7. Respétala

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Andrea: ¿Qué me viste?-frunció el ceño, recordó el ruido en el establo y soltó una carcajada.

Sofía: sigues siendo la misma de siempre, a mí no me engañas-la miró de arriba abajo.

Andrea: ¿estabas espiándome mientras tenía relaciones con mi marido?

Sofía: ¡Que ordinaria eres!-Andrea se cruzó de brazos aquello ya no le estaba haciendo gracia-fui a buscaros para comer y os vi, revolcándoos entre la paja-la miró con asco.

Andrea: mira guapa, yo me acuesto con mi marido, donde, como, cuando y las veces que quiera, no te tengo que pedir permiso para hacerlo.

Sofía: no si para acostarte con alguien ya sé que no me tienes que preguntar a mí, que simplemente coges y lo haces-ambas se miraron con intensidad.

Andrea: lárgate de mi cuarto, a mí tampoco me engañas con esa cara de yo no fui, las dos sabemos que eres la manzana que envenena toda la cesta.

Sofía miró una vez más a su hermana de arriba abajo y salió de su habitación dejando sola a Andrea quien cerró la puerta, no le gustaba nada que Sofía anduviese tan pendiente de lo que hacía o dejaba de hacer, a su vez le resultaba raro que estuviese pendiente de ella, desde que ambas se enfadaron ninguna miraba para la otra y no se importaban mutuamente, con lo cual el objetivo de atención de Sofía no era ella... sospechaba firmemente que se trataba de su marido...

La tarde se hizo eterna para Andrea en aquel lugar, mientras que para Samuel pasó como un rayo, por fin había conseguido ponerse al día con las cuentas tras una tarde sin descanso alguno, finalizó su primera jornada y salió de su despacho, caminó por las caballerizas observando la oscuridad de la noche, de pronto escuchó la voz de Flavio sobresaliendo en una discusión.

Flavio: ¡la próxima vez que no sigas mis órdenes te vas!-Samuel se acercó a ellos y observó cómo empujaba a uno de los trabajadores tirándolo al suelo.

Samuel: ¡Eh!-endureció el rostro-esas no son maneras de tratar a nadie Flavio-ayudó al peón a levantarse.

Flavio: ¡Tú no te metas!

Samuel: me meto si me da la gana-se encaró con su cuñado.

Flavio: claaaaaaro como eres el nuevo administrador del rancho ya te creces-lo empujó alejándolo de él-nada de lo que hay aquí te corresponde, no por estarte tirando a mi hermana vas a quedarte con todo lo que me gane a pulso.

A Samuel le sobraron segundos para asentarle un puñetazo en la cara a Flavio, este se revolvió y trató de devolvérselo, pero Samuel lo frenó poniéndole la mano en el cuello, al momento se detuvo observando el enfado en la cara de Samuel.

Samuel: no pienso permitir que le faltes el respeto a mi mujer refiriéndote a ella de esa forma-lo empujó soltándolo-a partir de hoy se van hacer las cosas como yo digo, que te gustan, maravilloso, que no te gustan, tienes una puerta amplia y ancha para marcharte cuando quieras.

Flavio: esto no se queda así.

Samuel: si se va quedar así Flavio, porque a la siguiente busco la manera de sacarte de capataz-se aproximó a él-no pienso pasarte ni una como sigas tratando a tu hermana como lo haces, tiene quien responda por ella-Flavio soltó una carcajada.

Flavio: claro, la blanca paloma de mi hermana... si tan solo supieras lo que era... se te iría el amor así-chasqueo los dedos-rapidito.

Samuel: no hay nada que pudiese hacer tu hermana que me aparte de su lado.

Flavio:-soltó una carcajada-ya veremos cuando lo descubras, cuñadito...

Samuel desistió de aquel enfrentamiento con su cuñado, declinó la cena y subió a la habitación muerto del cansancio, movió la cabeza estallando su cuello y con un gesto cansado de tiró sobre la cama cerrando los ojos, la puerta se abrió, notó su aroma mezclándose con el ambiente, él sonrió notando como se acercaba a la cama, se inclinó sobre él.

ANTES DE TIWhere stories live. Discover now