Familia Canela || Jos Canela || Tercera Temporada De A Tu Lado

Capítulo 33 Maratón 3/3

Mi apetito se esfumó y las nauseas aparecieron junto con la tristeza, malditos síntomas de embarazo, maldito Jos mentiroso. Pero que estúpida, ¿cómo pude llegar a creerle?

-Iré al baño.-Murmeré.

 Rápidamente me puse de pie y corrí hacia el baño, al entrar vomité lo que no había vomitado en estos días, ¿eso normal?. Salí del cubículo de baño y fui a los lavamanos para enjuagarme la boca. Saqué un par de mentas de mi bolsa, abrí el empaqué y las coloqué dentro de mi boca, después me miré al espejo, ¿en qué momento había empezado a llorar? malditos cambios de humor.  No me acordaba de lo horrible que era esto. Y después de pensarlo unos segundos me he dado cuenta de que le estoy echando la culpa al bebé cuando en realidad estoy así por culpa de mi mentiroso esposo. 

Después de relajarme un rato y asegurarme de que no hubiera ningún rastro de lloré decidí salir del baño, encontrandome con Jos quien al parecer estaba esperando que saliera.  Y de nuevo las ganas de llorar. 

-¿Todo bien?-Me miró preocupado. Bebé no me falles, no quiero llorar frente a tu mentiroso padre, no se lo merece.

Respiré hondo y seguí mi camino hacia la mesa en donde estaban los niños, ignorando totalmente la presencia de Jos. Miré de reojo a Marie, observaba atenta la situación desde la mesa del fondo. 

-Niños, nos vamos.-Hice un ademán con la mano para llamar al mesero, quien de inmediato me entregó la cuenta. Coloqué el dinero en la charolita junto con la propina .

-¡Papá!-Dijeron al unísono los pequeños, poniendose de pie para ir a abrazar a Jos. 

-¿Qué hacen aquí?

-Venimos a ver cosas para la habitación del bebé.-Respondí Mia.

-¿Por qué no me avisaron?-Jos volvió a verme preocupado.

-Te marqué 4 veces, te mande varios mensajes y nada. Pero no te preocupes, estabas ocupado con tu trabajo, te comprendo.-Hablé molesta.

-¿Tú que haces aquí papá? mamá dijo que estabas en el trabajo.-Preguntó Nicky. Claro, en el trabajo.

-De hecho vengo de ahí, sólo que traje a mi compañera de trabajo por un café. Vengan, se las presentaré.

-Ya nos íbamos.-Hablé.

-Quedense, ¿no quieren una rebanada de pastel, helado, una malteada?

-Helado.-Dijeron al unísono. Yo les pregunté si querían algo y me ignoraron, traidores. 

-Los veo en casa.-Me colgué el bolso al hombro y salí del local.

Caminé lo más rápido que pude, agradezco que el café estuviera cerca del estacionamiento. Busqué las llaves en mi bolso ¿por qué traigo tantas cosas innecesarias? sólo me estorban y gracias a ellas no puedo encontrar las llaves del auto. 

-¡___!- escuché el grito de Jos, quien se aproximaba corriendo. Mierda, mierda mierda.

Después de tanto batallar, saqué las llaves y abrí la puerta del auto, la cual volvió a cerrarse gracias a Jos.

-Estuve apunto de meter la mano, fijate.-Le reclamé.

-Lo siento ¿estas molesta?-Lo miré incrédula, ¿en verdad acaba de hacerme esa absurda pregunta? ¿acaso no es obvio?

-¿Por mentirme? no, creo que ya me acostumbre.

-Si te decía te ibas a molestar.

-No quiero pelear en un estacionamiento, es más, ya no quiero pelear. Jos hagas lo que hagas de ahora en adelante no me interesa, si decides salir con ella, bien. Ya no es mi problema.  

-Lamento no habertelo dicho, quería evitar esto. 

-Me molesta más que tenga que enterarme por mi misma, pero como te repito, ya no es mi asunto. 

-Estamos casados, haga lo que haga a ti te importa, así como hagas lo que hagas me importa.

-Bueno pues no es mi caso. 

-Deja de comportarte así.

- No quiero discutir, ve con los niños.

-¿Hablaremos en casa?

-¿Para qué?

-Quiero aclarar las cosas.-¿Este hombre está sordo o qué?

-Te lo diré una vez más. No me interesa. 

Y sin más subí al auto y me dirigí a casa.