17

806 91 11
                                    

Cuando ella pensó que estaba lista para usar todo el conocimiento que adquirí de su vida y sus siglos de sufrimiento,con una infinita paciencia, volví a las máquinas.

Cuando las máquinas estaban completamente dominadas y no me rompía ningún hueso en el proceso, siguió lo que para mí era más complicado.

Las extrañas cosas con forma de símbolos que mi madre llama Bloshes.

Para mí, sólo en momentos en los que mi furia y descontrol me cegaban completamente, podía evocarlos.

Trabajo constante y una persistencia digna de admirar hicieron que pudriera usarlas, no sin una gran concentración para no usar alguna de manera equivocada; era como cuando intentas montar bicicleta luego de haber dejado de hacerlo por años. Al principio es difícil y la frustración intenta hacerte rendir, pero te esfuerzas tanto en lograrlo que cuando menos lo esperas, ya estas lejos de casa, en perfecta sintonía con la bicicleta. Solo que en lugar de bicicletas, yo lo hacía con símbolos destructivos y capaces de exterminar un país entero.

Lindo. Normal. Común.

Sí alguien me hubiera preguntado cuánto tiempo estuve ahí, diría que dos años posiblemente. Dos años sin comer, dormir o ir al baño. Partiendo mis huesos de maneras sobrenaturales, y sin embargo, en perfectas condiciones físicas, las mentales son defecto de fábrica.

Me siento mucho más lista y segura que nunca, llevo una gran ventaja en ésta guerra. El tiempo no ha corrido en el mundo, ni en cielo, ni en el infierno. Así que Lucifer no tiene un cuerpo que usar para enfrentarme aún.

Yo debo organizar las tropas de ángeles que esperan mis ordenes, debo evitar que el diablo siga corrompiendo el mundo; bastante jodido está hasta ahora.

Sin embargo, y aunque dudo que sea parte de mi misión como reencarnación de una diosa y próxima líder de un ejercito celestial que busca exterminar al diablo y a sus demonios, voy a ir a la tierra y voy a ayudar a cuánta persona pueda. A aquellos que en realidad lo merecen, que lo necesitan.

Mi madre me dice que ya me debo ir, pero que recuerde que somos una, pero soy yo quién decide como actuar tomando en cuenta su y mí experiencia en la vida.

Es un tanto cómico, ¿A quién instruyen en su vida para matar a Lucifer? ¿Lo enseñan en algún colegio, de algún país con extrañas creencias? Lo dudo mucho.

—No quiero irme de aquí—la miro a los ojos, mostrándole mis sentimientos.—, estando aquí nada malo puede pasar allá, tengo miedo de fallar. No por mi orgullo o mi ego, no, es por miedo a que la humanidad no resista una guerra de tales magnitudes, no quiero saber que por mi culpa, familias, miles de ellas van a sufrir pérdidas. Todos los ángeles y demonios usan cuerpos que luego solo desechan, ¿Qué pasa con ellos? ¿Sólo deben olvidar que fueron poseídos para estar en una guerra de ángeles y demonios? Eso si viven para contarlo, claro.

Tomo aire, hablé muy rápido y dije aquello que tanto temía admitir, sé que es inevitable que usen cuerpos de humanos, pero no quiere decir que esté de acuerdo con ello.

—Recuerda que para que un ángel pueda usar a un humano como lo desee, debe tener su previa autorización. Quizás con los demonios sea diferente, pero no hay mucho que puedas hacer. Además de exorcizarlos, claro. Recuerda el blosh que te enseñé, funciona contra grandes multitudes.—Asiento, presa del pánico para poder articular palabra alguna, su voz me calma, pero no lo suficiente. Éste lugar me hace sentir segura, no quiero volver a la realidad, porque mi realidad es un asco.—Recuerda que tus sentidos funcionan mejor si activas el blosh correspondiente. Recuerda también que no debes activar más de veinte al mismo tiempo o no tendrás oportunidad de ocupar algún otro. Recuerda desactivar siempre aquellos que no uses, aunque tu cuerpo y mente lo harán inconscientemente. Cuídate, mi amor. Sabes que desde ahora eres mi campeona, sin importar el resultado de aquella batalla. Te amo. Ve a patearle el trasero a ese caprichoso arcángel. Ten cuidado.

MISTERIOSO ENCUENTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora