009: Recuerdos.

5.5K 385 67
                                    

Aquel hombre era el ser más malvado que había visto en toda mi vida. Las lágrimas no paraban de brotar desde mis ojos, el dolor en mi pecho era insoportable. Miro a aquel hombre con desprecio y a duras penas me arrastro sobre el suelo. Puedo escuchar el gruñido de algunos muertos desde los lejos... pero nada me importa, solo quiero llegar a él. Mi amor. Pese al dolor instalado en cada músculo de mi cuerpo, me acerco y con mis manos temblorosas apoyo su cabeza sobre mis piernas. Un sollozo desgarrador sale desde lo más profundo de mi alma y lloro sin poder detenerme, mientras abrazo como puedo el cuerpo sin vida de mi marido, del amor de mi vida. Jimin tiene sus bonitos ojos cerrados, ajeno a todo sufrimiento y eso me consuela.

Mi pequeño hombrecito había luchado una y otra vez para que nos dejaran en paz, no le importó las veces que lo hubieran golpeado, solo gritaba mi nombre. Mi familia solo era Jimin, él era todo lo que necesitaba para seguir luchando en este mundo, mi mejor amigo de la infancia, mi compañero de locuras. Y me lo habían arrebatado frente a mis ojos, mientras aquellos bestias se empalaban sobre mi cuerpo una y otra vez. Él comenzó a sangrar por la boca tras aquel disparo ensordecedor y podía ver como lloraba de la impotencia. Se moría y no dejaba de luchar por llegar a mi lado. Él lo sabía y yo también, eran nuestros últimos minutos con vida. Lo aceptamos y yo deje de luchar cuando sus ojos dejaron de parpadear, aquellos bonitos ojos mieles que me habían vuelto loca desde el primer día, estaban mirándome sin vida. Solo entonces sabía que él me estaría esperando en la otra vida, me aferré con todas mis fuerzas a esa esperanza de volver a estar a su lado. Aquellos hombres jugaron conmigo a su antojo, apagaron cigarrillos sobre mi cuerpo, me golpearon hasta dejarme sin respiración y me escupieron sin dejar de reír. Me habían robado todo y yo no era capaz de hacer nada. Ya no quería luchar.

Mi mente vuelve a la tierra y veo como aquellos monstruos se marchan corriendo en dirección contraria a la de los muertos.

Está bien, Jimin, esperame.

Me inclino un poco y sin importar la sangre de su boca y de la mía, le doy un último beso. Cierro los ojos sin dejar de aferrarme a su cuerpo y espero mi hora. Ya no tengo motivos para seguir viviendo. No puedo seguir luchando por sobrevivir sin él, ya no tenía fuerzas ni para respirar. Mis muslos gritaban ser atendidos y mis partes intimas sangraban. Las quemaduras en mi cuerpo eran dolorosas pero nada se comparaba al dolor que tenía en mi corazón, en mi alma. Estoy tan cansada... me mareo y sin dejar de tocar a Jimin para asegurarme que sigue a mi lado, me tumbo a su lado a la espera de los muertos o simplemente a que la vida se me fuera tras tremenda brutalidad que me habían hecho. El sol es horrible, me ciega, el clima es espantoso y deseo morir con un tiempo de mierda. No quiero una mañana soleada. Lentamente mis ojos se sienten pesados, toda yo se siente pesado.

No sé cuanto tiempo ha pasado cuando me levanto de golpe. Nada mas abrir los ojos me encuentro con un hombre sentado en una silla echando un vistazo a una revista de deporte. Trago saliva fuertemente y me doy cuenta que no estoy en el bosque. Aquel hombre levanta los ojos hacia a mi y ladea su cabeza.

—Hola, ¿cuál es tu nombre?—pregunta sin dejar de examinar mi rostro.

Mi entrecejo se frunce y de un momento a otro comienzo a recordar todo.

Esos hombres.

