Capítulo Diesiséis

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Nos alejamos rápidamente de los muros sin dejar rastro alguno

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Nos alejamos rápidamente de los muros sin dejar rastro alguno. Cada paso era más doloroso para Hades que apenas y se podía poner de pie. Estaba asustada y ¡Claro que lo estaba! Temía perder a la persona que amaba y aunque éramos inmortales en este momento el solo parecía un ser vulnerable como si los líderes lo hubieran convertido en un humano. La sola idea me asusto así que apurando el paso y cargando a Hades intente llegar antes de que el tiempo me pasara factura.

—Ya casi llegamos— susurre en su oído mientras que su cuerpo seguía retorciéndose. Corrí abusando de mis habilidades hasta llegar a la cabaña donde estaríamos seguros. Entre con el cuerpo de Hades casi a rastras hasta depositarlo sobre los escalones asegurándome de que no recibiera algún daño. Hades estaba terrible, débil y sin fuerza alguna. Me quede paralizada viendo su cuerpo semidesnudo, las heridas eran grandes rasguños desde su cuello hasta espalda baja donde la sangre brotaba sin cesar. Entre en crisis, a este paso Hades se desangraría y moriría.

—Todo estará bien— me repetí mientras una alocada idea cruzaba por mi mente. Así que sin pensarlo mucho vi mi pálida muñeca dispuesta a cortar por donde la vena pasaba.

—N-No lo hagas Raven— Hades detuvo mi impulso sujetando fuertemente mi muñeca y clavando sus acaramelados ojos con suplica en los míos. Acaricie su rostro con cariño sonriendo levemente.

—Lo haré y punto.— asegure deshaciendo su agarre. —No te dejare morir, hoy no mi amor— seguido de esto rompí una botella del estante de licor y agarrando el brillante vidrio entre mis manos mire mi reflejo. No pensé en el dolor, lo único que quería era salvarlo y esta podía ser su única salvación. Bajo la suplicante mirada de Hades corte mi muñeca en un profundo y limpio corte que de inmediato empezó a brotar el líquido que yo conocía muy bien como mi sustento de vida.

Acerque mi muñeca a sus carnosos y pálidos labios que no dudaron en abrirse y recibir el tan ansiado liquido. Bebió de mí hasta dejarme seca y con pocas fuerzas me tendí en el suelo a su lado respirando entrecortadamente. Me tranquilice cuando el color regreso a su cuerpo y como si fuera magia sus músculos también, ya no era el esquelético Hades que había rescatado. Sus ojos paliaron contra el sueño que no tardo en llegar. Su respiración se hizo lenta haciéndome saber que definitivamente se había quedado dormido.

—Descansa cielo, volveré pronto— hable dejando un cariñoso beso en su mejilla. Con cuidado de no despertarlo me levante con mi tambaleante cuerpo y camine hacia la salida en busca de comida. Mire desde el marco de la puerta el cuerpo de Hades que descansaba tranquilamente y tras una última mirada Salí con prisa negándome a dejarlo mucho tiempo solo.

No camine mucho cuando de entre los arbustos percibo un movimiento. De inmediato mis sentidos se agudizan y mi sed crece. Mis ojos poco a poco cambian su color Violeta a uno más oscuro y profundo, me concentro en el arbusto y sus ramas que se van moviendo con más frecuencia. Mi respiración se hace lenta y mis músculos se tensan listos para la acción. Mis encías duelen cuando de un salto un pequeño conejo blanco salta de los arbustos mirándome en el proceso. Sus negros y adorables ojos conectaron con los míos, su rosada y pequeña nariz se movió tiernamente y sus orejas se levantaron alerta. Todo en el gritaba ternura pero mi ser más oscuro no le importo cuando en un veloz movimiento agarro al conejo por el cuello y enterró sus colmillos en su blanco pelaje que se tiño de rojo como su misma sangre.

Succione hambrienta sintiendo como aquel líquido escarlata escurría de mi boca hasta manchar mis vestimentas. Cuando termine bote el cuerpo sin vida del animal lejos sintiéndome insaciable. La sanguijuela que habitaba en mi quería mas. Inconformándose con una pequeña dosis mi cuerpo se movió solo dispuesto a cazar a otro animal y alimentarse de él. Otro movimiento en otro arbusto y un conejo esta vez marrón salió dando pequeños saltitos. Pobre del animal cuando mi cuerpo hambriento se movió velozmente atrapando con mis filosas garras su delicado cuello. Mis colmillos no tardaron en acercarse a su yugular dispuestos a perforar su peludo cuello. Pero algo me detuvo.

Un aullido que sonó muy cerca de mi oído resonó por todo el bosque, inmediatamente me preocupe cuando reconocí ese aullido: Un Saitzan. El conejo entre mis manos se removió soltándose de mis garras y alejándose asustado. Negándome a abandonar mi comida corretee tras el animal y en pocos segundos ya lo tenía de nuevo entre mis manos. Como si fuese la cosa más sencilla rompí su cuello y enterré mis colmillos bebiendo hasta la última gota de su sangre. Bote su cuerpo tal y como hice con el anterior y Salí corriendo hacia la cabaña sintiéndome un poco mejor y más recuperada.

Cuando llegue divise a lo lejos al Saitzan corriendo lejos mientras se perdía en el espeso bosque. Le reste importancia corriendo a la cabaña preocupada del bienestar de mi amado, ¿Y si el Saitzan...? la pregunta no termino de ser formulada, apenas y abrí la puerta de la cabaña mi cerebro se desconecto y el órgano que me mantenía viva a base de latidos se detuvo.

Hades no estaba...

Desde aquí quiero mandarle un beso y un abrazo a mi compañera Nico que hoy esta cumpliendo sus 15 añitos, Feliz cumple linda!!

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Infectados [EN EDICIÓN]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon