Capítulo 16

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Marco miró el reloj por enésima vez y se dijo a sí mismo que debería volver a casa, pero no quería interrumpir a Jackie, quien le contaba la interesante historia de la primera vez que se cayó de su skateboard.

-Y entonces derrapé contra el suelo y mi pierna se abrió a la mitad literalmente -rio-. Juré que nunca me iba a volver a subir a esta cosa -palmeó el skateboard con su mano derecha-, pero aquí estoy.

Marco rio. Había sido una muy buena historia.

Caminaron juntos hasta la caja. Marco había visto a Star salir hace ya un buen rato, así que no se preocupó en buscarla, y supuso que solo estaba agotada y por ello se había ido.

Mientras Marco pagaba las cosas, Star dormía tranquilamente en casa. Soñaba que comía helado de arcoíris. Estaba feliz.

-Llevas muchas golosinas -puntuó Jackie-. ¿Harás una fiesta o algo?

-La verdad iba a comprar solo un par de cosas para la noche de películas -rio él-, pero Star es muy persuasiva cuando se trata de comprar.

A Jackie no le gustó la mención de Star en la conversación, pero lo supo disimular.

-Tal vez quieras venir.

Vaya que si quería, pero estar en el mismo cuarto con su "rival" no le parecía adecuado.

-Debo ayudar a mis padres en casa -se quejó ella-, ¿tal vez otro día?

-Seguro.

Y dicho esto Marco sonrió y se retiró. Jackie era muy agradable.

Devuelta en casa, Marco dejó todas las compras en la sala y corrió a buscar a la chica, quien dormía plácidamente.

-Star -la sacudió suavemente-, despierta.

-¿Qué? -murmuró Star, más dormida que despierta-, ¿terminaste de hablar con tu Jackie Lynn Thomas?

Marco puso los ojos en blanco.

-Deja el drama Star, tenemos golosinas que comer.

-Pues entonces dile a ella que te ayude con eso.

Star se dio la vuelta en la cama, dándole la espalda a Marco, quien luchaba con sus ganas de mandar todo al diablo e irse a comer los dulces solo.

Qué difícil era esta muchacha.

-Star, por favor.

Ahora ya más despierta, volteo el rostro para observar al chico con indiferencia. No estaba enojada, pero sí muy celosa. Creo que lo que mejor hacía Marco era darle celos a Star; y si le pagarán por hacer eso, sería millonario.

-Mejor tráelos acá.

Y volvió a darse vuelta.

Marco tenía algo. Un no-se-qué que hacía que Star no pudiese enojarse con él. Tal vez el hecho de que era demasiado tierno y dulce con ella, o la manera en la que la miraba, como si fuera la única chica en este mundo. Hasta que llegaba Jackie.

-Bien.

Star se puso a pensar. No valía la pena ya pelearse con él de nuevo. Estaban a mano.

Se incorporó en la cama y acomodó un poco su ropa y cabello que estaban aplastados por el sueño y las vueltas que daba en la cama en aquel lapso de tiempo.

Abajo, Marco distribuía las golosinas que había comprado con destreza.

Era una relación -si se le podía llamar así-, destrozada. Siendo sinceros, una porquería. Predominaban los celos y todos se querían meter en ella. Voltea a ver, y ya hay alguien señalándolos y juzgando. Eso, eso era lo que hacía que el estrés se apoderara de Star y Marco. Una relación debería ser de dos, no de cuatro.

Star solo quería que ese jueguito se acabara. Quería ser feliz con él sin que nadie se atreviera a impedirlo.

No fue hasta ese punto cuando se dio cuenta de que clavaba las uñas en las palmas de sus manos con tanta fuerza que una de las heridas empezaba a sangrar.

Limpio sus manos en su vestido y se incorporó. El repentino movimiento le trajo un mareo potente, pero se disipo rápidamente. Se levantó y camino hasta el escritorio, donde descansaba su varita.

Ella podía ser Jackie en tan solo unos segundos si usaba su varita, pero eso sería tan patético. Borro la idea de su cabeza enseguida.

Le daba vergüenza de solo haber pensado aquello.

Pronto, los paso de Marco se escucharon subiendo las escaleras. Star medito unos segundos. Claro, estaba celosa, medio enojada, no quería sonreír del todo, pero se estaba saliendo de su personaje. Se suponía que ella era una chica alegre, llena de vida y buenas vibraciones.

En Mewni era así.

Divertida, sin seguir las reglas, atrevida, independiente. Aquí, su papel estaba entre el azul y el grisáceo, todos opacándola cada vez más y haciéndola sentir casi miserable. Antes, con la excepción de Marco. Ahora, a veces hasta él lo hacía.

Claro, suponía que no era intencionalmente, pero de todas maneras, había momentos en los que su voz era un arma, y cada vez que pronunciaba su nombre, la hería de una manera inimaginable. ¿Acaso era aquello ser masoquista? Porque ella amaba su nombre saliendo de los labios de Marco. Casi lo necesitaba.

-Star -su piel se puso de gallina-. Ya traje todo ¿estás bien?

Claro, Star, pálida, con las pupilas dilatadas, el corazón latiendo muy rápido y casi temblando, respondió que sí. No iba a preocuparlo por nada.

-Estoy bien.

✨✨✨

Estaba cálido afuera. No hacía calor pero tampoco frío. Era perfecto.

Ella, en su pijama, con el cabello recogido en un trenza larga y pesada, y con la mirada perdida, pensaba en cuanto tiempo más duraría aquello.

Tenía muchas cosas por las cuales preocuparse.

Su reinado, su magia, sus estudios, sua amistades, tratados de paz, tierras, conquistas.

Pero en lo único que lograba pensar, era en él.

Su última relación, aquella con el aclamado principe Lucitor, el guapo y famoso, deseado por todas, había sido más fácil que esta. Que no era ni siquiera una relación.

Pero era cuestión de química, suponía. Con Marco habían bastado algunos días para sentir aquelli que no logró sentir con Tom hasta después de un mes. Y sin duda le sorprendía que algo con Marco, un chico dosil y dulce, preocupado por la seguridad y tan cariñoso, sea más dificil que algo con Tom, un tipo agresivo, egocentrico, dulce pero agrio al mismo tiempo.

Las piernas le fallaban. ¿Cómo iba a sobrevivir eso? Con tantas cosas en la cabeza solo quería paz y tranquilidad, pero no había espacio para eso cuando tenía a Marco, y todos los problemas que acarriaba estar con él.

Todos los celos que la consumían como a un cigarillo.

Falling in Love © (Starco) [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora