Capítulo 46.

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Asunción, Paraguay.

Narra Ari.

Lo observo desde la cama y pienso en lo afortunada que soy por tenerlo conmigo.

Pablo: Cariño -coge su bóxer del suelo y se lo pone- Deberíamos dejar de ser dos adolescentes que no pueden vivir sin sexo -río por sus palabras-

Ari: Tú me haces ser una adolescente -me pego a él- Además, lo nuestro no es sexo, es amor.

Me encanta sentir su desnuda, ancha y trabajada espalda en mis pechos. Y por sus suspiros, sé que a él le encanta sentirme.

Pablo: Vale, ahí tienes razón -sonríe-

Ari: Pero, aunque no sea sólo sexo y ya no seamos adolescentes... Me gusta jugar... -voy dejando besos húmedos por su espalda-

Ahora mismo está mordiéndose los labios, no le veo pero, lo siento, lo sé.

Sin previo aviso meto mi mano en su bóxer y comienzo a tocarle.

Su gemido me deja saber que si no me alejo de él, no acabaremos nunca.

Saco mi mano dejándole con más ganas que antes.

Pablo: ¿Por qué eres tan cruel? -hace que me dé la vuelta y me atrapa entre sus brazos- Me puedo permitir llegar un poco tarde a la prueba de sonido.

Río ante su actitud.

Ari: La que no quiere que llegues tarde soy yo, así que dúchate y vete -le digo riendo-

Él entra al baño. Y comienza a ducharse.

Una vez que termina abre la puerta del baño y todo el calor se escapa.

Pablo: Que conste que algún día le diré a nuestro hijo o hija que su madre me quería echar de mi propia habitación -me dice desde el baño-

Ari: Y yo le diré que su padre quería llegar tarde porque no podía vivir sin mí -él ríe y yo entro al baño- ¿Qué haces, Pablo? Eso es malo -le quito el bastoncillo- No te metas eso en la oreja.

Pablo: Yo que sé, me da gustito -ríe- Pues no, anda toma esto -saco del neceser un botecito-

Ari: Si te quieres quitar la cera de los oídos échate esto. Desastre, que eres un desastre.

Pablo: Vale, vale, me lo echo -coge el bote- Y sí, soy un desastre pero, te amo más que nadie en el mundo -besa mi frente-

Ari: Lo sé -beso su pecho desnudo- Dale, termina de arreglarte que en media hora vienen a por ti.

Pablo: Te sabes mi agenda mejor que yo -ríe-

Ari: Si no fuera por mí llegarías tarde a todos los lados -río-

Pablo: Ahí tienes razón -sonrío triunfante- Eres mi agenda personal -envuelve mi cintura con sus brazos y me besa- Pero bueno, sólo me queda arreglarme la barba, vestirme y peinarme -dice una vez que nos separamos-

Ari: Vamos, todo -río y él conmigo-

Pablo: Bueno... -le doy un último beso y salgo del baño para que termine de hacer todo lo que tiene que hacer-

Me vuelvo a tumbar en la cama y acaricio mi vientre. Creo que en estas últimas semanas ha crecido algo.

Sonrío feliz.

Ari: ¡Pablo!

Pablo: ¿Qué pasa? -me pregunta preocupado cuando llego al baño-

Vuelvo A Verte.Where stories live. Discover now