「 Broken souls」➴kim taehyung ↬ #KpopAwardsWattpad

➴ capítulo dos

No podría ir al instituto por al menos dos semanas como castigo. ¿Realmente era un castigo o un favor? No me sorprendería que Sunhee y su equipo de súbditas quisieran vengarse luego de la paliza que le di a su líder. De tan solo acordarme de aquella escena una risa malévola se escapaba por mis labios, me había defendido por primera vez en mi vida y había terminado con un resultado genial, perfecto diría yo. Sunhee quedó en patético en frente de todos, había hablado con alguien amistoso luego de bastante tiempo y había recibido un castigo/vacaciones de dos semanas, ¿qué podría salir mal hoy?

Mi castigo comenzaba hoy, por lo tanto ya me encontraba en mi apuesta cama, acostada mirando fijamente al techo de color blanco. No volvería a saber sobre Taehyung hasta que volviese al colegio, lo cual hizo que me entristeciera un poco. No sabría la relación que tal vez tendríamos hasta entonces, me ponía bastante nerviosa, sonreí al recordar sus palabras. No pude escuchar cuando mi padre subió las escaleras, ya que se encontraba en el marco de mi puerta, mirándome fijamente.

— ¿Por qué estás tan feliz? ¿Te gustó romperle la nariz a aquella arpía?— Preguntó mi padre, adentrando a mi cuarto sin permiso, sentándose en la punta de mi cama. Sonreí de costado al escucharlo, mi relación con él había mejorado bastante, cosa que Sunhee no sabía y por eso me atacó de esa forma, de haberlo sabido hubiera dicho cosas aún más hirientes que esa.

Mi padre nunca fue una persona muy amorosa, ni tierna y mucho menos comprensible. Discutíamos la mayor parte del tiempo y más de una vez me puso las manos encima, los dedos de las manos y pies no me alcanzarían para contar las veces que me he maquillado moretones causados por él. Pero no tenía rencor, no lo odiaba. Estaba completamente arrepentido por eso y yo estaba empezando a perdonarlo, nuestra relación comenzaba a mejorar a través de los meses y eso a mi madre le molestaba. El odio de hacia padre se traspasó a mi madre, una mujer ausente en la vida de su hija, se dedicada a gastar cada centavo en el bingo, pero ella no me importaba. Nunca me importó.

— Taehyung dijo que lo hice bien. — Lo miré fijamente a los ojos— ¿Lo hice bien, verdad papá?

Suspiró pesadamente y asintió con la cabeza. Sonreí como si me hubiesen dicho la mejor noticia del mundo, un sentimiento de felicidad invadió mi ser y me relajé. Esas palabras eran la clave para hacerme sentir como antes, para hacerme sentir feliz.

Nunca antes me había metido en una pelea, tampoco me había defendido cuando alguien me atacaba ya que me consideraba (y consideraban) una persona frágil y cobarde. Pero hoy demostré todo lo contrario, hoy había hecho las cosas bien. Tal vez y sólo tal vez las cosas podrían cambiar a partir de hoy.

"Lo hiciste bien".

— Y cuéntame sobre ese chico, ¿Taehyung? ¿Que tipo re relación tienen?— Preguntó mi padre sin ningún rodeo.

No podía evitar sentirme nerviosa cada vez que me preguntaran sobre algún chico, sentí como mi cara comenzaba a calentarse debido al sonrojo, si mi cara actualmente no era un tomate, estaba encaminado a serlo. Mi personalidad no es la mejor para describir, una persona tímida y reservada, que me pregunten sobre alguien y con otra intención me daba demasiada vergüenza, hasta podría enojarme.

— Se llama Kim Taehyung, es nuevo. Nada más que decir y acotar.— Dije rápidamente. Di vuelta mi cuerpo quedándome boca abajo haciendo que mi nariz y boca estuvieran tapadas por mi almohada de plumas rosada. Sí. Mi habitación y mis pertenencias seguían siendo las mismas desde que era una niña, mi padre dijo de remoderarla pero me negué profundamente. Aquellas paredes, fotos y juguetes me recordaban a mi anterior yo. A la Sook feliz. No quería olvidarme de aquello, no quería olvidar aquella sensación de felicidad, porque de ser así, estaría acabada. Ahora el sentir tristeza se hizo una rutina, no era nada nuevo para mí sentirme deprimida y desolada, por eso, quería guardar todos los objetos de mi infancia para que me recuerden de dónde vengo, que me recuerden aquellos sentimientos que hace bastante tiempo dejé de sentir, para sentirme con un motivo. Un motivo por el cual seguir.