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El despertador me hizo sobresaltar, me senté en mi cama y pasé la palma de mi mano sobre mi rostro, al hacerlo sentí mis mejillas húmedas, había llorado durante el sueño, es algo que aún me duele recordar, había dejado de tener ese sueño desde hace ya algunos años, aunque desearía que ese solo fuera un sueño, lamentablemente no lo es, siempre que lo tenía volvía a revivir el dolor que sentí esa ves. Ya habían pasado cinco años desde que se fue, mi hermano Matthew ya tiene doce años, él aún le guarda resentimiento y mi hermano Carlos tiene ocho, él casi no recuerda a papá, ya que, tan solo tenía tres años cuando se fue. Yo ya lo perdoné, pero no voy a negar que aún duele.

Desde ese entonces han pasado muchas cosas, dos años después de que papá se fuera mamá conoció a Mark, era un hombre trabajador y la quería mucho, a nosotros nos trataba como a sus propios hijos. Al año de conocerse se casaron, a los dos meses mamá quedo embarazada de mi pequeña hermana Lisa, cuando ella nació todos estábamos muy felices, pero todo momento feliz tiene su trago amargo, y vaya que si fue muy amargo o más bien doloroso, dos días después de que Lisa cumpliera sus dos añitos, nos llamaron del trabajo de Mark para comunicarnos que este había sido llevado de emergencia al hospital porque había sufrido un paro cardiaco, cuando llegamos al hospital, el doctor nos comunicó que Mark no había resistido el paro y murió, mamá no dejaba de llorar junto a mis hermanos y yo me uní a ellos, a pesar de que él no era nuestro papá de sangre, lo era de alma, por lo tanto fue muy difícil su perdida.

Ya hace un año desde su muerte, aún mamá sufre por su perdida, aunque ella trate de esconderlo, puedo notarlo cuando sus ojos se llenan de tristeza al ver el álbum de fotos de su boda.

Salí de mis pensamientos y vi el reloj, eran las seis de la mañana, me levante de mi cama para dirigirme al baño a darme una ducha, hoy tenía varias cosas que hacer y si quería terminar temprano tenía que empezar cuanto antes. Bajé las escaleras y me encaminé a la cocina, ahí se encontraba mi madre preparando el desayuno y la merienda de mis hermanitos, me acerco a ella y planto un sonoro beso en su mejilla.

- ¡Buenos días mamá!

- ¡buenos días cariño! - me regresa el saludo.- ¿Podrías ver si tus hermanos están listos por favor y de paso ver si tu hermanita ya despertó?

- Claro mamá.

Salgo de la cocina y subo las escaleras, me dirijo primero al cuarto de mis dos hermanos, toco dos veces la puerta y abro, al hacerlo tengo que quitarme rápidamente ya que, mi hermano Matt salió corriendo ya listo.

- Lo siento – dice al pasar casi arrollándome.

Entro al cuarto y veo a mi otro hermano Carlos frente al espejo tratando de acomodarse el cuello de la camisa, se voltea y me pide ayuda con la mirada, rio un poco al verlo tratando de acomodárselo siempre se le dificulta hacerlo, se ve tan tierno.

- No te rías - dice viéndome con cara de enojo.

- Lo siento – le sonrío. – ven, te ayudo.

Se acerca a mí, le acomodo el cuello de la camisa y de paso le arreglo un poco su cabello.

- Listo – digo apretando suavemente sus mejillas, para luego dejar un sonoro beso en cada una de ellas.

- Gracias – me agradece y sonríe para después salir e ir a desayunar.

Después de eso voy hacia cuarto de la pequeña Lisa, abro la puerta y ahí esta ella acurrucada en su cama cubierta por las sabanas, me acerco y la observo por unos instantes, se ve tan dulce, verla así de tranquila me hace querer volver a tener esa edad, donde no tienes que preocuparte por nada, donde estás absorto de la realidad y del sufrimiento, pero lamentablemente no se puede así que, a afrontar la realidad se ha dicho. Me siento a la orilla de su cama y le hablo mientras la muevo suavemente de sus hombros.

- Lisa, pequeña, es hora de despertar –abre sus ojitos y se los restriega con su pequeña manito. – Hola hermosa, buenos días – le dedico una sonrisa.

