19

839 58 14
                                    

¡SI LEÍSTE "AT NIGHTFALL", MI PRIMERA HISTORIA ESCRITA, ESTE CAPÍTULO TE SORPRENDERÁ!

Si no lo has hecho, corre, una historia de misterio-suspenso te está esperando.

¡GRACIAS POR ESPERAR! LES TRAIGO UN CAPÍTULO EXTRALARGO COMO RECOMPENSA.

__________________________

En algún momento de ésta travesía, me pregunto por qué lo hago, muchas de aquellas personas no creen en un Dios, mucho menos sobre lo que sucede en el cielo e infierno, o lo que pasará en la tierra, ni en ángeles, ni en nada parecido.

Si bien soy la reencarnación de una diosa, no me creo "Dios" no me creo superior, ni nada parecido. Sólo soy alguien con una cantidad exorbitante de mala suerte. O quizás con demasiada buena suerte , pero dudo que alguien en sus cinco sentidos se ofrezca de voluntario en ésta violenta y atípica misión.

La cruz que cargo encima pesa demasiado, tantas cosas que hacer, tantas expectativas por cumplir, tanto qué hacer resumido en una sola acción; asesinar.

No sólo lo haría yo, sino también los ángeles que estén en la inevitable e inminente batalla que se aproxima y cada vez está más cerca.

Pero, ¿Es realmente inevitable? Lo más lógico es pensar que sí, que Lucifer luchará sin duda alguna, que no será hasta el efímero momento en que sus ojos se cierren para siempre, que se dará por vencido, pero, ¿Quién le pregunta a él si quiere pelear?, ¿Morir?

Luego descarto aquel pensamiento, no puedo ser tan ilusa e inocente por el indescriptible terror que tengo al imaginar una lucha de tales dimensiones.

¡Claro que él me mataría apenas tenga oportunidad! No lo dudaría, tiene demasiado odio y rencor en su alma para entrar en razón.

Me permito respirar profundamente, sintiendo mis pulmones llenos de oxígeno que necesita ser expulsado, pero lo contengo todo lo que puedo. Mis manos tiemblan ahora que no estoy haciendo nada que me tenga la mente ocupada; sólo me veo a mí misma, ensangrentada, viendo a miles de ángeles muertos a mis espaldas, mientras doy mi último suspiro y escucho de fondo una carcajada sonora de júbilo y festejo. Pues él ha resultado vencedor.

Debo seguir entrenando, me recuerdo, mi cuerpo me lo pide con fuerza, extraña la adrenalina y el dolor muscular, fruto de un extenso y cansado día de entrenar sin descanso alguno.

—Siempre quise conocer Colombia, ¿Qué te parece?—expulso un vaho de aire que se desvanece demasiado pronto, está haciendo un frío de mierda aquí. Dónde sea que esté ahora.

Ariel me mira, toma aire y habla.

—Es un país en el que quizás podamos ayudar alg....

Hago simplemente que no hable, no quiero ir sólo a ayudar, quiero despejar mi mente y conocer lugares nuevos y sorprendentes, tengo miedo de que, si Luci llegara a ganar, lo destruya todo a su paso y no haya ya nada más que admirar, que los extensos bosques o los hermosos mares se vean cubiertos de desgracia y muerte.

Olvidando ese pensamiento para nada favorecedor, recuerdo  que cuando era niña veía novelas colombianas, y me decía a mí misma que ellos no eran como los mostraban en televisión, que no los juzgaría hasta comprobar que, realmente, eran la representación hecha de carne y hueso de la maldad.

Ahora ningún humano podría herirme, ¿Qué importa sí al llegar me disparan, o roban, o secuestran? ¿O las tres juntas? Aunque dudo que sea así, pero mi mente ama los finales inesperados. Siempre estuve rodeada de ellos.

Tomo a Ariel de la mano, como se está haciendo costumbre, y mediante el blosh —que hace poco descubrí que nadie puede ver, a excepción de unos cuantos símbolos que van dirigidos a una multitud— y en menos de diez segundos pasamos de un país a otro.

MISTERIOSO ENCUENTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora