[̲̅$̲̅(̲̅5)̲̅$̲̅]

69.5K 4.1K 860
                                    

Por alguna razón tengo la esperanza de que la vuelta a casa va a ser más tranquila pero con Román al lado nunca se sabe.

Me muevo incomoda sobre el asiento mientras dirijo la mirada hacia las calles de nuestra bonita ciudad, Nueva York. Ha oscurecido así que el cielo estrellado está presente antes mis ojos, quizás un poco contaminado por las luces de la ciudad pero siempre está ahí.

Sonrío, por un instante he conseguido desconectar de la que ahora va a ser mi vida hasta que saldemos la deuda de papá. ¿Cómo pudo meternos en esto?

La mano de Roman una vez más sobre mi muslo hace que mi cuerpo pegue un pequeño bote sobre el asiento.

-Abre las piernas. -demanda riendo por mi reacción a lo que accedo sin llevarle la contraria.

Intento aguantar mis ganas de golpearlo cuando su mano sube hacia mi entrepierna y sus dedos acarician por encima de la tela de mis bragas. Al sentirlo mis piernas se aprietan mientras mi mano intenta detener los movimientos de la suya. Esto no está bien.

-No te estoy haciendo nada del otro mundo Mabel.

-Roman, para. -pido consiguiendo que su mirada se pose sobre mi cuando detiene el auto en un fuerte frenado.

-Escúchame bien Mabel. -dice con mal humor cogiendo mi rostro en una de sus manos obligándome a mirarlo a los ojos. -Tienes tanta suerte de que hayas llamado mi atención, si no, tu familia ya estaría viviendo bajo un puente. Así que haz el favor y pon un poco de tu parte. Pero si no te parece bien, también pueden irse a la mierda de la que ahora es mi casa y que a tu hermano se lo lleven los servicios sociales. ¿Eso quieres? ... Acabo de hacerte una pregunta, respóndela.

-No. -digo con rabia mientras agacho mi cabeza para no verlo pero su mano vuelve a levantarla.

-Entonces, ¿serás una buena chica y me harás caso? Ambos sabemos lo que te conviene.

-Sí.

-Muy bien. -dice con una sonrisa sobre su rostro antes de acercarse al mío y descender a mi cuello para presionar sus labios sobre este. -Hueles y sabes jodidamente bien.

-Yo no quiero esto. -digo cogiendo de mi bolsillo los cien dólares que anteriormente el había dejado en mi escote. -Además si esta es la manera de pagar parte de la deuda quédatelo, no hace falta que me des nada, solo descuéntalo.

-Chica lista. Anda veté, estos días organizaré mi agenda para dedicarte una noche entera, si quieres. ¿Quieres?

-Claro.

Asiento sin prestarla demasiada atención cuando la puerta del auto se abre. Ni me di cuenta que cuando frenó fue frente a mi casa. Pero antes de siquiera sacar una extremidad del coche su mano sobre mi brazo me detiene.

-Creo que deberías despedirte como es debido, ¿no?

-¿A qué te refieres?

-Joder, ¿te lo tengo que explicar también?

¿Qué mierda quieres este ahora? Parece que no tiene suficiente con joderme la vida hasta el infierno que anda con misterios. Si quiere algo que lo diga de una maldita vez, se le da muy bien mandarme a hacer cosas por él.

-¿Eso lo has hecho antes o es que eres una completa mojigata?

Oh, vale ya sé lo que quiere. ¡Imbécil!

-Sí, si lo he hecho.

-Entonces ven aquí. -dice agarrando mi nuca sorprendentemente sin fuerza.

Su rostro se acerca al mío mientras mis ojos se posan sobre sus labios deseosos por encontrarse con los míos. Trago duro cuando se los relame y su lengua toca mis labios. ¡Maldición, el huele tan fresco! ¿Cómo puede oler tan bien teniendo en cuenta que fuma?

En un acto de valentía y locura choco mis labios a los suyos dejando que el sabor a menta inunde mi cavidad bucal.

Su boca comienza a moverse con ansia sobre la mía obligándome con sus manos a no separar aquel beso que subía de tono, demasiado para mi gusto. Su lengua se entrelaza a la mía sin permiso mientras una de sus manos acuna uno de mis senos apretándolo con demasiada fuerza. Gimo intentando apartarlo consiguiendo que sus dientes se claven con fuerza sobre mi labio. ¡Mierda, eso escuece!

-Lárgate antes de que te tome aquí mismo porque me has puesto jodidamente duro.

Sin pensarlo dos veces salgo del coche para caminar a la casa con grandes zancadas. ¿Qué mierda ha pasado? ¿Por qué demonios tomé la iniciativa de besarle? Solo debí hacerme la tonta como si no supiese que me estaba pidiendo. O quizás fingir no saber besar y así librarme una vez más. Pero no, buen trabajo Mabel.

Aunque quizás eso juegue a mi favor y tenga a Roman mas sumiso.

Al entrar a la casa siento como el peso de mis hombros desaparece, porque aunque no deba, aquí me siento más segura.

Camino hacia la sala al estar más calmada, donde mamá ojea el periódico, seguramente en busca de trabajo. No te preocupes mamá, yo ya empecé a pagar.

-Ya llegué. -anuncio antes de dejarme caer a su lado en el sofá. -Hablé con Claire y quizás ella me consiga un trabajo.

-Eso estaría genial cariño. -dice apartando sus ojos del periódico. -Mabel, tu labio está sangrando.

Paso mis dedos sobre este para ver un hilo de sangre. ¡Maldito Roman! Lamo mi labio inferior antes de mirar a mamá con una sonrisa y restarle importancia. Pero una madre, es una madre, ella lo sabe, o lo intuye.

-Estuviste con él. -afirma.

-¿Cómo lo sabes?

-Dejó marcas sobre tu cuello. No me gusta que te esté usando, que te toque sin tu consentimiento, no debes sufrir algo así hija. Sigo dándote la opción de que dejes este lugar, huye a donde sea mi niña, yo saldré adelante.

De hecho el si tiene cierto consentimiento por mi parte.

-¿Dejaras de decir tonterías mamá? No quiero decir esto pero Roman tiene razón, estamos en sus manos, si yo llegara a huir de el les echaría de la casa y Dallas aun es menor de edad, iría con el estado mientras tu acabarías viviendo en las calles.

-Pero Mabel, el se aprovecha de ti, es un mal hombre.

-No lo soportaré demasiado tiempo si conseguimos pagarle. Es una etapa de nuestra vida mamá y la vamos a superar.

-Te quiero mucho hija y lo siento tanto. -dice abrazando mi cuerpo contra el suyo mientras acaricia mi melena rojiza igualita a la de ella.

No quiero verla así y aunque yo no me encuentre mejor que ella debo parecerlo. ¿Fingiré para que ella no se sienta tan mal? Si, lo haré. Ni ella ni yo nos merecemos esto pero nos ha tacado y de momento debemos vivir con ello.

Cuando vuelvo a mi habitación tomo el móvil que había dejado toda la noche y el día apagado. No es que vaya a tener muchas llamadas o mensajes por eso siempre lo dejo en casa. Pero nada más encenderlo una llamada entrante de Claire aparece sobre la pantalla. Sin pensarlo presiono el botón verde.

-¿Dónde te metiste Mabel? Desapareciste de la nada.

-Tenía asuntos que resolver.

-¿Tienen que ver con tu padre?

-Si, algo así, es difícil de explicar pero lo haré. No ahora pero más adelante te lo explicaré todo. Ahora solo olvídalo, ¿para que habías llamado?

-El imbécil de Noah el viernes dará una fiesta en su casa, si, no lo soporto pero sus fiestas son legendarias. Además, quiero hacer rabiar a alguien.

-¿Rabiar? Oh Claire, ¿De quién te has enamorado ahora?

-No seas ansiosa, luego te lo contaré, nos conocemos hace tiempo pero nunca lo vi de esta manera. Mañana en el instituto hablaremos sobre ello. ¿Te parece?

-Está bien.

No es que esté de humor para una fiesta, realmente nunca fueron de mi agrado pero necesito despejar mi mente. Y quizás desahogar mis penas en alcohol estaría bien.

Un poco de diversión no me vendrá mal. ¿No es así?

Russian Roulette © +18 | Libro #1| Bill SkarsgårdWhere stories live. Discover now