- Hola – pronuncia devolviéndome la sonrisa para seguidamente dar un pequeño bostezo.

- Ven, vamos a darte una ducha para que bajemos a desayunar.

Ella mueve su cabeza en afirmación y estira sus bracitos para que la cargue, me dirijo con ella al baño, entro y la bajo para poder quitar su pijama y se meta a bañar, mientras lo hace, salgo del baño y le busco ropa, cuando termina, sale envuelta en su toalla de la princesa Jazmín (es su favorita), la termino de secar y le pongo la ropa que elegí para ella.

- Listo, mírate que hermosa estas – ella se ve en el espejo. – ¿te gusta?

Llevaba puesto un vestido rojo de vuelitos sin manga, llevaba una cinta con una flor al inicio del vuelo, del mismo color del vestido y perlitas en la parte de arriba, también tenía puestos unos zapatitos de color blanco que le había regalado la abuela Amalia cuando cumplió sus tres añitos, hace dos meces.

- Sí, mucho – dice con una gran sonrisa.

Bien, ahora vamos a peinarte – le hice una cola de caballo alta y para evitar que su pava le estorbara, le puse una prensita en forma de laso, de color blanco. – listo cariño, te ves hermosa – dije dándole un beso en la frente – vamos a bajo a desayunar.

Agarré su manita y nos encaminamos hacia el comedor, cuando entramos, mis hermanos estaban terminando de desayunar, me senté en la mesa y coloque a Lisa a mi lado.

- Cariño, ¿Te molestaría cuidar hoy de Lisa?, es que nana no va poder venir hoy.

- Tranquila mamá, no hay problema – le digo sonriendo.

Nana es por decirlo así, la niñera de mis hermanos, lleva año y medio con nosotros y la verdad, se ha ganado el cariño y aprecio de todos, es como nuestra abuelita, mamá la contrató un mes después de la muerte de Mark.

- Sé que hoy tenías cosas que hacer y que era tu día libre, pero sabes que no la puedo llevar al trabajo, aunque Alonso sea como de la familia, sabes que en el trabajo él no hace preferencias y tengo que cumplir las reglas, y una de ellas es que no puedo llevar a la niña al trabajo, aunque él la adore.

Después de la muerte de Mark, mamá tuvo que ponerse a trabajar, yo no podía porque estaba en sexto de colegio. Mamá buscó trabajo y consiguió empleo en una boutique, pero tuvo que renunciar porque sufría acoso laboral de parte de su jefe, mi madre puso una denuncia en contra de ese hombre, pero lamentablemente no se pudo hacer mucho según el jefe de policía, no había pruebas, ni testigos, aunque eso ultimo no era cierto, testigos si habían, ya que las demás empleadas sufrían el mimo tipo de acoso, solo que ninguna dijo nada debido a las amenazas que recibieron de parte del jefe de ser despedidas sin recibir nada. Es triste que haiga personas tan malas que se aprovechas de las necesidades de los demás y dañarlos, y que aún haya mujeres que se dejen manipular por miedo.

Después de eso, apareció el mejor amigo de Mark que también pasó a ser amigo de mamá, se había enterado de todo lo que había pasado y le dio trabajo a mamá como secretaria en su despacho, él era abogado y le enseño a mamá todo lo que requería saber para ser su secretaria, y desde ese entonces mamá trabaja ahí.

- Está bien mamá, no te preocupes, hoy solo tengo que ir a entregar unos papeles a la universidad e ir al trabajo, ayer una de mis compañeras me llamó y me dijo que el jefe quería hablar hoy conmigo y Lisa puede ir conmigo, después de eso podemos ir por un helado, que te parece – eso ultimo lo dije mirando a mi hermanita, la cual mueve su cabeza efusivamente dando entender que le encanta la idea.

- Gracias hija, eres un amor – ve la hora en su reloj. – Dios, es tardísimo, vamos niños.

Mi madre se despide de mi hermanita y de mí con un sonoro beso, seguido de ella mis hermanitos se despiden de mi con un beso cada uno, para después salir y cerrar la puerta.

Haciendo frenteWhere stories live. Discover now