III / FINAL

423 62 13
                                    

Major ha perdido muchas de sus memorias, yo he recordado todos los sentimientos que tenía por él.

Semana tras semana él ha venido a sus sesiones conmigo, la chica ya no lo acompaña más. Luego de tres sesiones me enteré que ella era su prima, había sacado demasiadas conclusiones apresuradas, pero el saber la verdad ahora me daba una alegría inmensa.

—En serio no soy capaz de recordarte, Colette —Me dice mientras tomo su pierna derecha, haciendo leves movimientos de flexión con ella. Major hace una ligera mueca de dolor, me detengo.

—No fuimos amigos antes, te lo he dicho —Repito como cada vez que saca el tema a relucir. Muchas de las veces que lo ha hecho he querido gritarle que en ese tiempo yo estaba completamente loca por él y que probablemente los sentimientos sigan presente ahora. Pero siento que tal vez Major me tomaría por loca y no volvería a las sesiones nunca más. No quiero eso ahora, nos hemos vuelto algo cercanos—. Tampoco éramos enemigos, pero no compartíamos el mismo círculo social.

Major asiente y me da otra sonrisa. A veces me quedo viéndolo en las sesiones, su vista a veces parece perderse en un punto fijo; su psicólogo me comentó que eso pasaba cuando algo de su pasado volvía a su me memoria.

—A parte de compañeros... ¿éramos vecinos?

Su pregunta me deja sin habla por un momento. Nunca le había comentado ese pequeño detalle y que lo haya recordado por sí solo me hace sentir muy bien, se esfuerza por recordarme. Él siempre me lo dice.

—Sí, éramos vecinos —Asiento lentamente y muerdo mi labio inferior un momento—. Aunque tampoco solíamos saludarnos ni nada por el estilo.

—¿No nos saludábamos? ¿Acaso antes yo era ciego? Eres una mujer preciosa, seguramente yo andaba en otro mundo en esos tiempos si ignoraba a una chica como tú.

Me sonrojo. Intento que no se note pero podría jurar que mis mejillas rojas y calientes se ven desde la mismísima punta de la Torre Eiffel.

Suelto una risita de colegiala enamorada y me volteo simulando mover algunos de mis instrumentos que suelo usar durante las terapias.

—No digas eso, quizás tu novia se puede molestar.

La frase la digo con segundas intenciones.

—No tengo novia —La esperanzas afloran dentro de mí y sonrío aún más que antes si es que eso es posible. Major continúa hablando—. Y dudo que alguien siquiera piense en andar conmigo así. Los prejuicios de la gente, la estigma social, lo que dirían de mi pareja... "Una chica sana y linda con un discapacitado". A mí no me importa el qué dirán, pero quizás a ella sí... No podría hacerla feliz. Tantos lugares a los que no podríamos ir, tantas cosas que no podríamos hacer por esa estúpida silla de ruedas.

Me giro y miro a Major con cierta tristeza. Lo comprendo y sé muy bien que las cosas que dice son ciertas; la gente suele hablar mal de las parejas cuando hay estas diferencias tan notorias.

Él me da una sonrisa de lado y mi corazón se detiene cuando toma una de mis manos.

—No vayas a llorar, eres una doctora demasiado fuerte y linda como para llorar.

Río y limpio bajo mis ojos con cuidado, ni siquiera había notado lágrimas se habían acumulado en ese lugar.

—Yo sí lo haría. He visto parejas que han roto por cosas como estas pero a mí me parecen nimiedades, guiarse por los estereotipos o que tu vida sea dirigida por lo que dicen u opinen los demás no está bien. A parte vas a salir de esa silla, te haré salir de ella —Mi voz sale más firme de lo que había planeado.

Major me da una sonrisa y aprieta con suavidad mi mano.

—Tu eres una chica rara —Alzo mis cejas por su comentario y él ríe mientras niega.

Un leve sonrojo tiñe sus mejillas aún un tanto redondeadas, casi no ha cambiado, solo tiene un poco más marcada la mandíbula y una barba escasa. Fuera de eso sigue siendo el mismo Major del cual me había enamorado.

—¿Rara, eh?

Él se incorpora en la camilla.

—No quise decirlo así, pero eres diferente. Pero diferente es bueno —Sus palabras salen atropelladas y parece sufrir un poco por encontrar las frases correctas—. Debí estudiar una carrera más larga y con menos números, el título de contador y los deportes extremos no ayudan a expresarme —Ríe y luego se pone serio, su mirada fija en mis ojos me pone nerviosa—. Eres diferente, Colette, contigo puedo ser yo y no sufrir pensando en lo que alguien más podría decir de mí. Mi familia lo nota y yo también lo hago... Desde que comencé el tratamiento las cosas en mi vida han mejorado, y no solo por todo el buen trabajo que has logrado conmigo aquí en el box, sino que por ti, tu presencia en mi vida. Diste un vuelco en ella.

»He pasado todos los días desde que te vi aquí intentando recordarte, recordar porqué nunca me acerqué a ti antes... Solo pienso que era estúpido. También tú, un poco, por no acercarte.

Mi corazón martillea con fuerza mientras intento seguir manteniéndole la mirada. Sus ojos azulados me miran con intensidad; azul contra marrón.

No sé qué decirle, pero cuando una de sus manos llega a mi mejilla por instinto cierro mis ojos.

—Tenía miedo... De que tal vez no te agradara. Me gustabas —Digo con miedo a abrir los ojos, pues siento que tal vez al volver a mirarlo la valentía que siento se esfume.

—¿Y ahora? ¿Te gusto ahora?

Siento su loción y su aliento a chicle de fresa muy cerca de mí, por un momento contengo mi respiración y asiento, siendo esa mi única respuesta hacia él.

—Me gustas, Colette... Quiero mejorar por ti, para ti y mandar a la mierda los prejuicios.

—Que se jodan los prejuicios —Río y él también. Cada vez está más cerca.

—Que se jodan.

Y me besa.

Conóceme, MajorTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang