3ra - Capítulo 7

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Las miradas se fijaban en los mínimos movimientos que realizaba la peli-azul frente a la pareja que estaba perpleja. Pero más Vegeta que recibió tremenda cachetada y su mejilla comenzaba a tornarse a un rojizo leve, en cambio la expresión de Gokú era un total poema por la sorpresa que se había llevado por la reacción que tuvo Bulma al verlos. ¿Qué nadie hablaría? ¡Toda la gente se mantuvo en un sepulcral silencio! Ya estaba nervioso y Vegeta no protestaba, mucho menos Bulma, pareciera que los mataba con su mirada tan letal y filosa como su ''futuro marido''.

De segundo a minutos y finalmente la joven de blanco tomó las riendas del asunto.

- Vegeta... Si no me amabas no tuviste que pedirme matrimonio... -ella se enderezó recobrando una postura cómoda. Mientras el peli flama fijaba su mirada en la peliazul, quien muy dolida lo veía.

- Mira, tal vez te forcé a que estuvieras conmigo todo este tiempo pero igual te dí la libertad que toda persona debe tener... -bajó el ramo de rosas blancas y las soltó- Podría construir algo que te lavara el cerebro o alguna sustancia que hiciera que recobraras el amor que me tenías... pero no lo hice porque me engañaría a mí por obligarte a amarme...

Vegeta no evitó sonreír levemente a tales ocurrencias de la mujer que tenía enfrente. Sin que lo notase, tenía sujeta firmemente la mano de Goku, que incluso estaban entrelazadas.

- Yo te amo. Y daría lo que fuera porque todo volviera a lo de antes... de la misma manera de que quiero verte feliz, pero me miento al decir que no me importa que estés feliz sin mí, siento envidia de que yo no soy la causa de esa alegría tan inmensa que te provoca Son-kun. -respiró hondo y dejó escapar el aire en un profundo suspiro- 

- Bulma...

- Te amo, y si eso significa que verte a lado de mi amigo... entonces renuncio a ti, Vegeta. Dejaré de intentar para que tu hagas la vida tal cual la quieres... Así que... este es el adiós. -da una leve sonrisa y con total confianza en si misma baja los escalones del altar y se encamina a la puerta.

Con ambas manos alzando ligeramente el vestido, que los tacones trazaran el camino a la salida de la iglesia. Y antes de salir completamente de ahí, giró su cuerpo para mirar a su mejor amigo y a su mejor compañero de vida. Claro, dando una leve sonrisa, después pasó a una glamurosa risa para finalmente desaparecer de la vista de todos.

El mayor tenía impreso en los labios una sonrisa ladina, por ver aquella mujer irse sin chistar o hacer algún berrinche. Ver como con orgullo salía del altar... vestida de blanco. Ahora más que nada entendía a la perfecció porque la amó y la adoró, su actitud tan firme y sólida, indestructible con temas serios. Nada derrotaba a esa peliazul, sin embargo, la sonrisa se fue esfumando al pensar en el gran daño que sufrió su alma y con ello... su corazón. Porque mucho puede esconder ese aura de bien.

- Por lo menos... vestí de blanco, por fin...

Y ahí estaba, caminando de regreso a C.C con el fin que todos volteasen a verla, que sus joyas de miles de yenes fuesen arrebatados, que su vestido fuese rasgado con las ramas que pasaba encima o que rozaban su piel. Cuando llegó a su hogar, cuanto antes redactó una carta, la más breve y directa para luego tomar sus ropas y retirarse. Los organizadores de la fiesta, que después se daría una vez terminada la ceremonia, observaron como pedía que el chofer la llevase a algún lugar, inmediatamente preguntaron lo que pasaría con todos los adornos y su boda y etcétera, etcétera y etcétera.

- Eh, tranquilos... quien se casa es mi marido, no yo. La fiesta sigue en pie. -y con ello desapareció de sus vistas.

- Señorita Bulma, ¿no es usted la novia? 

- No, ni lo seré... -acomodó su bolso a un costado de su asiento- pero ya no importa, creo que cuando amas a alguien de verdad, quieres todo lo mejor por los dos pero más por él...

El chofer la miró de reojo con algo de confusión, luego regresó su mirar a la autopista. Mientras tanto Bulma veía tan lindos momentos pasados, igual recordaba a Trunks, el primogénito del ''linaje real'', el pequeño príncipe de su vida. Aunque a sus recuerdos llegó Vegeta, el rey de su corazón. Luego vino Goku, su más fiel amigo y con quien compartió las mejores aventuras de su vida. Uno le enseñó que cada uno tiene un niño interior, que los peligros no son obstáculos suficientes para rendirse, ¡que no se necesita ser ''saiyajin'' para ser fuerte''! Y el otro... el otro le enseñó a madurar, a que el corazón se podrá fijar en el físico, pero los sentimientos siempre entrelazan a una persona con otra. Por muy polos opuestos que sean, las piezas siempre ensamblarán a la perfección.

- Goku y Vegeta...


Fusión De Amor [Yaoi] |HIATUS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora