Tachiagari

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    Jin llegó a su nuevo hogar a los dos días luego de haber conocido a Nobuyuki. Observó detenidamente el inmenso lugar mientras veía que sus padres se adentraban dentro del gran edificio, en el cual le enseñarían todas las técnicas que debía de saber para poder ser un buen exorcista.

-¿Crees que estaré a salvo aquí?- le preguntó a Nagatora, que aunque estaba invisible, sabía que siempre se encontraba a su lado.

-Nobuyuki me ha dicho que sí, o que por lo menos, cree que sí- le contestó su voz algo infantil y tierna.

-Eso no me agrada mucho- comentó con un tono algo molesto, y triste a la vez, porque ya estaba dejando su vida común atrás.

-No te preocupes, yo estaré para protegerte- intentó alentarlo, pero parecía en vano todo esfuerzo de Nagatora.

  Él no quería estar allí y nunca había querido estarlo y menos aún, sabiendo que en realidad su hermano nunca había sido la reencarnación de Sorato, si no que era él.

  Sintió un leve empujón en su espalda, lo que lo obligó a comenzar a caminar hacia el interior del edificio que parecía un colegio común y corriente, con la diferencia que aquel ocupaba lo que debía ocupar cuarenta edificios.

  Jin, muchas veces, cuando veía fotos de aquel lugar, siempre se había preguntado cómo hacían para mantenerlo oculto de la personas "normales" por decirlo de alguna manera. ¿Qué era lo que lo mantenía oculto a los ojos de los humanos para que no pudieran ver aquel inmenso lugar?

  Cuando entraron dos estatuas de dos grifos se encontraban en la entrada recibiendo. A Jin le parecieron de mal gusto, pero para no empeorar las cosas entre él y sus padres, prefirió quedarse completamente callado y que fuera lo que el destino quisiera.

-Buenos días- dijeron las estatuas al unísono y poco a poco comenzaron a cobrar vida, lo que asombró a Jin.

  Con cabeza de águilas y plumas brillantes y hermosas, las de uno marrón claro, mientras que el del más viejo ya llegando a gris, y parte trasera de león, hicieron una leve reverencia al ver a sus padres, mientras él se mantenía oculto detrás de ambos, con algún de miedo ante aquella fascinante, pero algo alarmante aparición.

-Estamos sorprendidos de tener a varios integrantes de una de las casas Reales aquí. ¿A qué se debe tal honor?- preguntó el grifo más viejo, o eso supuso Jin que era al verlos, porque sus plumas parecían algo más gastadas por el paso del tiempo.

-Hemos venido con nuestro hijo menor- le dijo su madre y tanto como su padre y ella, se separaron, dejando a plena vista de ambos animales a Jin, quien parecía haber empezado a temblar de miedo por cómo lo estudiaban aquellas criaturas.

-El director los está esperando- les dijo el más joven y comenzó a guiar a los tres hacia la dirección, pero, el grifo más viejo detuvo a Jin.

-Él irá conmigo para poder acomodarse en su respectiva habitación y conocer a su compañero de habitación. Luego irá a ver al director, solo- les dijo a su compañero y tambien a sus padres.

  Todos asintieron y Jin quedó solo con aquella criatura.

-Sígueme- le dijo y Jin sin protestar siquiera, lo siguió a paso lento, unos metros detrás de él- Tienes un ejemplar muy raro de encontrar- comentó el grifo mientras no dejaba de caminar.

-¿Disculpe?- le preguntó sin entender lo que le había acabado de decir.

-Su contrato. Es muy raro encontrar en estas épocas a un tigre como él.

  El grifo desvió su mirada hacia él por unos segundos y luego hacía algo o alguien a su lado a la altura de sus rodillas, así que él desvió la mirada hacia abajo, encontrándose así, con un pequeño tigre de bengala, que caminaba a su lado.

-¿Nagatora?- preguntó sin poder creérselo y el tigre levantó la vista, haciendo que sus miradas conectaran y él supiera que se trataba de Nagatora. ¿Quién más podía tener semejantes ojos tan hermosos, grandes y brillantes?

