Tengo secretos para contarte,
Para que mi alma al fin quede en paz.
Necesito que mi corazón deje de llorar,
Y anhelo que mi alma se encuentre en calma ya.
Te pido que leas cada línea con atención,
Para que sepas cuanto me dolió el momento del adió...
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Tiempo después las estrellas brillaban en paz, Pues ya no había corazón que llorar. No existía ningún sentimiento, Que significara tristeza, O que provocara lágrimas con dolor y mucha pena.
La emoción que los invadía, Era llamada Señora Melancolía, Donde ambos se recordaban, Donde los dos se necesitaban... Pero en la vida hay que aprender a vivir, Porque de una u otra forma, Todos nos vamos a ir.
Ellos aprendieron a no limitarse a existir, Viviendo emociones nuevas, Conquistando sueños para ser feliz. Rememorando que con tres amores, No se llega a ningún lado. Y que tres de las personas esas, Pueden salir con su corazón llorando.
Los sentimientos que el sentía, Se fueron con la brisa nocturna; Recordándola en su silencio, Como su primer secreto... Que les pertenecía, y que con una sonrisa oculta siempre llevaría.
Ella siguió adelante, Con su pasado advirtiéndole que volvería hacia atrás, Pero la respuesta estaba en su insistencia, Y en la sonrisa propia de su presencia. Recordando que la moraleja; Era no volver a guardarse confesiones en el pecho... Pues los secretos que su corazón lloró, Se esfumaron en las líneas de los versos, Que finalmente marcaron el adiós, De su triste y dolorosa historia de amor, De su corazón.
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