CAPITULO 35

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—Con ella, ese absurdo plan nunca hubiera funcionado. Además, hay un
problema añadido —le dijo Ichigo a su padre, enfadado por su insistencia
—¿Cuál? Todo es tan fácil como enamorarla y alejarla de aquí. No es
algo que no estés acostumbrado a hacer con decenas de mujeres.
—El problema es que yo me he enamorado de ella y no voy a permitir
que nadie le haga daño.
—¡Eso es absurdo! Hoy has podido comprobar por ti mismo que no
encaja en absoluto en nuestras vidas.
—En tu vida tal vez, papá, pero en la mía encaja a la perfección — repuso Ichigo , sacando el anillo de compromiso de su bolsillo.
—¡Estás loco! —gritó Isshin , disgustado con el inesperado resultado de su plan.
—No, papá, sólo estoy enamorado.
—¿No hay nada que pueda hacer para convencerte? —suspiró el hombre, finalmente resignado.
—Solamente felicitarme.
—¿Sabes lo que ocurrirá cuando ella descubra que su futuro suegro es
el dueño del House Center Bank? Pues yo te lo diré: ¡esa mujer no me dejará en paz! —gruñó Isshin , molesto con la idea de recibir más de aquellos ofensivos presentes.
—No te preocupes, papá. La convenceré de que únicamente te haga regalos en San Valentín.
—¿Y no podías convencerla también de que no me regale nada en absoluto?
—No pidas milagros, papá, ya sabes cómo es Rukia —bromeó Ichigo ,
recibiendo un abrazo de su padre.
—Anda, ve en busca de tu novia. Yo aún tengo que hacerme a la idea
de que en vez de quitármela de encima, le he servido de casamentero —se lamentó Isshin , mientras se servía uno de sus fuertes licores.
Ichigo salió del despacho con una sonrisa. Al final todo le estaba
saliendo mucho mejor de lo que esperaba: su padre había acabado resignándose a que Rukia sería su nuera, su amada se había divertido en la insulsa fiesta de los shiba y ahora solamente tenía que buscarla para
darle su regalo.
Se dirigió hacia la fiesta, impaciente por reunirse de nuevo con Rukia , y
la buscó entre los invitados, en los aseos y en los pequeños cubículos de
oficinas. Al ver a su hermano junto a la barra del bar, decidió que, como
siempre, debía de estar rondando a Rukia , por lo que tal vez supiera dónde se hallaba en esos momentos.
—Hola, kaien ... —lo saludó contento, dándole una palmada en la espalda.
Su hermano no se molestó en alzar la cara o devolverle el saludo.
Siguió mirando abatido el fondo de su copa.
—¿Has visto a Rukia ? —preguntó Ichigo , sin dejar de buscarla con la
mirada por la concurrida fiesta.
—Se ha ido —respondió kaien , bebiendo otro sorbo de su bebida.
—¿Cómo que se ha ido? —repitió él, confuso con su respuesta.
—Os ha oído a ti y a papá hablar sobre ella y se ha enterado de vuestro
plan. Después, simplemente se ha ido —concluyó, sin soltar su copa.
—¿Por qué la has dejado marchar? —lo increpó Ichigo airadamente,
mientras lo cogía de las solapas de su elegante traje.
—Porque era mejor que supiera cómo eres de verdad. ¿Cuánto más pensabas divertirte a su costa? —se enfrentó Kaien a su enfadada mirada.
—¡La verdad! ¿Qué narices sabes tú sobre la verdad? ¡Nunca me has
conocido ni te has molestado en averiguar nada sobre mí! ¡Yo la quiero! ¡Joder! —gritó Ichigo , dejando sobre la barra el elaborado estuche que contenía el anillo de compromiso, mostrándole con ello a su hermano cuáles eran sus verdaderas intenciones.
—¡Vaya, esto sí que no lo esperaba! Pero tal vez ya sea demasiado tarde, porque no creo que ella vuelva a confiar en ninguno de nosotros —
comentó kaien , intentando hacerlo desistir de su empeño.
—Pues yo, al contrario que tú, no voy a permitir que Rukia salga de mi
vida. ¡Así tenga que remover cielo o tierra, voy a conseguir que esa mujer
me escuche! ¡Y, si hace falta, me arrastraré para que me perdone! —declaró Ichigo , negándose a renunciar al amor de su vida.
Se alejó del House Center Bank a toda prisa, sin dejar de intentar localizar a Rukia en todo momento a través del móvil.
Kaien lo observó sorprendido y abrió despacio la pequeña caja de una famosa joyería que Ichigo se había dejado olvidada y que, en efecto, contenía un hermoso anillo con un diamante. Lo observó detenidamente y se percató de que en el interior del aro había un grabado que decía: «Te quiero».
Sintiéndose algo culpable, lo volvió a dejar en el estuche y cuando levantó la vista se encontró con la mirada inquisidora de su padre, que, sin
decir nada, parecía estar al corriente de sus actos.
—Ahora no puedo decir que me alegre de que hayas vuelto —dijo Isshin shiba con frialdad—. Creo que esto no te pertenece —añadió,
quitándole la pequeña caja que hasta hacía unos instantes contenía todas las esperanzas de Ichigo .
—Parece ser que al final he descubierto que puedo jugar tan sucio
como vosotros dos. Aunque sólo sea en el amor —musitó kaien , alejándose de la fiesta donde parecía estar de más entre tantos felices rostros que celebraban un alegre momento de sus vidas.


