La leyenda del Elfo y el Hechicero

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Existió una vez, un reino lejano y muy rico. Tanto en oro y plata, como también por las mágicas y raras criaturas que habitaban en él. Era regido por un rey y una reina benevolentes, todos los amaban y agradecían su cordialidad para con su pueblo.
El reino se dividía en criaturas mágicas y humanos, pero a pesar de que los humanos no tenían problemas con dichas criaturas, ellas preferían vivir cerca del bosque, casi a la orilla del arollo. Esto también porque muchas tenían sus fuentes de vida allí, tal como las ninfas.

Sin embargo, Will, siendo humano vivía en el bosque cerca de estos -según él- fantásticos seres. Will era un conocido y poderoso hechicero, todos en el reino conocían sus habilidades con la magia, era capaz de confundir la mente, embotellar el éxito y provocar la muerte, todos lo nobles e incluso varios seres mágicos requerían sus servicios constantemente y eso alegraba en sobre manera a el rubio, ya que cobraba muy bien por sus servicios.
Tenía una familia muy lejos de él, a la que ayudaba mandándole algo del oro que ganaba, tenía varios amigos que eran su adoración, todo en su vida parecía ir de maravilla.
Sin embargo, no era tan prefecta.

Will estaba devastado, se encontraba en aquel bosque encantado, bajo la sombra de un hermoso sauce, llorando.
Lloraba porque nunca había conocido el amor. No malinterpreten, el amaba a sus amigos y familia, pero el hechicero, quería experimentar ese amor romántico y hermoso, el que veía en los ojos de su amigo Percy al hablar de Annabeth, o de su amiga Piper al mencionar a su novio Jason.
Él le había contado a su amiga su sensación de soledad y el vacío que experimentaba cada noche al irse solo a la cama otra vez, Piper era muy sabia, hasta el día de hoy recuerda sus palabras "Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás, sólo tendrás que saber reconocerlo".

Esperaba que fuera así, esperaba algún día sentir esa conexión profunda y mística con alguien.

Se limpió las lágrimas, y camino de regreso a su pequeño castillo. Estaba anocheciendo, lo que significaba que las monstruos de la oscuridad comenzaban a salir, porque aparte de haber seres de luz y de la vida, también existían entidades oscuras y malignas, que solo deseaban la infelicidad y la muerte.

Estaba pasando cerca del arrollo para llegar a su hogar, hasta que un movimiento a unos metros de él llamó su atención.
Cuando lo vio, no supo si era una alucinación producto de sus fervientes deseos o alguien real.
Su cabello oscuro como la noche, escurría unas pequeñas gotas a causa de que el hermoso ser estaba lavando su cara, su piel, tan blanca como la nieve que se estancaba en la copa de los árboles, parecía tan delicada y fina, que sentía que con solo tocarla se lastimaría. Sus ojos algo rasgados y sus orejas puntiagudas delataban que no era humano, aunque se asemejaba muchísimo con uno.
Los ojos del solitario hechicero y el delicado elfo se encontraron, y aunque fue por una milésima de segundo, ambos sintieron que el mundo a su alrededor se detenía, sus corazones comenzaron a bombear muy a prisa.

Will con mucho cuidado se acercó a él, el elfo no parecía asustado en la absoluto, más bien curioso. Notaba como sus orejas se movían y como sus ojos paseaban por el cuerpo del rubio, detallandolo muy atentamente.

-Hola, me llamo Will- dijo el ojiazul con cuidado, como si temiera asustarlo.

-Si, sé quien eres, eres muy famoso, en la aldea de los humanos y aquí en el bosque. El famoso hechicero Will Solace.- dijo el elfo con mucha seguridadd- Yo soy Nico di Angelo, elfo del hielo, mucho gusto.

Sus manos se tocaron, y fue como si los dos redescubrieran el mundo, solo con tocar la suave piel del otro.
Comenzaron a hablar, la conversación fluía y en ningún momento existió ese silencio incómodo. Hablaron de sus familias y de sus metas, Nico explicó que tenía dos hermanas y que su madre había muerto, Will pudo contemplar la tristeza en sus ojos negros, y se prometió a si mismo, que iba a hacer lo imposible para no volver a ver aquel sentimiento en esos bellos ojos.
Ese día, al acostarse, no llegaron los pensamientos y angustia frecuentes, sino que pasó la noche imaginando a su lindo elfo.

Al día siguiente se volvieron a encontrar, y al siguiente y al siguiente, ya era como una rutina verse. El bosque fue testigo del crecimiento de su amistad y tiempo después, su amor.

Sin embargo, el bosque no fue el único testigo.

El mal que siempre existió, no soportó ver un amor tan puro entre dos seres. Y con su odio, logró capturar al elfo y sumirlo en un sueño de muerte eterno.

Will fue al bosque ese día, y al no encontrar a su amado, se preocupó. Más creyó que Nico sólo tuvo que resolver algo, o no estaba de humor para verlo.
Pero al día siguiente tampoco llegó, ni el otro. Will estaba entrando en un estado completo de pánico, así que se dirigió al reino del padre de su azabache.
Al llegar pudo contemplar un castillo enorme hecho nada más que con hielo.

Encontró a una linda chica de cabello castaño y piel chocolate llorando en la entrada, y a pesar que estaba desesperado por buscar a su amado, fue hacia la muchacha.

-Hey, ¿estás bien?- la chica alzó la cabeza y el hechicero pudo reconocerla, era Hazel una de las hermanas de Nico.

-¿Will? ¡WILL!, tienes que hacer algo, yo sé que tu puedes hacer alguna pócima para que Nico despierte.

¿Despierte? ¿Hazel qué le ocurrió a Nico?- ya estaba al borde de las lágrimas.

Haz no dijo nada y lo guió hacia adentro del palacio, más precisamente una habitación.
Allí se encontraba el hermoso elfo, tumbado en una cama con los ojos cerrados. Casi parecía que no estaba respirando.

-¿Nico?- dijo Will con un hilo de voz. Tomó su mano y la besó, su cuerpo estaba mucho más frío que de costumbre.

-Hazel dime que le pasó.

La morena procedió a contarle. Según ella, uno de los seres de la oscuridad lanzó un poderoso hechizo contra Nico, su hermana Bianca vio todo, pero no pudo hacer nada para evitarlo, solo trajo a Nico luego de que cayó desmayado.

Un grito desgarrador salió de los labios de Will, y empezó a llorar como hacía años no lo hacía. Pensando en que no volvería a sentir al amor de su vida, no volvería a escucharlo reír o molestarse como solía hacerlo. Pasó días y días en el palacio de Hades, siempre firme al lado de Nico, sin embargo este nunca despertó.
Will volvió a su castillo, no se daría por vencido. Probaría cada antídoto, cada pócima, cada hechizo para hacer que su otra mitad vuelva con él.

En su castillo pasaba las noches el hechicero, buscando el poder que devolviera a su amado, su amor, su mirada tan dulce de ayer. Y no paró desde entonces buscando la forma de recuperar a el hombre que aquel día en medio del bosque por fin pudo amar. Y hoy sabe que es el amor y que tendrá fuerzas para soportar aquel conjuro.
Sabe que un día verá a su dulce elfo llegar y para siempre con él se quedará.

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Decidí resubir este shot, pero no creo que haya segunda parte. Si algún día vuelvo a encontrar la inspiración, la escribiré.
Espero que les guste♡

Solangelo One-shots Where stories live. Discover now