Epílogo

1K 55 4
                                    

Simon POV

Unas cosas puede que vayan mejor después de un tiempo, la rutina de estar atento a
Ámbar me mantenía desvelado y encima que estaba estudiando gracias a que ella me apoyaba en eso, y lo menos que podía hacer era cuidar de ella y su embarazo, nuestro bebé.

Era genial ver como día a día su vientre iba creciendo y la felicidad en mí se hacía enorme, dentro de poco seriamos papás, una familia.

A.- mi amor, quiero comer un poco de pastel de chocolate.

S.- veré si hay un poco en la cocina o si no te hago uno.

A.- pero lo quiero frito.

S.- ¿Qué, como que frito?

Ella empezó a reír en la cama y yo fui a abrazarla y acariciaba su vientre, era algo pequeño ya que apenas tenía dos meses pero me alegraba mucho y literalmente contaba los días para que naciera.
A.- amor, si es niño como te gustaría que se llamara.

S.- pues no sé, quizá un nombre algo único, Zack, Santiago, Sebastián; pero si fuera niña quizá igual que tú, o Rachel, Rose, Mary, Amelia; son varias opciones pero eso lo veremos después ¿No?

A.- claro, pero me gusto el nombre de Zack y Amelia, quizá si son mellizos los podamos llamar así.

S.- ¿Me…mellizos?

A.- sí, uno nunca sabe mi amor.

Ella se acurruco en mi pecho y yo la abrace y luego bese su cabeza, todo iba a mejorar y nada podía evitar que fuéramos felices.

Día con día se iban complicando las cosas, nuestros padres siempre nos preguntaban cuando nos íbamos a casar, cosa que ya teníamos planeada pero todo a su debido tiempo, Ámbar prefería que fuera cuando yo estuviera fuera de la escuela en las vacaciones y era mejor ya que para ese entonces el bebé ya habrá nacido, y no  se verá mal en la boda, aunque para mí eso era lo de menos.

Por suerte mi mamá ya iba mejorando un poco en su enfermedad, aunque fuera algo incurable no presentaba un empeoramiento; se estabilizaba conforme el pasar de las semanas. La escuela me absorbía gran parte de mi tiempo pero todos sabían que lo hacía para darle una mejor vida Ámbar, no quería que dependiéramos de lo que su familia nos podía dar, quizá podían ver que fuera orgulloso pero en realidad era que ambos queríamos ser independientes con todo lo que la vida nos presentara en el futuro.

A.- Simón… Simón despierta.

Ámbar movía mi hombro de un lado a otro para poder despertarme y por suerte lo logro, ya que mi mamá decía que yo dormía como un tronco y que aveces pensaba en despertarme con agua fría.
S.- ¿Qué paso amor? ¿Te sientes mal?

A.- no bueno, este sí; es solo que tengo un poco de nauseas.

S.- voy por algo si necesitas vomitar, ahorita vuelvo.

Le di un beso corto y fui hasta la cocina por algo que le sirviera o le fuera de ayudar en eso que ella tenía, de paso tome una manzana y me sorprendí al ver la hora, dos de la mañana, sonreí un poco y volví al cuarto y ella se veía que estaba algo incomoda con todo lo que pasaba.
S.- si te sientes mal aquí te traje esto, y si necesitas algo más me avisas.

A.- gracias mi amor, y perdón por despertarte tan temprano.

S.- eso es lo de menos mi amor, por ti hago lo que sea, sabes que eres lo más importante para mí.

A.- gracias mi amor.

Ella se acercaba a besarme pero se dio la vuelta y tomo el recipiente para vomitar, por suerte no lo hizo justo cuando estábamos besándonos.

Amor Prohibido | SIMBARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora