¿Pueden dos mejores amigos arriesgarse a perderse el uno al otro por darle paso al amor?
Adrien y Marinette son amigos desde que eran unos inocentes y tiernos niños. Crecieron juntos y su amistad se fortaleció, volviéndose prácticamente inseparable...
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Después de que las clases terminaron y de que yo pude quedar libre de la estúpida "Detención" corrí al aula con la firme intención de buscar a Marinette. Sin embargo, Alya me confirmó lo que yo ya sospechaba: Esa tonta había ido a la enfermería.
Totalmente frustrado me dirigí a dicho sitio con urgencia. Tenía que hablar con Marinette y, de ser posible, evitar que volviera a cometer una de sus tantas estupideces.
Muchos dirán que mi mejor amiga tiene un gran corazón al preocuparse tanto por un imbécil como su ex novio. Joder, lamento decepcionarlos, pero mi amiga es tonta por naturaleza. Aunque a veces he llegado a sentirme responsable de su repentina estupidez. Después de todo, fui quien la golpeó con un balón de baloncesto en la cabeza cuando estábamos en la primaria.
Fue un accidente, lo juro.
En fin, apenas me acerqué a la enfermería, pude distinguir la voz del imbécil de Nathaniel parloteando en el interior y bastó con eso para que mi estómago se revolviera.
— ¡Ya te dije que no lo sé! ¡El imbécil de tu amigo se me lanzó encima de la nada! —Exclamó claramente furioso.
Osooso, esoesmentira.
Preferí quedarme a escuchar la conversación desde la puerta y sólo entrar si las circunstancias lo ameritaban, además, quería ver hasta donde podía llegar la ceguera de mi amiga.
— Conozco a Adrien, él es impulsivo y agresivo pero... Jamás te habría golpeado si tu no lo hubieses provocado primero.
Esaesmichica.
—Pues no lo conoces bien —Masculló el intento fallido de kétchup.
—Lo conozco perfectamente.
—¿Y ahora lo defiendes? ¡Son tal para cual!
Escuché a Mari lanzar un pesado suspiro y después de ésto... Silencio. Quería hechar un vistazo, saber qué demonios estaba sucediendo, pero opté por contenerme, no quería ser descubierto.
—Como sea... ¿Estás bien? — Cuestionó finalmente mi bichita.
—Si.
Otro largo silencio.
—Me alegra... — Suspiró— Bueno... Nos vemos.
Pude escuchar los pasos de Marinette al salir de la enfermería y justo cuando pasó por la puerta la sujeté con firmeza de la muñeca, arrastrándola conmigo hacia la salida del edificio.
