CATORCE

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Jimin levantó sus manos hasta la cara de Yoongi y empezó a acariciarle suavemente con las yemas de sus dedos. La sensación era increíble, no era capaz de recordar la última vez que había podido tocar a alguien así, ni siquiera cuando era niño. Cada roce con la piel de Yoongi provocaba una descarga de sensaciones que viajaba desde sus dedos, recorriendo el brazo, bajando por su columna vertebral y terminando directamente en su miembro, que con cada contacto daba un pequeño tirón.

Yoongi podía sentir cómo todo el cuerpo de Jimin se estremecía por la sensación del contacto en sus manos, y le dejó hacer durante un rato, mientras le miraba extasiado. Jimin respiraba de forma entrecortada por su boca abierta, tenía las mejillas sonrojadas por la excitación, y sus ojos seguían el recorrido que dibujaban sus dedos, absorbiendo con avidez la imagen de cada centímetro de su piel, como si quisiera grabarlo en su mente a fuego.

Recorrió toda su cara hasta llegar a la mandíbula, y desde ahí descendió por el cuello con manos temblorosas, hasta llegar a donde la camisa de Yoongi no le dejaba continuar. Se detuvo allí un momento y levantó la mirada hasta los ojos del mayor — ¿Puedo? — pregunto con expresión suplicante — Yo… yo necesito… tocarte con mis manos, ¿puedo?

Yoongi asintió con la cabeza sin dudarlo, e inmediatamente soltó un par de botones de su camisa y se la sacó por la cabeza. Jimin alargó las manos hasta sus hombros, y luego empezó a descender hacia su pecho, acariciando cada centímetro de piel hasta llegar a sus pezones. Cuando pasó las yemas de sus dedos sobre los pezones de Yoongi, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, y echó la cabeza hacia atrás, con los ojos apretados y la boca ligeramente abierta, mientras seguía acariciando las dos pequeñas protuberancias.

— Dios Jimin — Yoongi no podía creerse lo duro que se había puesto simplemente con aquello. Al ver cómo Jimin se excitaba hasta niveles increíbles solo por acariciarle, se había visto contagiado por esa excitación, y estaba dispuesto a jurar que si Jimin le seguía acariciando un rato más, iba a correrse sin necesitar de más.

Al oír la voz de Yoongi, el menor volvió a la realidad y enderezó su cabeza para mirar a Yoongi — Yoongi, yo… yo no sé…

— Tranquilo, yo me encargo — dijo Yoongi inclinándose hacia delante y besándole intensamente, colando su lengua en la boca de Jimin, y explorando cada rincón, hasta que este se deshacía en gemidos que no paraban de salir de su garganta. Yoongi le quitó la camisa, entreteniéndose un rato en acariciar aquella extraña y suave membrana que unía sus brazos a su cuerpo, haciéndole estremecerse con cada caricia, y su siguiente objetivo fueron los pantalones y el resto de la ropa que aún llevaban puesta.

Poco después, los dos estaban tumbados en una de las camas, completamente desnudos, besándose y acariciándose el uno al otro. No fueron mucho más allá, las sensaciones que estaba experimentando Jimin a través de sus manos eran tan intensas, que Yoongi no quiso ir más allá por el momento, y tras una intensa sesión de caricias, acabaron masturbándose el uno al otro, mientras se seguían besando como si la vida les fuera en ello, y se corrieron prácticamente a la vez, gimiendo el nombre del otro y quedando exhaustos tumbados el uno al lado del otro.

Después de un rato en el que los dos se dedicaron a recuperar el aliento, Jimin se giró en la cama y se tumbó con la cabeza apoyada sobre el pecho de Yoongi, que suspiró complacido y le rodeó los hombros con un brazo.

— Creo que deberíamos dormir, ya han sido suficientes emociones por un día — dijo Yoongi dejando un beso en el pelo de Jimin.

Durante un rato, Jimin no contestó nada, y Yoongi estaba ya casi convencido de que se había quedado dormido hasta que empezó a hablar.

Everyland ࿐ · YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora