7. STEPH LOUGTY

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NOTA DE LA AUTORA: 

Buenas noches grandes personas, hoy he venido a alegrar su día.

 Espero sus comentarios y votos.

Subiré capítulos TODOS LOS MIÉRCOLES o eso intentare. Están permitidos llenarme de mensajes si eso no sucede.  Este capítulo es medio corto, les prometo uno largo el próximo.

Besos y abrazos, disfruten el capítulo.

 ¡ESPERO QUE LES GUSTE!

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Llegué a casa como todos los días, repase cada lugar de la casa y noté que Becca estaba viendo Titanic. Saludé y subí a mi habitación sin más, ella era algo vengativa con el tema de las películas. Cuando era más chica solía reclamarle una merienda apenas llegaba a casa y la interrumpía en su novela favorita que si no me equivoco se llamaba "Flor de loto", el típico cliché. Ella me miraba con reproche y dejaba su novela solo por atender mis caprichos, puedo admitir con vergüenza que tenía dieciséis años. Uno días más tarde, me atrapó una película de ficción y Becca me mando a comprar poniendo de excusa el día que la había interrumpido. No tuve opción y desde ahí juré no molestarla cuando ella estuviese en el mundo de las películas.

Miré la pila de libros arriba del sofá cerca de la ventana rogando que fueran de literatura romántica y no de tareas pendientes. No había sido capaz de actualizar las reseñas de mi blog desde que tenía muchos trabajos que entregar.

Me mordisque mi labio inferior, pensando en aquello que Vincent ocultaba. Hay mucho que quiere decir lo sé. Primero, se acerco a nosotros algo que nunca había hecho. Segundo, se mostró sincero y agradable. Tercero y último, había ignorado a sus amigos todo el rato y para hacer énfasis a su mejor amigo: Adam. De alguna manera me había parecido extraño y llamativo.

Hasta el día de hoy, todavía sigo con el maldito interrogante en mi cabeza.

¿Por qué se alejaron de mí? ¿Les hice algo?

Ellos eran mi pilar, eran mi luz y mi maldito camino. Se esfumaron, quede en la deriva en un rincón oscuro y totalmente aislado. Se llevaron mi felicidad por segunda vez en mi corta vida.

Sabes por qué, susurró una voz traicionera en mi cabeza, y cerré los ojos. Mi capacidad de deducción es muy buena pero no aplicaba para las personas como Adam, el es un gran mentiroso.

Al menos eso fue lo que me dije.

Y caí en los brazos de Morfeo.

Y caí en los brazos de Morfeo

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 Estoy debajo de un árbol sentada recostada debajo de él, da mucha sombra. Se oyen los pájaros cantar dan la impresión de estar contentos. A lo lejos el agua corría, es tan relajante y peculiar.

¿Dónde estoy?

Me levanté de un salto y comencé a caminar, pero el paisaje siempre seguía siendo el mismo. El sonido de una serpiente cada vez se escucha más cercano, más intenso y más alerta me pongo.

Comienzo a sentir nauseas, dolor y es cuando bajo la vista que encuentro a una enorme serpiente de color negro agonizando. Me mira y no logro reconocer ese extraordinario iris color verde, intenta decirme algo pero algo le oprime. De repente me empecé a sentir cansada como si mirarla me inyectara un somnífero. La serpiente desapareció y en su lugar quedo él...

— ¡Steph! —Oh, mierda. —Steph, te juro que si no te despertás te tiro agua helada en la cara. —Abrí mis ojos y noté a Charlie con el uniforme de Miss Royal.

— No otra vez. —dije en un susurro perezoso.

— Si, otra vez. Vamos a llegar tarde si no te levantas y yo en tu lugar ya estaría de camino al armario. —dijo afirmando lo dicho mientras agarraba su celular.

Salté de mi cómoda cama, me arreglé en un santiamén y fui por mis auriculares que estaban cerca de la ventana. Levanté mi visión y justo abajo estaba él fijamente mirándome, los vellos de mis brazos se erizaron, mi corazón comenzó a acelerarse y caí en un ligero mareo. Me estabilicé y negué rotundamente mientras me frotaba los ojos una y otra vez, él no estaba, él se había ido, él era solo un maldito recuerdo, él era mi tormento. No me dejaría en paz, me quería muerta.

— ¿Estás bien S? —preguntó Charlie preocupada.

— Lo vi a él, está ahí Char. —comencé a sollozar y abracé a mi amiga en un intento de protección.

Mi garganta se contrajo repentinamente y sentí asfixia.

—S necesito que te tranquilices, no hay nada ahí. Respira conmigo, inhala y exhala. —repitió lo último unas seis veces y la seguí.

La serpiente te quería decir algo, pensé y lo deseché en segundos.

Tenía que seguir adelante, él murió, él me soltó la mano, él me destruyó.

Me levanté de los brazos de Charlie, me acomodé y arreglé.

—Vamos a llegar tarde y el señor Royal nos va a despedir. Necesitamos ese empleo y ese dinero. —dije en voz baja. —Vamos.

Ella se levantó y me pasó el brazo por los hombros en señal de compañía. Su cara expresaba la melancolía en su estado más puro, detesto eso.

Mi corazón latía en mi pecho sobresaltado y supe que era hora de fingir que no me había afectado del todo. Sonreí de la manera más genuina que pude y el rostro de Char cambio a la sorpresa absoluta, caminé a la salida de mi habitación para comenzar el recorrido al trabajo.

Le prometí a Becca que podía enfrentarlo que no me afectaría nunca más, pero en estos momentos lo único que quiero hacer es ir al parque esperar por Adam como cuando era una niña sin preocupaciones y abrazarlo por horas.

Nadie me entendía como él, ni siquiera Charlie.

Ni siquiera Vincent. 

La hora de la salida se estaba acercando, hoy no hubo tanto movimiento como era por lo general Miss Royal. Ya terminando de ordenar, me cambié el uniforme que consistía en una falda con tablas negra, una remera rosada con el nombre del lugar en mayúscula y unas zapatillas negras; por mi ropa no tan extravagante.

No esperé a nadie, una vez terminé me fui del establecimiento. No quería miradas de lastima, ni hablar con nadie.

La húmeda calle estrecha parecía vacía. Música se oía a la distancia, pero el sonido era débil. Cuanto más me alejaba de las dispersas luces de la calle y me introducía en la oscuridad, los sonidos de la risa, los micros y la gente se desvanecía. He estado acá antes, en innumerables ocasiones.

La depresión se encontraba a menudo conmigo en estas calles oscuras. Pero esta noche no iba a caer ante ella. Lo prometí.

Pasé los semáforos de la calle St. Estek sin ningún problema, sabía que en cualquier momento aparecería el pequeño, mi compañía. Quedaba poco para llegar a la casa sin terminar y Dess no aparecía, me alertó. Él nunca se retrasaba.

Finalmente, el pequeño apareció...pero esta vez no venía solo. 

DIFFERENT STORMWhere stories live. Discover now