy vengo a presentarles a sus nuevos compañeros, Zacarías Kent y su hermana Abigail, ellos estarán con ustedes por un largo tiempo así que háganlos sentir en casa lo más rápido posible —sin decir más la directora se da vuelta y deja a los chicos nuevos a su suerte.

Condenados: la llegada del malWhere stories live. Discover now