Parte IV. El lamento del zorro

529 76 11
                                    

Parte IV. El lamento del zorro

Al día siguiente el Uchiha tuvo que tomar una decisión, regresaría a la aldea para renunciar a su puesto como guerrero, había descubierto con quién quería pasar el resto de sus días.

Se despertó más temprano de lo usual y vio a su hermosa bestia abrazándolo con fuerza, se veía como un pequeño niño cuando tenía esa expresión tan pura en su rostro, ¿cómo se le había ocurrido que Naruto era un monstruo?

Salió con dificultad del abrazo y tomó su mochila de viaje y la espada que ahora le causaba angustia y se marchó. Volvería, le quería dar una sorpresa a Naruto, así que no dijo nada, no tardaría mucho.

Transcurrieron las horas y por más que quiso alejar al cachorro de la osa, este terminó acompañándolo, lo metió adentro de su mochila y ambos siguieron con la travesía. Sasuke resplandecía con un brillo desconocido, uno que irradiaba felicidad por cada poro de su cuerpo.

Por primera vez en su vida, reconocía lo que significaba la alegría.

Llegó a su aldea y fue recibido por los habitantes de Konoha, ellos parecían aliviados de que su guerrero más fuerte volviera a salvo.

—¿Y bien? ¿Dónde está la bestia? —preguntó el líder de la aldea con impaciencia. —Creímos que habías muerto Sasuke, duraste semanas sin volver.

—Vine a dar la cara —dijo con orgullo mientras lanzaba su larga espada y mostraba una expresión fastidiada —Renuncio a mi puesto, no quiero pertenecer a esta aldea.

Todos comenzaron a cuchichear y murmurar palabras confusas e hirientes. Sarutobi parecía sorprendido y molesto a su vez, el padre de Sasuke no tardó en aparecer, más enfadado que el propio líder.

—¡¿Qué mierdas dices?! —alzó la voz logrando que todos se callaran al instante —¡Tú eres un Uchiha! ¡Actúa como tal!

Las palabras duras de su padre le afectaron, pero se mantuvo firme, recordó a Naruto y aquello le dio la fuerza para volver a imponerse.

—No te metas en mis decisiones, padre —le contestó.

—Pero ¡¿qué dices?! —alzó la voz con más agresividad —¡¿Acaso te lavó el cerebro aquel monstruo?!

—¡Naruto no es un monstruo, tú si lo eres!

Todos chillaron con sorpresa, la bestia tenía nombre y Sasuke le hablaba con familiaridad. Las mujeres comenzaron a sollozar y lamentarse, y los hombres levantaron sus armas con histeria. El monstruo podía controlar a su guerrero número 1.

—¡Enciérrenlo! —declaró Sarutobi mientras alzaba la espada del suelo y varios hombres comenzaban a someterlo. Sasuke era poderoso, pero cuando su hermano mayor, Itachi, lo sometió, no pudo moverse. Miró su mochila y rezó porque el osezno no saliera de su escondite, no quería que lo lastimaran.

—Lo siento hermanito~ —se burló su hermano mayor —Pero te volviste demente, no te preocupes... nos encargaremos de esa bestia, no debimos mandarte a una tarea tan peligrosa —le sonrió y entonces lo dejo inconsciente de un golpe en la nuca.

.

.

.

Los alaridos de dolor de Naruto se escuchaban por los alrededores del bosque, se sentía como si se le hubiera desprendido el corazón de un jalón. Sasuke se había marchado de su lado, un vacío lo consumía, parecía que un abismo se había creado en su pecho y comenzaba a esparcirse por todo su cuerpo.

Los animales huían del dolor de su amado demonio zorro. Borbotones de lágrimas fluían sin reparo de sus ojos y los sollozos eran tan potentes que lastimaban su garganta, quebrándose su voz en miles de pedazos.

Observó el vestíbulo lleno de coloridas flores y comenzó a desprender una por una, quería que alguien sintiera su desgarrado corazón, miró la flor marchita en aquel frasco transparente y se detuvo. Recordó el amable rostro de su madre y cayó de rodillas.

Sasuke era un verdadero monstruo, le había mostrado cosas hermosas para valorar, pero había sido muy listo, ninguna de ellas se podía guardar en una botella.

No le quedaba nada, solo sus lamentos.


El significado de la bellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora