Compañera De Estudios | iFridge

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Cepeda tiraba de la mano de Aitana mientras ambos corrían por los pasillos del instituto.

—¡No llegamos! —gritaba ella— ¡No llegamos!

-¡Que sí! ¡Corre!

En las 6 semanas que llevaban juntos habían hecho cosas de las que se arrepentían, pero lo de liarse en el baño de profesores un minuto antes de uno de los exámenes más importantes del curso ya era bastante jodido.

Entraron a clase apresuradamente y vieron que todo el mundo estaba ya sentado, pero habían dejado de escribir para mirarles a ellos dos. Iban hechos un desastre. Se oyeron algunas risitas en el fondo.

—Perdón, perdón —era lo único que conseguían decir, con el aliento entrecortado.

Ambos miraban al profesor, esperando que les dejara hacer el exámen. La espera hasta que él hiciera algo fue eterna, pero finalmente hizo un gesto con la mano, indicando que se sentaran en sus sillas.

—Gracias —dijo Cepeda mientras el profesor les daba un folio a cada uno.

Sólo tenían 40 minutos para hacer el exámen. Sus compañeros lo iban entregando cuando faltaban menos de 5 minutos, pero ellos todavía iban por las primeras preguntas.

Ambos sabían que iban a suspender, pero lo llevaban de forma distinta. A Cepeda parecía darle igual. Aitana estaba cagada. Se había esforzado, se había esforzado como nunca e iba a suspender. Cuando leía las preguntas le consumía la rabia, la impotencia. Se sabía todas las respuestas perfectamente. Su problema era la falta de tiempo, no podía hacer un exámen de hora y media en 40 minutos. Y no iba a tener la cara de pedirle al profesor más tiempo después de haber llegado tarde.

Cepeda se levantó de su sitio y entregó el exámen. Salió de la clase sonriendo a Aitana y susurrándole un 'suerte'. Ella le sonrió de vuelta, de verdad necesitaba esa suerte.

El timbre que anunciaba el cambio de clase no tardó en sonar. Mierda. Eso era todo lo que pensaba Aitana. Mierda, mierda, mierda. Entregó el exámen y salió de clase a una velocidad de vértigo, empujando a todo el mundo que se cruzaba en su camino.

El resto de la mañana transcurrió con toda la normalidad del mundo. Seguía siendo una mierda, pero una mierda normal.

Los exámenes se repartieron a la mañana siguiente. Había 5 suspensos de 20, Aitana y Cepeda entre ellos.

—Los que habéis suspendido —decía el profesor— no solo tenéis que recuperar esto, también tenéis que hacer un exámen extra para demostrar que estáis aquí porque valéis. Y puede que tengáis que estudiar más incluso, ya que se incluyen asignaturas que algunos no cursáis. Pero es lo que tiene querer pertenecer al  instituto más prestigioso del país.

Al salir de la clase, el profesor paró a Aitana.

—Tu suspenso me duele especialmente. Sacas muy buenas notas y sé que esto a sido un problema momentáneo, pero no puedo hacer nada. Tendrás que examinarte de historia del arte, biología, matemáticas, historia, y literatura.

—¿Qué? —los ojos de Aitana se empezaban a cristalizar—¡No es justo! ¡No estudio la mayoría de esas asignaturas!

—Lo sé, lo sé —intentó calmarla— Por eso he pensado que te vendría bien algo de ayuda. ¿Conoces a Nerea?

Nerea era una chica rubia, no muy alta (tampoco es que Aitana pudiera presumir de altura) que se sentaba con el grupito del fondo. Bastante guapa, maja. Sí, la conocía, y solía sacar buenas notas. Pero jamás había hablado con ella. Asintió con la cabeza.

—¡Genial! —se entusiasmó el profesor— Pues ha accedido a ayudarte. Ahora hablas con ella, ¿te parece?

Aitana accedió y le dio las gracias, no le quedaba otra.

OT | One ShotsWhere stories live. Discover now