Cuando se hizo mi horario de salida, tomé mis cosas, me despedí de mi jefa y bajé en busca de algún taxi, pues los colectivos a esta hora saldrían llenos.
A penas salí de la empresa, me quedé parada en la esquina a la espera de que pasara un taxi. Los minutos pasaban y había comenzado a anochecer, cada vez había menos gente en la calle y la empresa ya había cerrado.
Tomé mi móvil y llamé a la empresa pero esta me dio ocupado, intenté con Selena y este me dio directo a buzón. Mi día iba de mal en peor. Al ver que ya se hacía de noche. Me palntie la posibilidad de llamar a Estefan, por más que no quisiera él era el único en este momento que me podía ayudar.
Asique lo desbloquié y marqué su número.
-¿Hola?
-Hola Estefan, soy...
-Maite. -Me contestó sorprendido- ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
-Estoy en el trabajo, no consigo taxi.
-Quédate allí, no te muevas, ya voy a buscarte.
Después de cortar la llamada, guardé mi móvil y esperé a que llegara Estefan.
Quince minutos después estaba estacionando el auto frente a mí.
-¿Qué haces aquí parada?
-Estaba esperado un taxi. Pensé que pasaría alguno, pero tenias razón no pasa ninguno por aquí.
-Vamos, subamos.
Me abrió la puerta y una vez que subí, cerró la puerta y dio la vuelta para entrar él.
-Gracias por venir. -Digo mirando mis manos sobre mi falda, de pronto sentí vergüenza- De seguro estabas ocupado y yo te molesté.
-De nada, Mai. No estaba ocupado. -Respondió sin mirarme.
Estefan puso en marcha el auto y comenzó a conducir.
-¿Qué pasó con tu auto?
-Llamé al mecánico y me dijo que no tiene arreglo.
-Menos mal que me llamaste, te podría haber pasado cualquier cosa. ¿A tu casa no?
-Si, por favor.
Nos deslizamos por las calles de la cuidad hasta que llegamos a mi casa.
-Gracias de nuevo por traerme. -Digo esbozando una sonrisa algo tímida.
-No fue nada, en serio. -Dice mientras apaga el motor y se gira hacia a mi.
-¿Pensaste en mi invitación?
-¿Invitación? -Estaba tan nerviosa que se me nublaba la mente- Ha, tú hablas la de ir a cenar ¿No?
-Si, de esa misma. ¿Tenes algo que hacer ahora?
-No, la verdad que no. -Digo tragando saliva, aún me sentía nerviosa.
-Si quieres y no tienes drama ¿quisieras salir a cenar conmigo?
-Yo... -Después de un rato volví a hablar- ¿A donde vamos?
-Ya lo verás, conozco un lugar perfecto.
Puso el auto en marcha una vez más y salimos de allí.Ambos sabiamos que nos debíamos una charla, sentarnos a hablar las cosas como dos personas maduras y tratar de arreglarlas y que mejor que hacerlo ahora.
Después de manejar durante un rato, llegamos a un restaurante elegante.
Al ingresar, vimos que había pocos comensales y que allí podríamos hablar sin interrupciones.
-Y dime Maite, ¿Cómo te está yendo en el trabajo?
-Bien, no me puedo quejar, trabajo para Claudia Blanco. -Digo pero me freno.
El mozo se acercó tendiendonos las cartas y tomó nuestro pedido una vez que elegimos.
-Ella era amiga de mi madre cuando aún vivía. -Ok, eso si no me lo esperaba.
-Es una agradable mujer. -Respondo con una sonrisa- Es amable. ¿Y a tí cómo te está yendo?
-Bien, no me puedo quejar o si, en realidad si, porque me hace falta mi antigua secretaria, ella era organizada y siempre tenía todo listo antes de que lo pidiera.
Sin poder evitar esbozé una pequeña sonrisa. La noche estaba resultando totalmente diferente a los que había imaginado, el ambiente entre nosotros resultó ser agradable.
-¿Que pasó con ella? -pregunto después de un rato.
-La perdí por imbécil.
-Ammm, claro. -Digo acomodándome en mi asiento ya que había vuelto el mozo con nuestro pedido y un champán.
Después de un largo silencio, Estefan volvió a hablar.
-La verdad estoy arrepentido de lo que pasó entre nosotros Maite. -Al decir esto toma una de mis manos entre las suyas logrando que se me disparara el pulso- No hay día en que no me recrimine lo imbécil que fui por permitirme haberte perdido, fuiste la única que logró que me acercara a mi madre.
-¿A tú madre? -pregunto desorientada.
-Si, de la vez que hablamos tú y yo de hacerle un hueco, hablé las cosas con ella y todo se ha arreglado gracias a ti.
-Me alegro por ti y tu familia. Marcela es buena, se merecía que le dieras una oportunidad.
-¿Cómo están tus padres?
-Bien, trabajando ambos. -De pronto me surgió un sentimiento de nostalgia, el fin de semana los iría a ver.
-Está bien. Cuando los veas mandarle saludos de mi parte.
-Se los daré. -Digo bebiendo lo que quedaba en mi copa.
-¿Te parece si vamos yendo?
-Si, es una buena idea.
Pagamos la cuenta y nos fuimos.
Todo el trayecto de regreso lo hicimos en silencio.
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Contrato con una mortal.® Parte II✔
RomanceDecidí dejar atrás a Estefan, todo lo que pasó y avanzar. Es hora de comenzar de nuevo aunque lo extrañe, aunque el dolor sigue presente. ¿Qué pasará cuando el destino se encargue de cruzarlos otra vez? ¿Maite se arriesgará a que las heridas se v...