Please, don't wake me up

0 7

-Qué mierda...

Mi celular comenzó a sonar estruendosamente, no fué para nada agradable tenerlo al lado de mi oído mientras dormía.
Malditas notificaciones.

Aún adormilado lo desbloqueé, abriendo la aplicación de Whatsapp.

Finnie

Puedes venir a casa? 4:17 P.M.

Jack? 4:20 P.M.

Jack estás ahí? 4:21 P.M.

Lo siento mucho de verdad, pero necesito hablar contigo en persona 4:30 P.M.

Te estaré esperando Jackie, ven
cuando quieras 4:31 P.M.

Leí todos los mensajes un poco aturdido, ¿Qué rayos está pasando? Debe ser un maldito sueño, sí, eso debe ser.
Bloqueé nuevamente la pantalla, mis párpados aún pesaban bastante, por más que quise, no pude mantenerlos elevados por mucho tiempo.

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Te estaré esperando Jackie, ven cuando quieras.

Ven cuando quieras.

Te estaré esperando.

Ven Jackie.

Te espero.

Jackie.

-¡YA BASTA!

Mi torso por inercia se despegó del acolchado. Mi pecho se agitaba velozmente, mientras que sentía cómo mi camiseta se pegaba a mi pecho por lo mojada que estaba.

-Dios... -tiré de mi cabello. -¿Qué me pasa?

Giré un poco el rostro, y encendí el aparato que se encontraba al lado.

6:02 p.m.

Fué un sueño ¿No?

No lo tenía muy claro, pero tenía que serlo. Sólo un sueño, eso debía ser.
Lo dejé en su lugar, y me desplomé en la cama otra vez.

¿Y si no lo fué?

La curiosidad me mataba y no solo eso, las manos me picaban para sostener el celular y comprobar que nada de eso era cierto.

-No pierdes nada viendo. -susurré para mí mismo.

Tomé el aparato entre mis manos y una vez más lo desbloqueé.

Te estaré esperando Jackie, ven cuando quieras 4:31 P.M.

-Entonces... no era un sueño. -suspiré.

Me senté tratando de pensar un poco mejor, ¿Debería ir?
Las cosas no se arreglan si no se hablan, y por lo que veo Finn también quiere conversar al respecto.
Aún siento la presión en mi pecho, aún duele. Hoy no fué un buen día para nada, y lo único que quería era quedarme en cama, duermiedo.
Después de todo... hoy Finn me golpeó, Sophia me enfrentó, me dí cuenta de que sigo siendo un cobarde, mamá por fin me preguntó que sucedía, y... tengo que ir a casa de mi platónico.
Para mi salud mental era demasiado, y no quería arriesgarme a hacer lo último. Pero supongo que tengo que.