Okey, estoy un poquito obsesionada con coco, pero no me culpen es demasiado linda ;). ¿De que les gustaría que fueran los siguientes one shots?.
Disfruten xD
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Sofia la veía pasar todos días frente a su casa, con la misma mochila de siempre, con los mismos audífonos, y la misma mirada perdida.
Ya se le había hecho costumbre verla pasar, cada vez más triste, a la misma hora de siempre.
— Pobre chica. — Mencionó su madre saliendo de la cocina y acercándose a la ventana en la que estaba su hija mayor.
— ¿La conoces? — Pregunto Sofía.
— No, pero la gente habla cariño. Dicen que su padre murió y su novio le terminó al mismo tiempo.
— Ouch.
— Lo se. Dicen que ella y su novio tenían una banda. Desde entonces odia la música.
— No Creo que sea posible mama. Sería la unica chica en todo Miami que odie la música — Respondió Sofía mirando a su madre.
— Eso dicen cielo. No significa que sea verdad — Sonrió Laura besando la cabeza de Sofía — Deberías de hablar con ella, tiene tu misma edad.
Sofia no contesto, prefirió darse la vuelta y seguir observándola por la ventana.
***
Meses después, Sofía había logrado conocer a la chica más de lo que sus propios amigos la conocían. Fue dificil, pero lo había logrado.
Le había sugerido visitar a un psicólogo, no por que estuviera loca, si no por que tenía demasido dolor.
Le costó que la rubia no le hablara durante una semana.
Se había propuesto que iba a hacer que ella amara la música, y tenía la mejor idea posible. Tomó la guitarra de su padre y salió de su casa sin que se dieran cuenta sus padres, y se acerco a la ventana del cuarto de la rubia.
— Solitaria, camina la bikina — Canto tocando los acordes. — Y la gente se pone a murmurar. Dicen que tiene una pena... Dicen que tiene una pena, que la hace llorar.
La rubia de ojos verdes se levantó de la cama, se acercó a la ventana y se dispuso a cerrarla.
— Altanera, preciosa y orgullosa, No permite la quieran consolar, Pasa luciendo su real majestad. Pasa, camina y nos mira sin vernos jamas. — La rubia detuvo sus acciones y miró a la castaña que le cantaba serenata.
— La Bikina, tiene pena y dolor. La Bikina, no conoce el amor. Altarnera, preciosa y orgullosa, No permite la quieran consolar. Dicen que alguien ya vino y se fué, Dicen que pasa las noches llorando por él.
Dove nego, queriendo cerrar la ventana, pero la voz en español de la castaña la hacía querer quedarse.
— La Bikina, tiene pena y dolor. La Bikina, no conoce el amor. Altanera, preciosa y orgullosa, No permite la quieran consolar. Dicen que alguien ya vino Y se fué.
Dicen que pasa las noches llorando por él
Dicen que pasa las noches llorando por él
Dicen que pasa las noches llorando por él — Terminó de tocar los acordes.— Y no debería de seguir llorando por alguien que no la quiere — Dijo Sofía sonriéndole — Por que el no merece sus lágrimas.
— ¿Como conoces la canción? — Pregunto recostándose en el marco de la ventana. — Recuerdo que dijiste eras Colombiana.
— Uno tiene sus trucos — Sonrió Sofía — Mi mejor amiga es Mexicana.
— Tienes una linda voz — Sonrió.
— Más bonito sería si pudiera escuchar la tuya — Dove le dio una seña y Sofía entró por la cocina, subiendo hacia el cuarto de la rubia. — ¿Me dejarías?.
— Odio la música.
— La odias por el — Susurro Sofía.
— Pero la amo por ti — Dijo Dove antes de juntar sus labios con los de la castaña. Sofía sabía que ese sentimiento por ella lo venía sintiendo hace rato, y poder cumplir sus fantasías era lo mejor que podía tener.
Dejó la guitarra a un lado y la abrazó de la cintura, acercándola más a ella.
