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   Media hora después ya estaba en la puerta de mi habitación.

   Introduje la llave que saqué del bolsillo de mi sudadera en la manija de aquel trozo de madera en frente de mí, lo giré 90° hacia la derecha, empujé un poco esta y finalmente ingresé.

   Avancé unos cuantos pasos y cerré la puerta detrás de mí.

   Caminé lentamente hacia mi cama para desplomarme en esta. No tenía ganas de hacer algo. Abracé la almohada y hundí mi cara en esta

   -Fran, ¿Estás bien? -dijo Axel, mi compañero de pieza. Es una de las pocas personas que se preocupan por mí.

   Negué con la cabeza.

   Me tomó del hombro con una mano.

   -No dejes que eso te consuma -mencionó.

   Volteé a verlo. Tenía la mirada más empática que he visto en toda mi vida.

   -Eso intentaré -traté de sonreír.

   Sin resultado, nunca puedo ser feliz por naturalidad.

   -No te esfuerces en ser alguien que no puedes. -Pasó sus dedos por mi cabello, peinándolo hacia atrás.

   Relajé mi cara y miré fijamente a sus azules ojos. Ahora me doy cuenta que son hermosos...

   ¡No!, no puedo enamorarme de él. Loid ya es mío...

   O eso creo.

Asexualidad FallidaWhere stories live. Discover now