Hisana observaba desde la ventana del salón de su pequeña casa el
oscuro exterior, iluminado tenuemente por los brillantes adornos de Navidad. Gracias a su hija y a los esfuerzos de ésta en su negocio, había
podido terminar de pagar aquel pequeño trocito de tierra que ahora era su hogar. Era una bonita casa en un barrio residencial. A sus cincuenta y tres años, después de una vida de duro trabajo, Hisana al fin había conseguido estabilizarse. Ahora trabajaba dirigiendo un pequeño hotel rural de la zona.
Allí era donde había conocido a Owen, un viudo de su generación, con el que pasaba alguna que otra noche.
Le gustaba mucho su compañía, tanto que estaba planteándose aceptar su undécima proposición de matrimonio. ¡Había que admitir que el hombre era persistente!
Pero desde esa mañana un mal presentimiento la rondaba. Como si
algo estuviera a punto de explotar. Por eso mismo no le había permitido a su insistente pretendiente pasar la noche con ella.
De repente, el estruendoso ruido del tubo de escape de un viejo y
maltratado escarabajo de color verde irrumpió en la silenciosa calle. El
conductor aparcó descuidadamente junto a la acera y Hisana sólo tuvo que ver su alocada forma de conducir para saber de quién se trataba. Se dirigió hacia la puerta y, antes de que Rukia llamara, ella ya la había abierto de par en par.

—Mamá, me he enamorado —confesó su hija, echándose a los brazos
abiertos de su madre.
—¿Y qué ha pasado, cariño?
—¡Que es un gilipollas! —respondió Rukia , sollozando contra su
pecho.
Hisana acompañó a su desconsolada hija hacia el interior de la casa y la
hizo sentarse en el sofá, mientras preparaba un chocolate caliente, que tan bueno era para esos momentos.
—¿Ichigo kurosaki ? —preguntó, empezando a deducir el principal
problema de Rukia .
—Sí, pero por lo visto su verdadero nombre es Ichigo shiba — contestó la joven, furiosa, recordando lo idiota que había sido.
—¿De los poderosos Shiba , dueños del House Center Bank? —se
sorprendió su madre.
—Sí, el hijo menor. Gracias a él he perdido mi negocio, mi casa... ¡todo! —dijo Rukia , tomando un sorbo de su reconfortante chocolate.
—¿Y qué piensas hacer ahora? —le planteó Hisana , sin dirigirle ni una
sola palabra de consuelo, ya que sabía que su hija las rechazaría.
—Por lo pronto, recuperarme. Después, ¡haré que deseen no haberse
metido nunca conmigo! —declaró Rukia , mostrándose decidida a vengarse del hombre que le había roto el corazón y de todo aquel que le había ayudado a hacerlo.
—¡Ésa es mi niña! —animó Hisama a su pequeña, buscando una lista de
cosas que según Rukia necesitaba para comenzar a llevar a cabo su
venganza.

Espero que les guste el capítulo

HASTA QUE EL AMOR NOS SEPARE (adaptación ichiruki )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora