Capítulo 51

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Me quedé helada, mis pies no se movieron más y mi cuerpo quedó escondido tras la pared continua.

-Pero ella no quiere hablar contigo, pervertido -esa otra voz era la de Niall, aireada.

¿Qué estaba sucediendo?

-¿Pervertido? -repitió Liam, escandalizado.

-¿La llevas a tu casa sabiendo que no está en sus cinco sentidos? No te hagas el santo -alegó Niall.

-La llevé a mi casa por eso mismo -explicó-. No iba a dejarla aquí sola en ese estado, además, yo no tenía llave de este departamento, ¿qué querías? ¿Qué la dejara en el pasillo? -replicó.

-Como sea, ella no quiere verte.

-Tú no decidas, no tienes derecho -decía Liam.

-No decido, sólo te estoy repitiendo lo que ella me dijo esta tarde -refutó Niall.

-Necesito hablar con ella, y tú no me lo vas a impedir -advirtió Liam.

-Pues, ojala la encuentres -la voz de Niall parecía ocultar una sonrisa malévola.

Hubo un silencio y me eché a correr al captar que la conversación entre ellos había terminado y que Liam pasaría por donde yo estaba escuchando todo.

Corrí hacía el ascensor, Liam no lo tomaría, de eso estaba segura. Las puertas se abrieron a tiempo y me escondí antes de que sus ojos me vieran. Apreté el botón para el cuarto piso, sólo por si acaso y el estómago se me encogió, evidentemente más sensible, cuando el ascensor subió un piso arriba.

Cuando las puertas se abrieron de nuevo y me dejaron salir, bajé rápidamente las escaleras hasta mi piso y llamé a la puerta del departamento trecientos ocho. Alguien dentro refunfuñó palabras ininteligibles y luego la tía de Niall me abrió la puerta y me puso mala cara, deformando su rostro con más arrugas de las que ya tenía. Su cabello blanco estaba atado en una desecha coleta y algunos cuántos pelos se salían de su lugar.

-Disculpe que la moleste, ¿está Niall? -pregunté.

-¡Niall! -lo llamó, luego sin decir nada más, se dio media vuelta y volvió al sofá en el que seguro estaba antes.

Niall salió de una de las habitaciones y después de que miró a su tía me captó en la puerta de entrada, esperando.

-Oh -musitó y se acercó a toda velocidad-. ¿Qué pasa, ______? -dijo, saliendo un poco y cerrando la puerta tras de sí.

-Escuché la discusión que tuviste con Liam, ¿por qué? ¿a qué vino? -inquirí, desesperada.

Él exhaló.

-Venía a hablar contigo, pero le dije que tú no querías hablar con el -musitó.

-Eso lo escuché, pero ¿por qué le dijiste que yo no quería hablar con él?

-Pues, ¿no es obvio? _____, yo sé que te lastimaría más de lo que ya lo ha hecho. No quiero que te sientas culpable de nada, Liam es el que tiene la culpa aquí y quiero que lo acepte. Además ya has llorado bastante.

-Pero...

-A menos de que quieras despedirte de él, yo no puedo impedirlo -se encogió de hombros.

-No -negué rotundamente-. Ni siquiera le diré que me voy.

-No digas que te vas, se siente horrible -musitó, bajando la mirada.

-Gracias por todo, Niall. Por esto y por... todo -reí sintiendo de nuevo esas ganas de llorar.

-No te preocupes por mañana, yo te llevaré al aeropuerto y...

-No -me negué, amablemente -. Lo mismo que le dije a Ferni te digo a ti, no me gustan las despedidas y mucho menos si son largas. Gracias por ofrecerte pero... no.

Se me quedó mirando por unos segundos.

-Mañana imaginaré que sigues viviendo justo enfrente de mí -sonrió y el corazón se me oprimió, entristecido. Extrañaría a Niall mucho más de lo que había imaginado. Me dio un último abrazo y luego me besó la mejilla-. Ya sé que van como tres veces que hacemos esto pero, no cuenta como una despedida, nos volveremos a ver algún día -aseguró y algo en su voz me hizo creerlo.

Sonreí.

-Entonces hasta pronto -dije, separándome de él.

-Hasta pronto -sonrió.

Entré al departamento y me esforcé por no dormir al principio. Tenía que volver a mi ritmo de vida de un día a otro; en California era de día cuando aquí era de noche. Antes de que viniera a Venecia, me había preparado con la diferencia de horas, hasta que logré controlar muy bien mi sueño y ajustarlo perfectamente al horario en Venecia. Pero para eso había tomado semanas, y ahora, tenía que hacerlo de un día a otro, aunque ese era el menor de mis problemas.

Logré quedarme despierta hasta las tres de la mañana, por que a pesar de que los ojos me ardían de sueño y de haber llorado tanto, estar despierta provocaba que los recuerdos nítidos vagaran en mi mente; así que mejor decidí cerrarle el paso a todo eso y cerrar los ojos para intentar dormir mi última noche.

Los ruidos sonoros del exterior me despertaron. Me revolví entre las sábanas y me estiré antes de bostezar. Hoy era un nuevo día. ¡Hoy era el día!

Me levanté como zombie de una tumba, incluso tenía el aspecto de uno. Miré el reloj, eran siete con treinta y cinco minutos. Los ruidos siguieron escuchándose fuera y lo único que mi mente produjo fue un pensamiento con nombre propio: Sharon.

La respiración se me entrecortó y el corazón me latía oprimido. No tenía cara siquiera para verla, sostenerle la mirada y tratar de sonreírle, sabía que no podría hacerlo. Respiré hondo varías veces, tratando de calmarme, llevaba puesta la misma ropa del día anterior, arrugada por haber dormido con ella; había dejado sólo un cambio para el viaje.

El viaje. Si Sharon entrara a mi habitación a despertarme vería las maletas y... esa no era una buena forma de enterarla de que me iría, yo tenía que sacar valor y hablar con ella, aun cuando no quisiera. Me levanté rápido de la cama y me cambié de ropa, guardando en una de las maletas la que antes me había quitado. Me sorprendí de lo rápido que lo hice y salí de mi habitación, con el corazón latiendo a mil por hora.

Leí que ahora en muchas novelas están dedicando capítulos y pues la verdad no sé si hacerlo también porque yo siento que los capítulos que subo son para todos !! Se los dedico a cada una de ustedes pero si quieren que haga eso comenten.

Subiré otro en un rato más, veamos cuantos comentarios y votos puede tener este antes de que suba el otro ok?

El Manual de lo Prohibido | L.P |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora