22. Rena Rouge y Carapace.

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Alya Césaire:

Era viernes por la tarde cuando decidí salir de casa para ir a comprar algo para comer pues mamá estaba trabajando al igual que mi padre, mis dos hermanitas no tardarían de llegar de la casa de sus amigas y mi hermana mayor había ido a entrenar.

Caminaba por los pasillos del centro comercial mientras tecleaba un mensaje para Nino poniéndonos de acuerdo para ir al cine el sábado cuando de repente mis reflejos sujetaron un jarrón de la edad medieval y mi celular cayó al suelo.

— ¡Dios mío!— gritó una señora de la tercera edad y pinta asiática. De hecho la reconocí pues había sido la señora a cargo de la tienda en donde se le compró su vestido a ______ para el festival.

—Tranquila.— dije entregándole el jarrón quien lo recibió gustosa y dejó salir un suspiro de alivio. —Esta sano y salvo.

Levanté mi celular del suelo y lo guardé en mi bolsillo trasero del pantalón.

—Es una reliquia muy antigua e importante.— dijo apreciando el jarrón y me miró. —No sé qué hubiera pasado si se hubiera destrozado. ¿Cómo te lo puedo pagar?

—No es nada.— contesté sonriente y mi celular sonó para avisarme que me quedaba poco tiempo para llegar a casa con la comida. —Lo siento, me tengo que ir. ¡Hasta luego!

—Hasta luego, señorita.

Sin decir nada más, me alejé en busca de pollo crujiente y puré de papa con aderezo.

***

Después de haber comido con mis hermanitas, de recoger todo y haber hecho la casa, me dirigí a mi habitación para subir los nuevos videos que hice para el Ladyblog.

Al estar editando los vídeo, moví mi mano con el mouse de la computadora y choqué con algo que se cayó al piso.

Di un pequeño brinco al escuchar el ruido y me alejé del escritorio encima de mi silla y logré ver que abajo de mi escritorio había una pequeña caja. No se veía del todo bien, así que me levanté de la silla para hincarme en el suelo y sacar de la oscuridad una pequeña caja color negra. Le di la vuelta y encontré grecas griegas o chinas de color azul al rededor de la caja.

Seguro es de mi madre.

Me puse de pie para ir a dejar a la habitación de mi madre, si uno e incluso tres pasos y me detuve en frente de la puerta.

Vale, primero veré qué tiene adentro y después la iré a dejar.

Sin decir nada más, abrí la pequeña caja y de esta salió un cegador brillo color naranjado.

Parpadeé un par de veces para que mis ojos se acostumbraran a la intensa luz y vi a una extraña pero pequeña criatura encerrada en una esfera del intenso color naranja.

— ¿Qué...?— toqué la esfera y esta explotó como una burbuja, haciendo que la pequeña criatura despertara y caí sentada al suelo. — ¡Dios mío!

— ¡Hey!— dijo la criatura con un tono de voz divertido. Macho a mi parecer. —Tranquila chica, no suelo morder... A menos que me molestes y me enfadé muchísimo.

No sabía ni qué diablos contestar, me encontraba algo fuera de sí.

¿Qué está sucediendo?

—Hola,— saludé con la voz temblorosa. — ¿qué tal? Linda tarde, ¿no?

La criatura sonrió de lado. —Soy Trixx.

—Alya.— contesté nerviosa. —Disculpa, ¿qué eres?

— ¿Qué soy?— repitió sonriente. — ¡Soy un kwami, chica! Por ahora tú kwami.

Volviéndose a Enamorar. [ EDITANDO ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora