El pasado lunes el gigante asiático, China, lanzó a los mercados sus anunciados contratos petroleros a futuro en yuanes, lo que se puede interpretar como el primer paso para hacer que su moneda se convierta en referencia global para la cotización de las materias primas.
Este lanzamiento se llevó a cabo en la Bolsa Internacional de Energía de Shanghái, luego de varias semanas de haber sido divulgada la intención de las autoridades chinas de promover las operaciones por medio de su moneda oficial, en lugar de continuar con las operaciones en dólares americanos.
Con esta decisión se abre un desafío a las operaciones que tradicionalmente se vienen realizando con los contratos a futuro en dólares en el mercado de las materias primas.
Esta iniciativa fue apuntalada por el Ministerio de Finanzas de China con la suspensión de los impuestos a los inversionistas que negocien contratos a futuros en yuanes durante los próximos tres años.
La estrategia no solo apuntaría a globalizar al yuan, sino a reducir los gastos de los países asiáticos en los mercados internacionales, en los cuales no cuentan con una moneda propia de referencia para cerrar los tratos. Solo por este concepto, China estima que sus gastos aumentan en 2.000 millones de dólares anuales.
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