ANTES DE TI

3. ¿Marido?

Había llegado un nuevo día y con él, el tener que enfrentarse a la verdadera realidad de la situación, allí estaban, tras un par de horas de viaje se encontraban frente al rancho familiar en el que nació, varios coches se encontraban estacionados en la entrada del rancho, seguramente velando a sus padres, notó la mirada de su marido preocupado por su silencio.

Andrea: estaré bien tranquilo, puedo con esto y con lo que me echen-afirmó con dureza.

Samuel: no es malo ser débil, cielo, no pasa nada por derrumbarse.

Andrea: lo sé, pero solo tú tienes esa suerte de verme así-sonrió levemente tocando el perfecto rostro de su marido quien le devolvió la sonrisa-no olvides que te quiero y que te necesito aunque no te lo pida.

Samuel: claro que lo sé-se inclinó para besarla-¿vamos?

Andrea: vamos-suspiró y abrió la puerta del coche, según puso un pie fuera del coche los amargos recuerdos la invadieron, sus ojos se aguaron nuevamente imaginando a sus padres en aquella casa que tantos momentos albergaba, su marido se colocó frente a ella y acarició su rostro.

Samuel: tranquila.

Andrea agarró su mano y caminó con el apoyo de su marido, subieron los peldaños de las escaleras, abrieron la puerta con confianza y todo el mundo observó quien entraba por la puerta, como era de esperarse comenzaron las murmuraciones, Andrea avanzó hacia el perchero seguida de Samuel colgando su chaqueta y posteriormente la de su marido, él se sorprendió al percatarse que ella ignoraba al completo la gente que estaba allí presente, quienes los miraban como dos desconocidos, ella parecía estar acostumbrada a aquel enfrentamiento, admiró a todo el que estaba allí hasta percatarse de dos en concreto, tenían que ser ellos, tenían el mismo color de ojos que el de su mujer y sus miradas tenían alguna similitud al igual que su pelo.

Sofía: hermana...-sollozó avanzando hacia ella con un angelical rostro-cuanto tiempo sin verte...-suspiró abrazándose a Andrea mientras que ella se quedó inmóvil sin saber qué hacer, deslizó una de sus manos por la espalda de Sofía y la palmeó ligeramente.

Flavio: bienvenida-se enfrentó a la dura mirada de su hermano quien estaba incondicionalmente apoyado por aquella víbora de mediana estatura.

Sofía: ¿y él?-miró a Samuel con una sonrisa-¿es tu pareja?

Andrea: es mi marido-todos fruncieron el ceño mirándose los unos a los otros.

Patricia: ¿marido?-ambas se miraron con recelo.

Flavio: ¡Vaya!-miró sus manos y corroboró que era cierto, ambos portaban la misma alianza en sus dedos anulares-¿y en qué momento nos invitaste?

Andrea: no es el momento de ponerse con estas idioteces, Flavio...-caminó con pesadez a ambos lados de sus hermanos quienes no perdían detalle de Samuel, él la siguió y se enfrentó a lo realmente importante, a los cuerpos inertes de sus padres.

Cogió aire caminando entre los dos ataúdes, Samuel se frenó dejándola con su dolor mientras veía como deslizaba sus manos sobre aquellas cajas de madera fina, tragó saliva mientras sus lágrimas descendían, entonces fue que él se acercó y ella se derrumbó inminentemente mientras él también lo hacía en silencio.

No daba asimilado que allí se encontraban sus padres, ellos siempre creyeron en ella y en su bondad, la ayudaron con su confundida vida y eran testigos de lo bien que le iba al lado de su marido, sabía que estaban orgullosos de ella, también de lo que se había convertido... era muy doloroso saber que ya no estarían para seguir presenciándolo...

Samuel acariciaba su cabello mientras oía sus pequeños llantos, pocas veces había visto a sus suegros, pero eran grandes personas, cariñosos con Andrea y muy amables con él, al igual que con su familia, siempre habían estado ahí para todo lo que su hija había necesitado, hasta cuando él había perdido su trabajo los habían ayudado con todo incluso a superarse como matrimonio... los iban echar mucho de menos.