Capítulo 13: El Abismo

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—Cuatro... —apenas pude decir por la sorpresa. ¿Cuatro era divergente? ¿Mi instructor era divergente y me lo acaba de decir a mí? ¿Por qué me lo decía a mí?—. No puedo creerlo.

—Bueno, mejor deberías pensar en que con esas simulaciones —me dijo, señalando el monitor con la pantalla congelada en mi último paisaje del miedo —Van a descubrirte en la prueba final. Con el tiempo que haces y ahora que no está Edward tú eres la primera en la tabla de trasladados.

—¿Y eso qué significa? —le pregunté, ya que tenía la sensación de que lo sugería por una razón.

—Que en Erudición deben estar muy ansiosos por descubrir si eres realmente Osada o no —respondió, y mi cuerpo entero se tensó. Cuatro se sentó en una de las sillas más cercanas y me miró de frente.

—Pero... ¿Cómo haré mis simulaciones entonces? 

—Ven esta noche, luego de la cena. Eric y yo te ayudaremos —me respondió y se puso de pie, haciéndome saber que debía salir.

—De acuerdo, bueno gracias supongo —le dije, y antes de salir por la puerta me volví hacia el instructor quien ya preparaba el monitor para la siguiente simulación.

—Sí, dispara —me respondió él alzando la ceja, pero sin mirarme.

—¿Cómo es que Eric te lo dijo si ustedes no son los mejores amigos?

—Digamos que Eric y yo superamos nuestras diferencias al ver lo que ocurría con Erudición, y el resto debería explicártelo él.

—De acuerdo, gracias Cuatro.

—Llámame a Tris —me avisó él. 

Yo asentí sin que me viera, y al salir de la sala me acerqué hacia mi rubia amiga, que se encontraba más nerviosa que la última vez. Mordía una de sus uñas con impaciencia y con su otra mano apretaba la silla.

—Tris, Cuatro dice que es tu turno —le avisé, y ella levantó la vista—. Vamos, te irá bien. En unos minutos ya estarás aliviada.

—De acuerdo, gracias —me respondió con una sonrisa que parecía fingida y se levantó para dirigirse a la sala. 

Por mi parte, atravesé la sala hasta el final y decidí ir en busca de Eric. Había algo que no me quedaba claro de su charla con Cuatro, y necesitaba averiguarlo ahora. No sabía bien qué, pero aún así seguía preocupada por todo el asunto, a veces caía realmente que mi vida corría peligro desde el día que tomé mi prueba de aptitud.

—Hamilton, con que ahí estas —me interrumpió una voz conocida. Me giré y me encontré con Matt fuera de su tienda fumando un cigarro.

—Hola, ¿qué quieres ahora que no dejas de molestarme? —bromeé con Matt, y en cuanto veo el cigarro que sostenía con dos de sus dedos se lo quito—. ¿Sabes lo mal que hace esto?

—Sí, te la pasas repitiendo eso. ¿Qué hay con las simulaciones, cómo te fue? —me preguntó, mientras se apoyaba en las mesas que había fuera de su tienda y recuperaba su cigarro.

—Bueno, la verdad es que también quería hablar contigo sobre eso —me senté junto a él—. Un líder y un instructor lo saben ya, y al parecer no van a entregarme. Vieron que mis simulaciones eran sospechosas, era cuestión de tiempo para que lo sepan.

—¿Estás hablando en serio? Pero... los líderes siempre entregan a los divergentes, o los matan. Pero jamás los dejan deambular por aquí— me dijo muy sorprendido, mientras yo trataba de ventilar el humo del cigarrillo que venía a mi rostro.

—Pues parece que soy la nueva excepción —respondí con algo de sarcasmo—. No sé, pero no lo harán y van a ayudarme con las simulaciones.

—Entonces tal vez ellos sean divergentes, o estén realmente mal con este sistema y quieran salvarlos como los de Abnegación.

Soldiers - Eric/DivergenteWhere stories live. Discover now