⚔️𝗙𝗿𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮 1002 𝗱.𝗖⚔️

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Yo estuve presente el día en que los Mikaelson llegaron a la corte de Marsella.

Empezó el día como cualquier otro, me había levantado antes del amanecer para poder empezar con mi trabajo.

 Tenía 19 años en aquel entonces,  y no conocía nada más que no fueran los cuatro muros del castillo de Martel y el pueblo más cercano a algunas leguas del lugar.

Era una de las sirvientas personales de Aurora de Martel, técnicamente tenía que estar a su lado todo el tiempo, ver que su habitación siempre estuviera limpia y mantener todo en su lugar, muy pocas veces estaba en la cocina o sirviendo a demás gente.

Mi vida no me pertenecía a mi. Estaba a merced de los de Martel. Como casi todos en el castillo.

Desde hace algunas semanas había demasiada gente en la corte, estaban llegando muchos invitados foráneos. Lo que duplicaba mis labores. 

— La familia De Guise ha arribado, su gracia — anunciaron al conde justo cuando Lucien entró con la familia mencionada

Lucien había estado fuera varias semanas yendo en la encomienda de traer a la familia de Guise al castillo. Fue la primera vez que los ví.

Los visitantes eran una familia cinco, cuatro hombres y una mujer.

Me  encontraba en los rincones más alejados de la gran sala, bastante lejos del trono en el centro del salón, por lo que no pude mirarlos bien.

— Hey tú,muchacha — me llamó uno de los invitados y me acerqué de inmediato para servirle más vino siendo por completo ignorada.

Era lo normal, ser invisible a los ojos de los demás.

Volví al mismo lugar en el que me encontraba con anterioridad, pasando mi mirada por el lugar. Fue cuando las puertas volvieron a abrirse y todos se quedaron en completo silencio. 

Lady Aurora  y Lord Tristán habían llegado finalmente a la fiesta. 

Minutos después Lucien vino directo a mi, se colocó a un lado mío de la forma más discreta posible para que no se notara mucho estábamos hablando. Y me hizo la misma pregunta que  siempre hacia cuando regresaba de algún viaje.

— ¿Preguntó por mi? — podía escuchar la esperanza e ilusión en su voz

 No sabría decir si éramos amigos, ya que la mayoría de las veces se dirigía a mi cuando quería que le dijera algo sobre lady Aurora.  

— Bueno... — comencé  a hablar pensando en todos los días que habían pasado desde su partida — No específicamente por ti, pero ya estaba ansiosa por querer saber cuándo llegaría la familia de Guise.

Sé que no era lo que quería escuchar, pero  no quería decirle que la señorita Aurora no había pensando ni preguntado para nada en él.

— ¿Crees que... podrías decirle que la extrañé? — preguntó con mayor suplica que antes

Desde que Lucien había descubierto sus sentimientos hacia mi señora, más de una vez me había pedido que le entregara algún mensaje, alguna carta, algún regalo. Me reservaba varias veces ser su mensajera, ya que, o mi lady me podía mandar a azotar por dirigirle la palabra en un mal día o su hermano, Lord Tristán, me azotaría por pasarle mensajes secretos a su hermana.

Lucien sabía que tenía mínimas posibilidades de lograr algo con ella, pero no perdía la esperanza. 

— Lo intentaré — le dediqué una pequeña sonrisa asintiendo. 

En ese momento una voz arisca interrumpió nuestra conversación.

— [TN] — me llamó la señora Moreau , a lo que de inmediato me acerqué a ella dejando a un lado a Lucien.

Lady Moreau era la encargada de dirigir a aquellos que trabajaban en el castillo para hacer sus tareas correspondientes.

— ¿Sí, mi lady? — hice una pequeña reverencia agachando la cabeza y con la mirada baja al acercarme a ella.

— Prepara cinco habitaciones en el ala Sur para la familia De Guise — ordenó mientras salíamos del salón principal y caminábamos por uno de los pasillos. — Ve por Louisa para que te ayude y vayan por sábanas limpias.

— Sí, mí lady — volví a hacer una reverencia y me dirigí a hacer lo que me habían pedido.



Una vez que terminamos de preparar las habitaciones para los hermanos , regresé al salón donde continuaba la fiesta.
Aunque la mayoría de los invitados ya se veían ebrios tal parecía que no tenían la intención de terminar la reunión, lo cual no me sorprendía. Pero eso significaba que tendría que estar despierta hasta que se acabara.

Y así fue, el cielo estaba completamente oscuro cuando la fiesta llegó a su fin. Debían de ser alrededor de las 3 o 4 de la mañana cuando los huéspedes y el conde empezaron a ir a sus aposentos.

 — La acompaño, mi lady — dije acercándome a Aurora para llevarla a su alcoba.

Estaba sujeta del brazo de Lord Tristán,  mientras que uno de los hermanos de Guise estaba con ellos.

Lord de Guise tenía cabello rubio y sus ojos de un azul brillante, casi hipnotizantes.

— No te preocupes, [TN] — sonrió mi señora aferrándose más al brazo de su hermano — Tristán me acompañará a mi habitación. Tú lleva a Niklaus y a sus hermanos a las habitaciones que les asignamos.

— Eso haré —  hice una reverencia hacia mi señora y luego  me dirigí hacia los invitados 

— Por aquí, mis lords —  indiqué a uno de los pasillos.

Pero tuve que esperar a que me siguieran.

—  Están en buenas manos —  dijo lady Aurora con sonrisa melosa hacia Niklaus.

El camino hacia las habitaciones de los hermanos fue bastante silencioso, bueno, cuchicheaban y  podía notar que estaban bastante sorprendidos con todo lo que les rodeaba, lo cual me pareció un poco extraño, pero lo dejé pasar.

—Si no te molesta que pregunte, ¿Dónde queda la habitación de tu ama? — preguntó lord Niklaus

No sabía si debía de responderle eso, pero, no podía decirle que no.

—Queda en el ala Norte, mi lord. En el mismo pasillo que la de Lord Tristán —  respondí tratando de advertirlo, por si intentaba cualquier cosa. 

— Te juro que ... daría un...gran mordisco... — susurró uno de los hermanos, en voz  muy queda pero que había alcanzado a escuchar, tal vez se habían quedado con hambre.

No había reconocido quién lo había dicho, pues apenas y podía recordar sus nombres. 


Dejé a cada uno en su habitación correspondiente, hasta que quedó el menor de todos. Y el cual era bastante apuesto he de decir.

Me detuve en las grandes puertas que daban entrada a la alcoba.

— Y esta es la suya, lord... —  divagué , pues no recordaba su nombre.

—  Kol, me llamo Kol —  sonrió de forma bastante encantadora que no pude evitar sonrojarme.

—  Lord Kol —  asentí mordiendo suavemente mis labios y sonrisa tímida

Después de eso entró a sus aposentos. 
Estaba a punto de irme cuando sus voz me detuvo.

— ¡Espera! — exclamó colocándose en el  marco de la puerta

Mi corazón dejó de latir por un momento, pensando que algo estaba mal con su habitación.

—¿Cómo te llamas? —  preguntó, lo cual me tomó totalmente desprevenida

Mi mente quedó en blanco por un momento. Pero me decidí a contestar :

—  Mi nombre no importa , mi lord —  sonreí con nerviosismo , haciendo una rápida reverencia y me marché. 


En ese momento y en los siguientes, para nada me imaginaría que aquella familia cambiaría el resto de mi vida.

 

El Primer Linaje ᵏᵒˡ ᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora