Fui más allá

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Fueron mis ganas de experimentar cosas nuevas con las ansias de tener recuerdos que contar cuando viejo junto a mis mejores amigos, las razones que me llevaron a abrir esa nueva puerta. 

Ya teníamos costumbre de irnos por aquella puerta que todo el mundo dice que nunca debes cruzar porque una vez que estés adentro, te puede gustar quedarte a vivir ahí. Patrañas, esa comodidad efímera es perenne solo para aquellos que no tienen nada afuera. Me gusta creer que yo no soy uno de ellos, aunque a veces realmente me cuesta trabajo hacerlo.

Fuimos 4 personas, tres hombres y la enamorada de uno. Ya habíamos estado leyendo sobre esto desde hace tiempo, es más, yo aparentaba tener una predisposición mayor a tomar riesgos con este tipo de cosas. Llegamos al punto de encuentro, el cual era un lugar muy bonito, por cierto.

Cuando nos encontramos con el cerrajero, el poseedor de la llave para poder abrir tan prohibida pero intrigante puerta, sentimos que estábamos frente a uno más de nosotros, a un joven que jamás podrías imaginarte que estuviese metido en estas cosas. De tez blanca, cabello castaño y robusto, sus mejillas rojas revelaban que hace poco había estado en un ambiente cálido. Nos explico como es que debíamos pasar por aquella puerta, era necesario algo que a esas personas les gusta llamar "respeto". Creo que si realmente hubiésemos tenido algo de respeto, no hubiésemos ido a ese lugar desde un principio.

Cuando llegamos a la casa de uno de los 4, el cual siempre se entretiene en el camino comprando o comiendo algo, nos sentamos en circulo afuera de su sala, sobre el grass de su jardín, alejados de los cuartos donde su familia acostumbra a pasar la mayor parte de sus días.

Nos hicimos con provisiones y una guitarra, empecé a tocar pero todos estábamos tan entusiasmados que cualquier tipo de distracción que no tuviese que ver con aquella puerta, pasaba con más pena que gloria.

Cuando llegó el momento de abrir la puerta, me invitaron a ser el primero. Yo estaba tan asustado como entusiasmado, pero ya había pagado, ya estaba ahí, ya había demostrado tanta seguridad durante todo el día como para retractarme teniendo la llave entre los dedos. Inserté la llave, giré y se abrió de a pocos. Me asomé lentamente mientras tambaleaba mi peso sobre la estructura sólida de la entrada, sin embargo, esta era engañosa. La puerta se abrió de golpe e hizo que todo mi cuerpo se fuese hacia abajo hasta caer sobre un colchón de grass suave y húmedo. Miré hacia arriba en busca de mis amigos, me asusté por un momento porque no los encontraba pero ahí estaban, convertidos en edificios de colores con formas humanoides y pequeños inquilinos que salían a través de las ventanas para saludarme. Me costó escalar ese profundo foso, pero cuando llegué arriba, la puerta ya no estaba, se había ido muy lejos y yo  estaba muy dentro de aquella habitación.

Me puse de pie, sentía que debía hacerlo porque me sentía dentro de un estadio. Voces con tambores y gritos de euforia y pasión venían desde las luces emergentes de aquellos pilares de tierra donde los soñadores habitan buscando ser parte del Olimpo.

El grass empezó a levantarse por montones pero no como plantas, sino como personas hechas de plantas. Todos aplaudían y la música era en vivo, todos estábamos en un concierto, todos estábamos ahí y eramos felices. Tome un poco de zumo de naranja para aplacar el ardor que sufría en las yemas de los dedos debido a la fricción que hice al girar la llave. El resultado, una ola de zumo que me cubrió por completo y refrescó hasta el más antiguo deseo de la infancia que aún guardaba en mi inconsciente. Procedí a llevarme una fritura a la boca pero cada vez que masticaba, las partículas que se iban rompiendo de aquel cuerpo salado, se incrustaban en mi paladar y en la parte interior de mis mejillas, me vi obligado a ahogarme en zumo una vez más.

Mis amigos entraron a la habitación también, no fue tan divertida para ellos y eso arruinó la diversión para mi. Creo que después de todo, soy un monstruo que se alimenta de las sonrisas de aquellos a los que ama. 

Cuando salimos de aquella pieza, conversamos, comimos, nos abrazamos y nos despedimos, debíamos estar en casa antes del amanecer, había conteo de ganado humano al día siguiente.

Muerto en mi día.Where stories live. Discover now