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Examino a aquella mujer frente a nosotros de pies a cabeza sin dejar detalle alguno ante mi mirada curiosa. Debo admitirlo, ella es muy bella, una belleza nórdica. Sus ojos azules se pasean sobre mí esbozando una sonrisa antes de volver a mirar a Roman.

¿Qué fue eso? ¿A caso ella lo sabe y se está burlando en mi cara? Ruedo mis ojos cuando esta vez su sonrisa es para Roman y posa la mano sobre el brazo de este.

-Perra. -murmuro.

Pero le devuelvo la misma sonrisa al darme cuenta que claramente ella me ha escuchado. Puedo notar por lo bajo la risa de Roman sintiéndose especial como siempre. No es por ti imbécil, por mi como si te ahorcas junto a ella.

"Sabes que eso no es lo que deseas Mabel" maldito subconsciente.

-Por fin te dejas ver Graves. -dice la muchacha apartándome para abrazarlo. -Hasta conseguiste que te echara de menos.

-Lo noté en las llamadas constantes por las noches.

-No exageres.

-No lo hago, eres insaciable Cristina. Tienes suerte que me guste tenerte en mi cama.

¿Es en serio? Parece que no tienen nada mejor que hacer que recordar sus batallitas sexuales, como si a mí me importara algo de eso.

-Es porque no me dejaste satisfecha la última vez Roman.

-¿No lo hice?

-Bueno si, pero me quedé con ganas de más.

-¿Sabe Jeffrey que tiene una hija adicta sexual? -se burla señalando al hombre en el lado opuesto del lugar.

-Ni falta que hace.

Oh por dios, ella es hija de Jeffrey, en realidad no me extraña, realmente se parecen aunque él sea más educado y decente que ella.

-Oye Mabel, ¿qué te parece si te vas a dar una vuelta? -dice el imbécil guiñándole el ojo a Cristina antes de rodear la cintura de esta con su brazo.

-Lo que sea.

Me alejo a mala gana de ellos viendo como ambos ríen a mi espalda antes de dirigirse hacia las escaleras y subir estas al segundo piso de la enorme mansión. Quiero vomitar, se a lo que ellos van, parece que Roman no se queda conforme conmigo. Pero eso a mí no me debería importar.

Pero lo hace, mierda.

Camino entre la gente hacia la barra donde sirven alcohol y poso mis manos sobre está pidiendo al camarero lo más fuese que tenga. ¿Qué mierda hago aquí? ¿Para qué me trajo si se fue a follar con una desesperada?

Tomo el vaso con el líquido que el chico deja frente a mí y lo bebo de un trago haciendo que su boca se abra en sorpresa. ¿Quiero emborracharme? No, pero este sitio es tremendamente aburrido, debo buscar mi propia diversión.

-¿Qué hace la bella colibrí tan sola?

-Es mi destino, ser el segundo plato. -digo riendo.

-¿Dónde está Roman?

-Follando con tu hija. -río al ver su rostro, pero el pobre hombre le resta importación y comienza a reír junto a mí.

-Esa niña, no sé qué más hacer con ella. Quizás el haberla criado solo no tuvo buenos efectos sobre ella.

-Me caes bien Jeffrey, pero te agradecería que no me contras tu vida de mierda. Ya estoy lo suficientemente deprimida como para que me empieces a decirme que igual su madre murió o cualquier cosa por el estilo.

-Tu boca algún día te meterá en problemas querida.

-¿Mas? Bueno, encajaré el golpe con la cabeza alta. -digo volviendo a dirigirme hacia el camarero. -Oye perdona, ¿tienes un cuchillo o unas tijeras quizás?

Russian Roulette © +18 | Libro #1| Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora