Capítulo 23

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Aquí en multimedia está una foto de como me imagino físicamente a Lily, a Evan lo imagino como un cantante, pero el chico de la foto se parece en cierta forma también al que me imagino. Son lo más cercano a mi imaginación, pero ustedes pueden imaginarlos como deseen. Me encanta esta foto❤.

Este capítulo va dedicado a una amiga que no, no tiene cuenta de Wattpad, pero sí, le tiene miedo a las mariposas XD 

Bueno aquí vamos:

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—¿Quieres dejar de quejarte, Josh? —dice Olivia algo irritada a Josh, que ha estado quejandose todo el camino

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—¿Quieres dejar de quejarte, Josh? —dice Olivia algo irritada a Josh, que ha estado quejandose todo el camino. No es muy amante de estar al aire libre que digamos, pero hacemos esto porque queremos tomarnos un respiro. Todos nosotros. 

Han pasado tres meses desde la muerte de la madre de Evan y para ser sincera no ha sido fácil, pero tampoco ha sido un suplicio para Evan y Hannah como pensábamos, de hecho su padre ha tenido una actitud distinta a la esperada.

—Claro, cuando nos ataque un oso y nos haga pedacitos dejaré de quejarme. 

—Vamos, no es tan malo ¿Eh? ¿Tú que dices Evan? 

—A mi todo lo que digas me parece maravilloso.

—Oh, no vayan a empezar —amenaza Olivia. 

—Y a mi tú me pareces maravilloso —contesto para molestar a mi amiga, aunque hay algo cierto en eso. 

—Si siguen diciendo esas cosas los golpearé con una roca a ambos. 

—¿Por qué no me dices algo así Olivia? ¿Acaso no me amas? —protesta Josh haciendo un puchero. 

Olivia lo toma de la mano, poniendo los ojos en blanco. Evan y yo reímos. 

Su relación, más que confusa es... divertida. Josh se comporta extra dramático para sacar de quicio a Olivia y lo hace muy bien, o por lo menos eso parece, ya que Olivia no es la persona más romántica del mundo, a menos que esté ebria claro. De hecho a veces ni pareciera que estuvieran saliendo, no habla mucho conmigo de eso así que fue Josh quien nos contó a Evan y a mi que al fin había conquistado el gélido corazón de mi amiga.

Seguimos caminando hasta que encontramos un punto muy lindo dentro del bosque y decidimos que ahí nos quedaremos. El viento sopla con fuerza, pese a que es un día soleado. Nos recostamos bajo la sombra de los árboles y nos deleitamos con el sonido del agua que corre por el arroyo que se encuentra junto a nosotros. El lugar está cargado de una paz indescriptible, y con el sonido del canto de los pájaron me hace sentir relajada y feliz. 

—No puedo creer que vayamos a pasar la noche aquí —dice Josh sacando algunas galletas de su mochila para compartirlas con nosotros. 

—¿Qué? ¿Tienes miedo? —Le pregunto sonriendo. 

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