Ojos plateados.

《2》

Los tres kuran estaban camino a la habitación de la pequeña princesa, la cual estaba sumida en sus pensamientos igual que sus padres, los cuales estaban nerviosos.

-"luego de 5 años, se ponen a pensar en mi, que extraños que son y después dicen que los humanos son idiotas, ñe que se le va a hacer, aunque desde el fondo de mi ser debo de aceptar que me hubiese gustado que esto ocurriera hace mucho no ahora cuando el tiempo esta por acabarse" -pensó la menor con la mirada perdida.

-"espero que nos perdone, no quiero perder a mi hija, me di cuenta demasiado tarde de todo, pero quiero recuperar su amor"- pensaban los dos hermanos con miedo y nerviosismo, al llegar a la habitación, haruna abrió la puerta y entraron.

La entrada era como de la época victoriana, como si fuera la entrada de un castillo, la habitación era hermosa, haruka se acerco a mirar el dibujo que estaba en el escritorio de madera justo a unos metros de la puerta, juuri camino hasta donde estaban los libros, bajo los escalones y se acerco a la pequeña biblioteca.

Había libros complicados y de diferentes idiomas, el techo era como una cúpula, los reyes estaban sorprendidos por todo lo que había ahí, haruna al ver que su padre estaba viendo sus dibujos se acerco a él.

-qué significa el primero? -pregunto con curiosidad haciendo que su esposa lo mire y se acerque a ellos; había un paisaje nocturno, era en medio del campo, las estrellas brillaban, pero la tierra estaba separada en dos, de un lado estaba la figura de una mujer y del otro lado un hombre, los dos estaban de espalda.

-... dibuje eso porque pensé que aunque las personas estén separadas, el cielo es quien los une... me inspire gracias a la historia de amor que me contó oto san -explico la pequeña con su rostro inexpresivo mientras juuri se quedo maravillada como una niña pequeña viendo un dulce y haruka sonrió con suavidad aunque con una gotita en la cabeza ante la imagen de su esposa.

-una historia de amor! -chillo contenta juuri queriendo saber más.

-hai, oto san me contó como se conoció con oka san -dijo con una pequeña sonrisa recordando cuando su padre le contó su historia.

Los ojos de Kei estaban iluminados, su sonrisa era alegre y sincera, sus palabras eran mágicas, su expresión era la de un enamorado que recordaba cuando había visto al amor de su vida, era increíble el amor de las personas. Los hermanos se miraron con tristeza, para luego mirar con una pequeña sonrisa triste a su hija, que seguía con su sonrisa suave al recordar a su padre.

-y este? -pregunto la vampiresa al ver a un lobo bajo la luna mirarse en el lago, su reflejo era él de un pequeño lobito demasiado tierno.

-a pesar de por fuera demostrarse un monstruo por dentro es un ser inocente y dulce que solo necesita amor y, merece una segunda oportunidad como todas las personas en el mundo -respondió volviendo a su rostro inexpresivo.