Capítulo 15.

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Estaba terminando de peinar mi cabello con una pequeña trenza delicada hacia un costado  cuando la vibración del móvil sobre la mesa me sobresaltó. 

- Estoy en la esquina. 

Humedecí mis labios y me observé al espejo. Llevaba puesto un vestido estampado de colores oscuros que dejaban lucir mis piernas, unos zapatos negros con pequeñas tachas y la cartera colgando de mi hombro. Coloqué perfume en mi cuello y bajé deprisa las escaleras. 

Le había dicho a mamá que iba a una reunión nocturna de la biblioteca, ella no solía preguntarme mucho y mientras que de libros se tratase las preguntas más se reducían.  

Cerré la puerta, observando de reojo a unos pocos metros el auto blanco que esperaba en la esquina. 

Caminé de forma pausada dirigiéndome hacia allí, intentando calmar los nervios que me invadían sin piedad. 

Al llegar al auto escuché como las trabas de la puerta se desbloquearon y se entreabrió la del acompañante. Observé fugazmente hacia mi casa y me adentre al coche. 

Cerré la puerta y giré mi cabeza hacia la izquierda, haciendo que choquen de forma brusca su mirada y la mía. Sus ojos parecieran estar aún más profundos, quizás por ese delineado y sus pestañas arqueadas más de lo normal. Pude observar también sus perfectos labios con un pequeño color bordo, hasta que la luz del interior del auto se apagaba lentamente. 

  — Hola.  —  dijo con esa voz ronca y clara, mientras se acercó para besar mi mejilla. 

  — Hola.  — respondí acercándome para devolver su saludo. Su perfume. Cómo amaba sentir su perfume. 

Se alejó y puso en marcha el auto, antes de avanzar dirigió sus ojos hacia mí, entretanto su boca dibujaba una pequeña sonrisa que dio vuelta mi mundo otra vez. 

  —¿Que tal el instituto hoy?— me preguntó intentando romper el silencio incómodo.

  — Bien. Quiero decir, sacando las clases de gramática, bien.  — respondí sonriendo y negando con la cabeza.

  —¿Eso te cuesta verdad?— sus ojos dejaban el frente por unos segundos y me observaba de forma intensa. Amaba sentir su mirada posada en mí. 

  — Un poco, si.  —  mis palabras sonaban un quizá cortantes. A pesar del efecto de esa mujer en mí, no lograba olvidar el sentimiento de abandono que me provocó tiempo atrás. 

Generalmente yo llegaba a comprender las intenciones de las personas, pensaba que lograba ver más allá, pero con esa mujer todo era diferente. 

  — Emma, me gustaria que hablemos.  —  su voz me sacó de mis pensamientos. 

Luego de unos minutos, frenó el coche en la costanera. Ambas bajamos al mismo tiempo y nos dirigimos en silencio a unos troncos frente al río que formaban una especie de bancos. El lugar se encontraba casi vacío. Observé disimuladamente a Kate, su forma de caminar, su manía de correr su cabello a un lado, su ropa. Llevaba unos jeans negros ajustados perfectamente a sus piernas, una camisa clara y unos zapatos altos llevándome una altura considerable. Quisiera resumir diciendo que se encontraba hermosa. Aún no lograba comprender la situación. 

 Nos frenamos en esos bancos, apoyándonos en sus espaldares observando el río correr pacíficamente. 

 Escuché su suspiro. 

 —Kate. —

  — Emma yo, yo no estoy segura de lo que estoy haciendo, ¿sabes?.  —  dijo de golpe, como si esas palabras la hubiesen estado ahogando este tiempo que llevábamos juntas. Clavó sus ojos en los míos.

  — Yo tampoco. —  respondí volviendo mi mirada al río.

  Se acercó unos centímetros a mí y pude sentir su aroma nuevamente inundar mi ser. 

  — Es la primera vez, después de mucho mucho tiempo, que me dejo llevar...  — su voz parecía entrecortarse. — Y creeme que aún no sé por qué lo hago, pero cuando te tengo cerca, pareciera tener la respuesta a absolutamente todo y el poder de ignorar el resto. 

Giré mi cabeza y apoyé el brazo en el tronco, fijando mi mirada en la sonrisa débil que la mujer frente a mí me brindaba. 

  — Tengo miedo Kate. Tengo miedo porque jamás sentí esto antes, nunca. Siento que esto... — tomé su mano y la entrelacé con la mía. — Que esto es lo único que necesito para ser feliz, que tú eres lo único que me hacía falta, ¿me entiendes? .— susurré. 

 Corrió un mechón de cabello que caía sobre mi rostro y me acarició la mejilla dulcemente, provocando que cerrara mis ojos por unos segundos. 

  —Quiero conocerte, quiero conocer cada uno de tus gustos, de tus miedos, conocer cuáles son tus películas favoritas, conocer aquellos libros que acaparan tu mente antes de dormir, quiero conocerte con esa sonrisa dibujada en tu rostro y sin ella, quiero conocerte plena, feliz, distraída, pensante...—  proseguí, mientras pude sentir como presionaba mi mano a medida que cada palabra salía de mi boca. 

  —Conóceme. Por favor... conóceme.  — su voz era casi un susurro. 

Sonreí y me acerqué a ella aún más. Solté su mano y envolví su cintura con los brazos, apoyando mi cabeza en su pecho. Pude percibir allí que mi corazón no era el único exaltado, los latidos de Kate competían con los míos. 

Sentí como me presionó contra ella, apoyando su mentón en mi cabeza. En ese momento pareciera que hasta el río dejó de correr, todo se centraba en ese abrazo que estaba cargado de emociones, de sentimientos inexplicables. Hubiese dado todo de mí por quedarme allí, en ese lugar seguro, entre sus brazos. 







HOLA!!! ESPERO PODER RECOMPENSAR UN POQUITO LA ESPERA. TENGO MUCHO MÁS PARA BRINDARLES DE ÉSTAS DOS, ESPERO SUS COMENTARIOS QUE SIEMPRE SIEMPRE ME MOTIVAN A SEGUIR, TAMBIÉN CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS PARA PROSEGUIR Y ESCRIBIR MEJOR PARA USTEDES. MUCHAS GRACIAS POR TOMARSE UN TIEMPO Y LEER. 

Sofía. 

Espérame un poco másWhere stories live. Discover now