02. I'm okay.

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02.
I'm okay.

Desperté con dolor en mi cuello, hoy había dormido muy incómoda. Me acosté hasta tarde por quedarme estudiando y anotando cosas que aprendí en mi cuaderno, mi sencillo celular al menos tenía linterna y así pude estudiar toda la noche, hasta que fui conciente de la hora y de lo tarde que era.

Me levanté y tendí mi cama mientras hacía planes para hoy, limpiaría un poco antes de irme y recogería cada botella de alcohol que hacía ver éste apartamento peor de lo que era. Avancé hasta la cocina, con mis pantuflas puestas y bostezos aún abandonando mis labios. En la sala me encontré a mi padre, estaba tendido sobre el sillón y dormía plácidamente, negué con mi cabeza. Él había cambiado mucho, y no para bien.

De milagro encontré el trozo de pan de ayer en el mismo lugar, creí que de seguro él se lo habría comido o algo por el estilo, al parecer era mi día de suerte. Serví un poco de agua en un vaso, ya que no disponía de mucho tiempo para hacer café, y dudaba que hubiera en alguna parte. Desayuné un poco rápido y fui corriendo al baño, dispuesta a asearme y ducharme para salir a trabajar.

El agua calmó un poco de la tensión que acumulaba en mí desde hace un tiempo, lavé mi cabello, con la esperanza de que estuviera más arreglado, al menos mejor que antes, luego de unos cortos minutos salí y caminé hasta mi habitación con prisa.

Nadie sabe lo que un alcohólico puede hacer.

Me puse mi ropa, la cuál había dejado sobre la cama anteriormente, mi atuendo hoy era simple, unos pantalones normales y alguna blusa holgada de manga larga que nunca uso junto a mis tenis, ya que el trabajo no era algo limpio, por así decirlo, no vestiría mi mejor ropa si la terminaría ensuciando de más. Cepillé mi cabello y levanté mi bolso del suelo.

Recogí un poco el desorden de mi habitación y salí, cerrando con seguro. El transporte público no era mi medio para trasladarme, como había mencionado antes; la fábrica estaba cerca y no necesitaba gastar dinero que fácilmente podría ahorrar para cosas más importantes, así que caminaba todos los días hacia mi trabajo.

Eran las seis y media de la mañana, y entraba en el turno de las siete hasta las seis de la tarde, llevaba tiempo de sobra tomando en cuenta la poco distancia entre mi casa y la fábrica. Caminé con tranquilidad hacia la puerta de la entrada, la calma se podía respirar, mi padre estaba dormido, no habían gritos, no habían discusiones, no habían golpes, en conclusión; no habían problemas.

— ¿A dónde vas?. —su voz me sacó de mis pensamientos, haciéndome frenar en seco.

— Iré a trabajar, tú también deberías hacerlo. —mencioné, con un poco de sarcasmo.

Caminé de nuevo hacia la puerta y salí rápidamente, dando un portazo al cerrar, sabía que me reclamaría por haber dicho eso, mejor lo evitaba, tenía un buen día y no quería arruinarlo.

Bajé las escaleras y saludé a Eiza, una señora de cincuenta años que trabajaba como recepcionista aquí, era la esposa de el señor Ronald, el dueño. Su cálida sonrisa me recibió, formando algunas arruguitas en su frente.

— Buenos días Miranda. —saludó con amabilidad.

— Buenos días, Eiza. ¿Alguna novedad?. —pregunté con curiosidad, parándome frente su escritorio.

Tenía de costumbre preguntar sobre las novedades cada día, Eiza se mantenía informada sobre cada cosa que ocurría en el edificio, era mi transmisora de chismes, ya que yo no tenía tiempo suficiente para centrarme en la vida de otros.

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⏰ Terakhir diperbarui: Feb 24, 2018 ⏰

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