Capítulo veinticuatro: Maldito cerdo

484 63 28
                                    

-Te amo.- Viktor se quedó perplejo, no sabía cómo responder.- Te extraño y... no sé si tenga el derecho de decírtelo... Pero no podía guardármelo. No quería guardármelo. Sé que es muy tarde pero... Quiero que sepas que haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz. Como amigo o como pareja, incluso como ninguno.- Yuuri soltó una pequeña sonrisa temerosa, más por nervios que por otra cosa.- Sé que es muy tarde ya...- La mirada de Yuuri se dirigió hasta sus pies, perdiendo toda la confianza con la que había llegado y sintiéndose un idiota.- Sé que... nosotros... que no... Sé que fue mi culpa. Cuando me di cuenta del error que había cometido, ya era demasiado tarde. Al principio quería buscarte, pero me convencí a mí mismo de que lo correcto era dejarte ir... Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba.

Yuuri empezó a balbucear, incapaz de seguir pronunciando palabras coherentes. Tenía miedo. Su impulso lo había llevado hasta ahí, pero ahora se sentía aterrado de perder a Viktor una vez más. Esta vez era diferente, era más maduro y más seguro de lo que quería. De a quién quería. Guardarse cosas era lo que los había llevado hasta donde estaban y Yuuri no estaba dispuesto a regresar al mismo círculo vicioso.

-Yuuri yo...- La voz de Viktor hizo que Yuuri levantara la cabeza y lo viera a los ojos. Podía ver el conflicto en su mirada. Fue entonces que Yuuri supo lo que pasaría, antes siquiera de que Viktor hablara. Tenía la respuesta ante él y su corazón dolía.- No quiero.- Su voz se quebró.- No es a esto a lo que vine... Lo siento.- Ambos se quedaron callados en un silencio incómodo. No podían mirarse a los ojos y ambos sentían cómo se sus ojos empezaban a humedecerse.

-¡Viktor! Ya es hora de...- Yuri dejó su frase a la mitad al entrar a la habitación y sentir el aire que se había creado entre los dos hombres, quienes espabilaron al escuchar el grito del más joven.- ...irnos.- Terminó la frase en un tono extraño, preguntándose internamente qué es lo que había sucedido.

-Cierto, no podemos perder el tren.- Ambos rusos tomaron sus maletas, preparados para irse.

-Nosotros los alcanzaremos después.- Dijo Yuuri con una sonrisa que no llegó a sus ojos.- Tengan un buen viaje.- Miró a ambos a los ojos e hizo una pequeña reverencia en forma de despedida.- Lo siento.- Soltó finalmente en un susurro.

-Nos vemos, Yuuri.- Dijo Viktor, lanzándole una significativa mirada. Yuuri volvió a sonreír, ahora de forma honesta, recibiendo otra sonrisa a cambio.

———————————————-

Viktor miraba por la ventana del tren ensimismado en sus pensamientos. La declaración de Yuuri le había causado un remolino de sentimientos en su interior que revolvía todo dentro de sí. Se sentía... vivo. Más vivo de lo que se había sentido en mucho tiempo. Casi había olvidado esa sensación, ese cosquilleo en el pecho que le recordaba que aún seguía ahí, que seguía con vida.

-¿Qué pasó con el cerdo?- Preguntó Yuri con una mueca.

-¿Eh?- Viktor lo volteó a ver, completamente distraído.

-Pregunté que qué pasó con el cerdo.- Repitió Yuri con voz frustrada.- Sé que te dijo algo, quiero saber qué te puso así.

-¿Así? ¿Así cómo?- Preguntó Viktor de forma inocente, dispuesto a evadir el tema.

-No me puedes mentir, Viktor. Te conozco como si fueras mi hermano, tu cara de inocencia no servirá conmigo.- El rubio fulminó a Viktor con la mirada, quien soltó un suspiro, resignado a tener que contarle a Yuri.

-Yuuri dijo que me amaba.- Viktor bajó la mirada mientras un casi imperceptible sonrojo coloreaba en sus mejillas.

-¿Y?- Preguntó Yuri mientras se cruzaba de brazos. Viktor volteó a verlo con clara duda en su rostro.- ¿Qué respondiste?- Los ojos de Yuri analizaban con escrutinio cada movimiento del rostro del hombre.

Otra oportunidad.Where stories live. Discover now