005: Sentimientos.

7.4K 450 65
                                    

Las semanas pasan volando y sin darme cuenta vuelvo a ser yo misma. Mi relación con Negan sigue siendo la misma, él se va con otras mujeres cuando quiere pero luego por las noches me busca. Dice que se ha acostumbrado a mi compañía y que no le cuente a nadie lo que me ha confesado. Me gusta la sensación de tenerlo a mi lado sin que haya sexo de por medio. Hay noches en la que estoy cansada y él también, por lo que nos abrazamos hasta quedarnos dormidos. Pero debo admitir que los sentimientos hacia él cada vez se hacen más grandes y odio no poder frenarlos. Él es tan delicado conmigo y me hace sentir bien, ya no intenta herirme con sus malas palabras. Puedo decir que él ya no es el monstruo al que tenía miedo y con el que me daba asco estar. Las cosas han cambiado tanto últimamente. Y me da miedo salir destrozada de esta extraña relación. No quiero sufrir por Negan. Quiero hacer como él, solo disfrutar del momento juntos sin ataduras ni sentimientos de por medio. Pero... no puedo negar el gran cariño que mi corazón ha acogido para él. Supongo que todo lo que sienta por Negan nunca puede saberse. Porque sé que él va a cambiar su actitud y no deseo eso, estamos bien así. No quiero alejarlo.

Mis pies se detienen frente a las vallas. Allí observo como los trabajadores se encargan de sujetar a los muertos con cadenas. El día es demasiado hermoso como para ver esas escenas tan grotescas. Me cruzo de brazos y cierro los ojos, disfrutando del cálido aire que golpea contra mi rostro. 

—Vaya, que milagro verte por aquí. Así que ya has decidido salir de tu habitación.

Abro los ojos y me encuentro a Negan sonriendo de manera coqueta. Me encojo de hombros.

—El día luce precioso como para quedarme encerrada todo el día.

—Me gusta que hayas salido.

Lentamente se acerca a mi y se inclina para darme un humeante beso. Sonrío sin mostrar los dientes y mi inocente corazoncito late con intensidad.

—¿Y qué hacías tú?

—Voy a salir con algunos para recoger los suministros de una comunidad.

Asiento con la cabeza y sin poder evitarlo vuelvo a besarlo. Estoy con muchas ganas de mimos. Negan acepta mis besos de manera gustosa y sonríe. Que guapo es cuando sonríe.

—Se acerca el invierno—comenta tras colocar sus manos alrededor de mi cintura—tengo que conseguirte un bonito vestido para que no pases frío. Tal vez un abrigo.

—Que no sea de lana, la piel se me irrita.

—Lo tendré en cuenta. Ahora tengo que irme—se inclina nuevamente y me da otro besito—nos vemos por la noche, nena.

Vuelvo a asentir con la cabeza y veo como se aleja de mi. Estoy de pie por unos minutos hasta que siento un poco de frío. Antes de entrar por la puerta trasera que da a las habitaciones, me cruzo con Chloe. Ella me mira y puedo notar miedo en sus ojos. Verla así me causa un pelín de satisfacción. Mi venganza sigue almacenada en mi cabeza, no pienso olvidarlo jamás. Solo estoy dandome tiempo para asimilar bien lo que voy a hacer contra todas ellas. Tras ella sale Rachel y viene corriendo hacia a mi.

—Hola, Leila—saluda animadamente—que guapa estás hoy.

Sonrío y veo como Chloe se aleja a toda prisa.

—Creo que el azul me queda bien—comento mientras hecho un vistazo rápido a mi vestido.

—Obviamente. Te estaba buscando desde hace rato.

—¿Qué querías?

—Dijiste que los martes y viernes me darías clases de defensa personal. Y aquí estoy, lista para ser tu aprendiz.

Rachel es mucho mayor que yo pero hay algo en ella que la hace lucir como si fuera una jovencita de quince años. No sé, tiene algo que la hace brillar. Siempre va sonriendo a todo el mundo, es tan alegre y positiva. Me cae bien, a veces me contagia su alegría y ya somos dos locas que van tratando bien a las personas.

—Oh sí—recuerdo enseguida y le hago una señal para que me siga.