  El tamaño debía de ser el que todo tigre ya adulto tenía, pero Nagatora, e incluso todo en el tigre a su lado, lo hacía ver como si fuera aún muy joven para tener la altura, anchura y fuerza que los de su especie.

  Luego de haberse quedado algo asombrado por la compañía de Nagatora para que todos pudieran verlo, Jin miró hacia adelante, viendo claramente cómo las plumas del grifo comenzaban a caer y desaparecer a medida que iban tocando el suelo y poco a poco iba siendo cambiado por una figura humana.

  Un hombre de unos sesenta y largos, con una túnica blanca que le llegaba hasta el suelo y cabellos casi por completo blancos y largos, seguía caminando delante de él.

  Jin se detuvo por la sorpresa y vio cómo aquel hombre se detuvo y volvió su mirada hacia él, clavando así su mirada amarillenta.

-¿Co... Cómo es que hace eso?

-Todas las criaturas podemos tomar forma humana. Es por ello que nos escondemos bastante bien de ustedes- le dijo con una leve sonrisa- Y además supuse que te sentirías algo mejor siendo acompañado por una figura humana que por una de un grifo.

-¿Todos?- le preguntó y ladeó la cabeza hacia un lado y comprendió, que en realidad, la forma humana que había estado frente a él de Nobuyuki, en realidad, no era su verdadera identidad, como tampoco lo había sido la de Nagatora, que en ese momento estaba a su lado, aun en su forma de tigre.

-Así es. Ninguno de nuestra especie tiene figura humana, pero hemos logrado adaptarnos a través de tiempo y tambien gracias a los exorcistas que nos persiguen sin tregua. Teníamos que idear alguna forma para camuflarnos ¿no?- le preguntó con una leve sonrisa en el rostro que parecía característica de él, solo que en su forma de ave con cuerpo de león, era muy difícil de ver.

-Supongo- comentó él sin mucho entusiasmo.

-Veo que algo está rondado por tu cabeza- comenzó el hombre mientras comenzaba a avanzar nuevamente- ¿Se puede saber qué es?

  Jin decidió seguir manteniendo la distancia entre aquel hombre y él. No era que no confiara en él ni nada, pero prefería la distancia teniendo a su  lado a Nagatora.

-Esta será tu nueva habitación- le dijo el hombre señalando una de las tantas puertas de aquel pasillo por el que habían andado mucho tiempo.

  Jin lo miró y luego hacia la puerta.

-Tus cosas llegaran por la tarde ya que aún no has traído nada ¿no?

-No. Mis padres dijeron que las enviarían.

-De acuerdo. Entonces entra, descansa algo, conoce a tu compañero de cuarto y luego cuando lleguen tus pertenencias te aviso ¿de acuerdo?

  Jin solo pudo asentir con la cabeza ante las palabras de aquel hombre.

-¿Dónde está mi compañero?- preguntó cuando vio que el hombre comenzaba a irse.

  Este se volteó y lo miró a los ojos.

-En clase. Como sabrás te incorporas a mitad del primer semestre, así que estarás... algo atrasado- comentó pensando lo último que diría.

-¿Eso quiere decir que lo veré por la tarde?

-Si no tiene clases extra como algunos, si... sino, lo verás recién a la hora de la cena. Le pediré a alguno que te traiga tus horarios y un mapa de todo el colegio para que no te pierdas ¿sí?

-De acuerdo- le contestó algo dubitativo y vio cómo el hombre comenzó a alejarse y poco a poco convertirse en un grifo nuevamente- ¿Lo conoces?- le preguntó al tigre a su lado y vio cómo este negó con la cabeza.

  Jin se encogió de hombros y luego abrió la puerta de su nueva habitación y en consecuencia de su nueva vida allí... como un nuevo estudiante de Tachiagari.

Tachiagari [TERMINADA]Where stories live. Discover now