Parte III. La hermosura de las pequeñas cosas

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Parte III. La hermosura de las pequeñas cosas

Sasuke fue guiado hasta el castillo tenebroso por varios pájaros que, aunque se mostraban reacios al principio, al ver a Naruto herido, se apresuraron a ayudar al enemigo. Sasuke finalmente entró a la guarida del zorro y observó el interior con fastidio. Era más colorido que su apariencia externa, no combinaba para nada. Colocó a Naruto sobre la alfombra y sonrió levemente, de alguna forma este castillo se parecía a él: lúgubres por fuera y cálidos por dentro.

Pero entonces, si las cosas eran de esa forma, Sasuke llegó a una conclusión que lo amargó instantáneamente: ¿Cómo luciría él por fuera y por dentro?

Las palabras de Naruto se seguían repitiendo dentro de su cabeza: los humanos son los verdaderos monstruos.

Recordó la escena con el enorme oso y concluyó que tal vez, este demonio tenía razón.

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Diferentes animales del bosque empezaron a llevar hierbas medicinales para curar a los dos. Naruto seguía inconsciente por lo que el Uchiha se preguntó si estaba muerto, pero al notar sus ronquidos, se dio cuenta que el idiota solo se había tomado una siesta.

—Estúpida bestia —se quejó apenado. No entendía por qué le preocupaba este "monstruo", pero de algo estaba seguro, tenía una deuda pendiente con él. Volvió a prestarle atención al castillo y vio que cada rincón estaba adornado con flores, brillantes colores resplandecían en cada ventana, florero, mueble y rincón del edificio.

Era hermoso.

Sasuke fue atraído por una rosa que estaba marchita y permanecía flotando mágicamente adentro de un frasco transparente. Le pareció estúpido que aquella flor estuviera cuidada con exceso, ya que su apariencia era deplorable.

—Es un desperdicio —murmuró.

—Te equivocas —habló Naruto con un quejido mientras se erguía del suelo. Sus ojos volvían a ser azules como el cielo y mostraba pena en su rostro.

—¿En qué? —preguntó resentido, él siempre tenía la razón.

—De todas las flores de mi castillo, esa es la más hermosa —dijo con confianza y una sonrisa genuina. Sasuke contuvo sus ganas de burlarse, pero las carcajadas malévolas salieron y resonaron fuertemente.

—¿Qué dices? Las bestias tienen un sentido de la belleza realmente atrofiado.

—Tienes razón, ustedes los humanos no saben apreciar lo hermoso de las pequeñas cosas, esa es su debilidad más grande. —contestó triste el rubio, lamiéndose una de las heridas que tenía en el brazo.

—¿A qué te refieres? —preguntó confundido el guerrero.

—La belleza que ustedes aprecian reside en el exterior de las cosas, pero no aprecian las pequeñas cosas de la vida. Lo puedo notar en tu cara, miras con desprecio aquello que se ve feo y marchito, solo te enfocas en lo que resplandece y en lo que luce como nuevo ¿no es así? —cuestionó serio —Te aseguro que esa espada que cuidas y alabas, un día será desechable para ti cuando comience a lucir horrible.

Sasuke observó su espada que yacía en un rincón, la bestia tenía razón, si le dejara de servir, la botaría sin miramientos ni dudas, pero para eso eran las cosas ¿no? Todo era desechable.

—¿Qué hace tan hermosa a esta estúpida flor? —gruñó fastidiado de que aquel monstruo le diera consejos de vida.

—Es el único recuerdo de mi madre —sonrió Naruto, de forma casi angelical. El azabache se quedó sin palabras, este demonio lucía más humano que muchos habitantes de Konoha, era extraño —Verás Sasuke, esa es la verdadera hermosura de las pequeñas cosas, su significado único para nosotros. Las flores que adornan mi casa son hermosas, pero son sustituibles, en cambio, esta rosa sin color y que se desmoronaría al más leve contacto, tiene más importancia para mí.

El significado de la bellezaWhere stories live. Discover now