Jimin en el suelo.

Mi cuerpo siendo ultrajado por esos monstruos.

¿Dónde está el cuerpo de mi marido?

—Soy Negan







.
.
.

Sonrío por el doloroso recuerdo y me pongo de pie. La mañana es gris al igual que mis tormentosos sentimientos. Es como si el puñetero clima se hubiese puesto de mi parte. Mis dedos se encuentran con una de las tantas quemaduras de mi cuerpo que por lo menos no se notaban tanto. Aquellas marcas me recordaban aquel infierno que viví hace un par de meses. Pero si no fuera por Negan ni siquiera estaría viva para contarlo. Aunque en ese momento tan trágico no quería seguir viviendo. Él me encontró aquel día en el bosque, él me salvó de esos monstruos, él fue paciente conmigo. Él es especial, ¿no? Después de todo me dio un pequeño empujón para seguir respirando. Así que le estoy agradecida.

Miro al reloj de mi mesilla de noche y tomo una bocanada de aire antes de ver aquel test de embarazo. La esperanza se me escapa de las manos y me envuelve la tristeza. Tal vez necesitaba aquel bebé para cerrar esa etapa dolorosa de mi vida, necesitaba alguien que curara todas mis cicatrices y demonios.

Negativo.

Me giro sobre mis talones y veo a Negan con una mueca de tristeza.

—Lo siento—susurro sin ser capaz de mirarlo a los ojos.

Él lo entiende a la primera, ya hemos pasado por esto hace una semana. Negan se levanta de la cama y con los pies descalzos se acerca a mi.

—No sientas nada, Leila, no pasa nada. Podemos seguir intentándolo.

Sus brazos se ciernen sobre mi cintura y yo apoyo mi cabeza sobre su pecho sin poder soltar el maldito test.

—Y si no puedo tener hijos—mi voz decae y hago todo lo posible para no echarme a llorar.

—El doctor dijo que todo estaba bien, preciosa, no le des más vueltas al asunto. Vamos a tener a nuestro bebé tarde o temprano.

El test se cae de mis manos para aferrarme a su espalda. Hacía tanto tiempo que no me sentía tan cálida entre sus brazos. Poco a poco mis sentimientos hacia él crecen. Jimin siempre será el gran amor de mi vida. Pero ahora debía comenzar de cero, darme la oportunidad de volver a querer. Tan solo quería dejar de sentirme tan sola y desde que Negan decidió que lo nuestro fuera exclusivo mi atolondrado corazón se siente cálido y querido. 

Mis pensamientos se quedan en el aire cuando mis pies ya no tocan el suelo. Negan se ríe como un crío y da vueltas conmigo sobre la habitación. Me agarro a sus hombros por temor a caerme.

—Basta—carcajeo—vas a hacer que te vomite encima.

Él se ríe y deja de dar vueltas como un loco. Mis piernas enredadas al rededor de su cintura y sus brazos rodeando mi cuerpo para no caer. A su lado me siento tan pequeña y vulnerable.

—Me gusta escucharte reír—admite sin una pizca de vergüenza. 

—Parezco un cerdito, Negan.

—A mi me gusta—repite y no deja de mirarme a los ojos con tal intensidad que hace que todo yo tiemble.

Son nuevos sentimientos que trato de aclarar.

—Tus ojos son bonitos—murmuro y alcanzo sus labios para dejar un suave beso.

—Y yo no sé si me gustan más tus pechos o tu trasero, nena.

Echo la cabeza hacia atrás por la carcajada que se me ha escapado.

—No te dura el romanticismo ni un segundo.

—Tienes razón—dice mientras vuelve a retomar camino y me deja lentamente sobre la cama—ahora deja que te haga mía, porque no hay nada que más me guste en este mundo que oirte gemir mi nombre.






Continuará...



Espero sus opiniones ❤❤


Nos leemos pronto.

Me perteneces. [Negan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora