Acusado de numerosos crímenes y homicidios, Justin Bieber deberá contarle a su abogado la historia detrás de los hechos que lo condenaron a prisión.
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Portada hecha por: @sirentale
[Historia ganadora en los #BieberAwards2017 y #WorthyAwards20...
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Siete de la mañana; un característico vientisito mañanero ingresaba por los grandes ventanales de la habitación, empezando a darle unos toques más fríos al ambiente.
Aún con los ojos cerrados y solo una fracción de su subconsciente funcionando, Claire quiso subir el edredón un poco más para cubrirse hasta el cuello, pero al intentarlo por segunda vez y notar que algo se lo impedía, entendió que tenía un fuerte y cálido brazo masculino rodeando su cintura.
Un tanto, muy, desorientada, la chica se removió despacio sobre la acogedora cama, sobándose los ojos y observando todo a su alrededor, intentando de algún modo que su cerebro reordenara las piezas aún adormecidas que hacían falta. Sin embargo, no fue necesario demasiado para que recordara todo en un flashback súbito que le devolvió cada mínimo detalle.
Claire resopló sutilmente. Sus labios formaron una dulce sonrisa a medida que iba acordándose de todo. Las mejillas se le pusieron rojas al rememorar las palabras de Justin; su forma de hablar, tan frontal y electrizante, la hizo apretar su labio inferior con los dientes. El corazón se le estrujó al recordar la húmeda boca del chico contra la suya, jadeando con incitación en un vaivén de súplicas y respiraciones entrecortadas que aún podía escuchar, que aún podía sentir.
Habían hecho el amor tantas veces. En aquella vaporosa ducha, sobre el mármol del tocador, sobre esa cama en la que ahora ambos habían despertado juntos, desnudos, entrelazados de brazos y piernas. Parecía mentira.
Y aunque todo eso hacía que sonriera sin remedio, nada era suficiente para distraerla por completo de aquella otra realidad paralela que atormentaba y sacudía en trizas su corazón.
Dylan, ese nombre resumía muchas cosas. Una vez que Claire hubo despertado del desmayo en aquel hospital, se prometió a sí misma que los recuerdos que tendría de él siempre serían buenos, aun cuando sabía que la mayoría de ellos solo habían sido producto de reconciliaciones por alguna fatídica discusión o accidente con las drogas. Bien decían por ahí que, aunque hayas visto la peor versión de una persona, siempre se quedará en ti lo mejor de ella.
¿Qué podía decir? La relación de ambos siempre había sido un incesante martirio. Entre perdones y falsas promesas sobre cambios que nunca llegaron, los dos se acostumbraron a esa montaña rusa, a esa constante inestabilidad emocional. Quizás eso explicaba muchas cosas; quizás Claire solo sabía amar de esa manera y buscaba llenar vacíos con aventuras llenas de miedos e inquietudes, porque era el único tipo de amor que había conocido en su vida.
La realidad era que ahora Dylan ya no estaría ahí para comprobarlo. Ni lo estaría nunca más. Pero ella no se sentía triste, tampoco había un nudo en su garganta palpitando con insistencia. Lo había llorado anoche, con Justin, y es por eso que esa mañana ya no tenía ganas de seguir desfogando su pena en lágrimas.
