¿Los osos no son así, verdad?

9 3 0
                                    

Al DÍA SIGUIENTE...

Me desperté.

- Chicos, rápido, despertad...- dije

- Ya voy...- contestó Victoria, pero Jack tuvo una respuesta..., más..., ridícula:

- ¡Mamá! Todavía es pronto, ya iré...

- ¡Arriba! ¡Ya! – grité con más energía.

- Que sí, que sí, ¡qué pesao! - contestaron al unísono.

Fui preparando el "desayuno". Cuando encontré media rebanada de pan, un poco revenida, me alegré mucho, la corté en tres trozos y puse un poco de pescado encima de cada uno, después, se la ofrecí a Jack y a Victoria que se miraron, me miraron a mí y sonrieron.

- Mhhh, está muy mhhh rico.

- Haz el favor de no hablar con la boca llena.

- ¿Qué planes hay para hoy? - preguntó Victoria

- ¿Ves? Ella también ha hablado con la boca llena - farfulló Jack

Ignorándole, contesté:

- ¿Conseguir salir de este mundo, por ejemplo...? - Dije, sarcásticamente.

Por lo menos empezábamos el día con buen pie, o como dijo Jack, con buena barriga, porque el desayuno estaba muy rico.

QUINCE MINUTOS DESPUÉS...

Salimos de la cueva, o casa temporal... y buscamos cualquier cosa que pudiera, no sé, ¿servirnos?, buscamos, buscamos, buscamos y lo que pasa cuando buscas tanto es... que tienes que ir al baño.

Después, nos separamos y volvimos a buscar cuando de pronto, se oyó un grito.

- ¡Auuuuuuuuuuu!

- ¿Qué pasa? - grité

- ¡Ven! - oí, débilmente

Fui corriendo, y entonces, vi a Victoria en el suelo, sangrando por la rodilla. Y al levantar la vista vi a un... ¿oso? Casi encima suyo.

- Jhony, ayuda - gritaba Victoria. Pero me paralicé, y no podía moverme, ni siquiera para pedir ayuda a Jack.

De pronto algo arremetió contra el oso, placándolo por detrás, haciendo que perdiera el equilibrio y se arrodillara a punto de caer. Una cabeza rubia se asomó por detrás, la cara roja por el esfuerzo, pero sonriente. Jack había conseguido dejar al oso cao en el suelo, aparentemente discapacitado para seguir luchando. Pero cuando Jack y yo desviamos la mirada del oso para posarla sobre Victoria, éste se levantó y rugió sobre Jack y sobre mí que quedamos, esta vez los dos, paralizados de nuevo por el miedo. En ese momento, de forma sorprendente, Victoria tomó la iniciativa y le dio una gran patada.

Sonaron un montón de cristales, rompiéndose, porque básicamente, eso fue lo que había provocado la patada de Victoria sobre el oso. Saltaron un montón de fragmentos del espejo con forma de oso que nos había atemorizado y había intentado matar a Victoria antes de que llegara Jack.

La herida de la rodilla de Victoria no tenía buena pinta, sangraba abundantemente y tenía un agujero en el que había incrustados minúsculos fragmentos. No me atreví a confesar lo culpable que me sentía por haber llegado a la escena y en vez de ayudar o arremeter contra el oso, quedarme bloqueado sin hacer absolutamente nada.

- ¿Podrás volver a la cueva?

- Sniff, apenas puedo sostenerme, si me ayudáis... a lo mejor consigo – respondió sorbiéndose los mocos, mordiéndose el labio y tratando de no soltar las lágrimas que se le acumulaban en los ojos.

- ¿Puedes subirte a caballito encima de Jack? Quizás así...- pregunté

- ¿Qué? – Protestó Jack - ¿Y por qué no se sube encima de ti?- dijo Jack, indignado

- Pues principalmente porque Jhony no puede conmigo, me va a tirar al suelo en medio del camino, me volverá a sangrar, y nos entretendremos de nuevo dando la oportunidad de que venga otro oso y termine de hacer lo que su compañero dejó a medias... ¿Te parece una respuesta lógica? Y si no te lo parece, me da igual.- Le soltó Victoria

- ¿Qué te hace pensar que no podré contigo?- Dije, herido en el orgullo. Me miraron raro, como si la respuesta fuera obvia con sólo mirarme.

Después de varios intentos para subir a Victoria a caballito echamos a andar (otros a trotar) hacia la cueva...

El mundo de los espejosWhere stories live. Discover now