Han pasado unos meses desde que el padre de Keith se volvió a casar, dejándolo en una nueva escuela, sin amigos, sin mamá, y sin esperanza. Lo único que le impide volverse completamente loco es Lance Fuentes, el chico encantador, divertido y sorpren...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—¿Quieres dormir en mi casa otra vez esta noche? —ofrece Lance mientras caminan a la escuela al día siguiente—. Es un viernes, así que podríamos ir a algún lugar divertido.
Las fiestas de pijamas con Hunk siempre son divertidas, principalmente porque su mamá les permite usar la cocina, y luego Lance le enseña a Hunk cómo hacer pastelitos de guayaba y queso, y Hunk intenta enseñarle a Lance cómo hacer cosas como Baked Alaska o algo igualmente elegante. Y luego trabajan en el robot de los gemelos, o pasan el rato en la habitación de Lance y escuchan música, o toman la vieja bicicleta de Pilar y la patineta de Lance y recorren el vecindario hasta que está demasiado oscuro como para ver a dónde van.
—Tendré que ver qué pasa en casa —responde Hunk—. ¿Estás seguro de que no me estoy quedando atrás? Quiero decir, estoy en tu casa más de lo que estoy por mi cuenta.
—Ni siquiera pienses en preocuparte por eso —dice Lance con firmeza. No hay forma en que él o alguien en su familia pueda hacer que Hunk se vaya a casa cuando sus madres están en medio de una de sus peleas.
—Simplemente no quiero que tu familia se enoje conmigo —dice Hunk, encogiéndose de hombros sin mucha energía.
—Mi familia te ama, Hunk. Mami dice que eres prácticamente un quinto hijo para ella.
Hunk resopla.
—Está bien, veré si puedo. Gracias por tener siempre espacio para mí, Lance.
—No es un problema, acere. Quizás podamos hacer que Keith y Pidge vengan también.
—Tal vez...
Hunk parece estar pensando en algo, por lo que Lance no fomenta la conversación. En su lugar, tararea una versión de una de las canciones que habían escuchado en su habitación anoche.
—¿Qué piensas de Desconocido? —Hunk pregunta finalmente. Lance frunce el ceño, volviéndose hacia él con curiosidad.
—Creo que es genial, y sé que no apruebas confiar en extraños, pero realmente creo que nos estamos acercando —dice—. Se ha abierto mucho en las últimas semanas. Él es realmente muy dulce.
—Realmente... —Hunk parece perdido en sus pensamientos, como lo había hecho en la fiesta cuando estaba hablando con Acxa. Está empezando a ser una mirada familiar.
—¿Por qué preguntas? ¿Encontraste algo sobre él?
—¿Qué? No, no lo hice —Hunk niega con la cabeza—. Me preguntaba si algo entre ustedes dos cambió. No sé, tal vez pienses que es espeluznante de repente o algo así.
