VII

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Su brazo fue sujetado con salvajismo. Abrió los ojos inmediatamente y se levantó como si de un maratón se tratara. Su respiración se torno agitada al igual que su ritmo cardíaco en cuestión de segundos. Se removió en la cama queriéndose poner de pie para guardarse en otro lugar. Así es, estaba dormido, pero sabía lo que sucedía cuando era despertado de esa manera. 

El amarre en sus muñecas no le permitía estar muy lejos del colchón. No quería voltear, siguió jalando de sus manos con toda la fuerza y desesperación que tenía, como si la gruesa cuerda que lo unía a los tubos de la cama pudiese romperse. Volvió a tomar de su brazo. El toque y el olor del alfa era tan repugnado y rechazado por el cuerpo de Louis que cualquier rose lo sentía como una quemadura. Comenzó a sacudirlo con fuerza, enterraba poco a poco las uñas en su piel. Louis jalaba más rápido de la cuerda, sus muñecas ardían como el infierno y la sangre comenzaba a resbalar hasta sus pulgares. Su desesperación aumentaba y sus inhalaciones y exhalaciones eran pesadas. Chillidos casi mudos salían de sus delgados labios.

Su rostro fue abofeteado, provocando que retrocediera unos cuantos pasos. Dejó de forcejear con la cuerda. Giró su cuerpo, encontrándose frente al alfa, su alfa, el animal con el que decidió compartir un hogar, su novio.

Sujetó su propia mejilla con su brazo libre. El dolor era punzante, pero no tanto como el de su extremidad. Lo miraba, sus ojos comenzaron a derramar un sin fin de lágrimas y recibió otra bofetada; Louis sollozó por esto, sacándole una sonrisa al otro, con todo y dientes.

Miró su brazo, estaba goteando el líquido rojo, goteaba sin parar y dolía, dolía como nadie se lo imaginaba.

Miró sobre el hombro del alfa, visualizando diversas botellas de alcohol vacías, sus ojos se abrieron y sintió que su corazón se detenía por un momento. Estaba hiperventilando, trataba de safarce de su agarre y más lágrimas escurren sobre sus mejillas. Sabe lo que sigue.

Es empujado bruscamente a la cama, su cabeza se golpeó contra el respaldo. El alfa se colocó encima de él y comenzó a desamarrar la gruesa cuerda de sus muñecas. Louis estaba desprotegido, el coraje, desesperación, impotencia y miedo lo dominaron. Lloraba desconsoladamente.

El gran alfa tomó su rostro, obligando al omega a unir sus bocas. El omega se resistió apretando sus labios, pero el otro lo sujeta del mentón y aprieta para que la mandíbula del menor se abriera; metía su lengua en su boca sin el permiso del castaño. Era un beso tan boráz y con tanta malicia que cualquiera que lo viera le daría asco.

Lo recostó sobre el intento de colchón, desabrochando su pantalón con desesperación y una maldita sonrisa, una de esas que enamoraron a Louis.

Louis puede sentir el sabor a alcohol en él. No puede hacer nada más que llorar y rezar para terminar inconsciente y así no recordar nada, para no despertar con una marca en su cuello ni con un cachorro en su vientre, otra vez.

(...)

Despierta sudando, sus ojos están hinchados y lagrimosos, su corazón quiere salirse de su pecho y sus manos cosquillean de nerviosismo. Todo está obscuro, es de madrugada y no hay ni un solo ruido. Tiene una sensación rara en sus muñecas, provocando que las rasque con insistencia.

Las paredes comienzan a cerrarse, la habitación se hace más chica con cada parpadeo. Se encoje sobre sus rodillas y esconde su cabeza entre ellas. No sabe dónde está. No sabe si de verdad sólo fue un sueño o si sigue con él. Si él está dormido ahora mismo a su lado.

–Lo–lo– no recuerda cómo mover su lengua, no puede; está pasmado. Su pecho sube y baja velozmente.
– Mamá...– susurra, siente que no tiene voz. Toma entre sus dedos su cabello y lo jala con ansiedad, arrancando algunos cabellos. No puede parar de llorar, las gotas saladas salen sin permiso de si.
–¡Charlotte!– al fin logra gritar, pero él lo sigue sintiendo muy bajo, siente que aún no ha logrado decir nada, no sabe qué hacer.

Joker //Larry Stylinson//حيث تعيش القصص. اكتشف الآن