De camino a mi habitación no paramos de charlar. Sobre temas ridículos, como que se sentiría volver a comer un buen trozo de pizza. La mayoría de veces no paramos de imaginar platillos de comida super apetitosos pero que ahora en el mundo que vivimos no podemos degustar. Nos planteamos la idea de pedirle a Negan que nos de ingredientes para intentar imitar algún plato similar de nuestra infancia. Pero me da verguenza pedirle cosas así. Normalmente comemos cualquier cosa que nos preparen la gente que se encarga de la cocina, no somos exigententes. Por lo menos yo no lo soy. Aunque creo que me merezco comer algo rico. Tengo unas ganas de probar un buen trozo de tarta, no me importa de que sea solo quiero un pedacito. Entramos riendo por las extrañas ocurrencias de mi nueva amiga. Sigo asimilando que alguien que no sea Negan y Adela, se interesen en hablar conmigo. Pero he descubierto que todavía tengo la habilidad de hacer reír a la gente sin parecer demasiado rara.

Le enseño lo básico a Rachel: si te atacan, toma la mano del agresor y flexiona sus dedos hacia los lados provocándole fuerte dolor, así escaparás de su agarre. Si el agresor trata de tomarte por el cuello, con el dedo índice de la mano pica su garganta a la vez que lo presionas para caminar hacia atrás. Toma del cabello al agresor y jalar hacia abajo, mientras levantas la rodilla y le propinas el golpe en la cara. Si te toman por la espalda, además de un pisotón puedes dar un codazo con toda tu fuerza o incluso morderle el brazo, para liberarte. Un movimiento del que puedes sacar ventaja es una patada en los genitales del atacante. El último sin duda es uno de mis favoritos desde que cumplí los doce años.

Las dos, cubiertas de sudor y entre jadeos, nos tiramos al suelo. Hemos invertido dos horas de entrenamiento y la última media hora solo hemos bailado como si la vida nos fuera en ello.

—¿Qué hacías antes de todo esto?

Su pregunta me tomo de sorpresa.

—Secretaría, ¿y tú?

—Masajista. A mi marido le encantaba que se los diera—murmura y puedo notar un poco de tristeza en su voz—murió mucho antes del que mundo se fuera a la mierda. Todo por un maldito accidente de trafico. Aún lo echo de menos... ¿Echas de menos a alguien?

Vaya... de repente las dos nos hemos puesto en modo depresivas.

—A mi madre—susurro sintiendo una molestia en la garganta—no hay ningún día en que no piense en ella.

Me doy cuenta que nunca había hablado mucho de mi familia con nadie y me agrada poder sacar todo lo que siento de mi pecho. Rachel y yo seguimos en el suelo, ambas sabemos que nos hace falta una charla profunda.

—Mataron a mi marido frente a mis ojos—parpadeo varios veces para disipar cualquier rastro de lágrimas—fue hace más de un año, cuando todo estaba comenzando... era el amor de mi vida y me lo arrebataron.

Rachel coloca su mano sobre mi hombro y da un suave apretón. He abierto el cajón del dolor y ya no hay manera de cerrarlo hasta contar todo. Jamás lo había dicho en voz alta y de cierta manera es como si me quitara un peso de encima.

—Tuve un aborto semanas después—la primera lágrima se hace paso entre muchas que se aproximan—pero lo tomé como si cualquier Dios existente me hubiera hecho el favor de no traer a una criatura a sufrir. Pero fue muy duro, ¿sabes? Perdí a mi marido y luego a nuestro bebé.

—Debió ser muy duro, lo siento mucho.

Asiento con la cabeza y me llevo las manos al rostro para limpiar todo rastro de lágrimas.

—Mi hijo tenía ocho años cuando una horda de caminantes nos rodeó—ella no aguanta y se echa a llorar con fuerza.

Ella se sienta y yo la imito. Verla llorar por primera vez en cierta manera me rompe un poquito el corazón. La acuno entre mis brazos y le doy palabras de aliento. Sin duda todos hemos sufrido muchísimo.





Continuará...




Como siempre espero: que les guste el capítulo ❤

Nos leemos pronto.

Me perteneces. [Negan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora