~Seis~

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Unas pocas semanas habían pasado desde que Rogue había besado a Sting, y con ello la última vez que se habían visto.

El rubio no volvió a contactarlo, tampoco apareció en su lugar de trabajo, y eso significaba un enorme alivio para Rogue.

Sin embargo, le extrañaba el hecho de que todas las noches siguiera teniendo sueños con él, y no eran sueños precisamente inocentes.

Rogue comenzaba a pensar que necesitaba el tacto del ojiazul sobre su cuerpo nuevamente, pero al segundo se retractaba de ello. Empezaba a odiar esos deseos internos, ya que en ocasiones se volvían demasiado fuertes.

Ellos no se volverían a ver, y mucho menos cruzarían palabra otra vez.






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-Rogue, te noto un poco distraído hoy - le mencionó Juvia de repente.

-Son imaginaciones tuyas...cómo me podría distraer en el trabajo? - cuestionó el ojirojo, riéndose por lo bajo.

-Llevamos bastante tiempo trabajando juntos, así que ese argumento no servirá conmigo - Juvia frunció el ceño, esperando oír la verdad.

-Sólo estoy...algo estresado. Ya sabes, tantos clientes solicitándome... - se excusó Rogue, empezando a sentirse hastiado.

-Aquel chico de ojos azules pidió tus servicios esta mañana, mediante e-mail - le comentó la peliazul, con un tono serio de voz.

-Eh? de verdad? - Rogue no pudo ocultar su asombro debido a esa noticia, más se dejó completamente al descubierto.

-Sabía que estabas así por él. Sólo basta con ver ese pequeño destello en tu mirar - le afirmó Juvia, acomodándose en su asiento.

-No me asustes de esa forma... - por un segundo Rogue se sintió desilusionado -. Y además, aún si ese par de egocéntricos volviera a solicitarme, me negaría rotundamente.

-Está bien - Juvia no le creía del todo, pero prefirió no insistir -. Esta tarde tienes una cita con una chica de nombre Kagura Mikazuchi, así que ve preparándote.

El de ojos carmesí asintió, y antes de ir a su apartamento para alistarse, decidió pasar a una cafetería que no quedaba tan lejos de su hogar.

Al entrar en el lugar pidió sólo un café expresso, no tenía mucho apetito. Miles de pensamientos rondaban con total libertad por su cabeza, y al sentarse en una de las mesas respiró hondo e intentó relajarse.

Hoy tendría una cita con una chica, por lo menos eso le serviría para despejar su mente. Cuando Rogue creyó sentirse totalmente tranquilo y con todas sus dudas claras, cierta persona se adentró en la cafetería, haciendo que sus vagos esfuerzos por relajarse se fueran bien a la mierda.

"Sting?!" se preguntó Rogue mentalmente. Para su suerte llevaba un abrigo con capucha, por lo que no dudó en cubrirse la cabeza y el rostro; por nada del mundo podía dejarse al descubierto, tenía miedo de que Sting intentara formar una conversación apenas lo viera allí.

Rogue se colocó cabizbajo y acercó el vaso a su boca en el momento en el que el rubio pasó por su lado. Agradecía que él no pudiese escuchar sus latidos ahora mismo.

Compañero De Honor | StingueWhere stories live. Discover now