Desde el principio parecía que las cosas iban a salir mal, yo lo sabía.
Lo sabía y aun así me sumergí en las aguas profundas porque no pensé que hubiera una forma de evitar la catástrofe que ni siquiera yo sabía que iba a ocurrir. Ahora ya estaba hasta el fondo, mi nombre, mi apariencia y mi ser entero pertenecía a este mundo manchado por el pecado.
Apreté con fuerza el cuchillo que Jeff me había dado, el que me convertía en una The Killer como Nina o Jane. Jeff se burló de mi parche en el ojo, sabiendo que está herida me había estado torturando desde el momento que la obtuve, era una advertencia de mi ignorancia, de lo poco que sabía de él y sus debilidades.
Verlo de esa manera, tan herido, tan disponible a terminar todo de una vez, hacía que mi sangre hirviera y subiera como espuma. Pero el recuerdo de Taylor me tranquilizaba, saber que había un mañana para mí si lograba salir con vida de esto me daba la esperanza de vivir, aunque sea un día más.
Podía incluso reír de mi mala suerte. Huérfana, asesina y criminal. ¿Tanto había pasado en un lapso de dos años?
Delante de Jeff The Killer, mirándolo como un igual y no como mi amedrentador, era justo como decía Jack, me había hecho más fuerte, me habían quitado tanto que tuve que ir en búsqueda de ello y más. Mi único ojo funcional ahora estaba lleno de ira, nostalgia y deseo de terminar. Acabar con todo lo que Jeff había empezado aquel día que perdió su apellido y había adquirido su apodo, acabar con la venganza de Jane. Yo ya no tenía un motivo propio, hace mucho que lo había perdido, mi cuerpo actuaba ante los deseos de los The Killer como una marioneta. Era un arma, un objeto.
— ¿Qué pasa, Sam? —la ronca voz de Jeff hizo que mi piel se erizara poco a poco—, ¿acaso ya no me amas?
Después una risa alocada resonó en todo el lugar, Jack, quien estaba a unos pasos de Jeff, pareció ponerse tenso.
— ¿Hice algo que te ofendiera? —con la sangre escurriendo de su boca y heridas, se fue acercando más a mí—, ¿fue por tu ojo, tu media sonrisa? Definitivamente tengo que hacer esa sonrisa más grande...
Cuando ya solo quedaban unos metros de distancia empuñe mi cuchillo frente a él, confrontándolo. Esto lo hizo detenerse, y un sollozo mezclado con risas salieron de su garganta. Cuando levantó su rostro para mirarme, decir que daba miedo era poco.
— ¿Aún me amas?
ESTÁS LEYENDO
INCURABLE || Jeff The Killer (Libro 3)
HorrorSam está perdida, o por lo menos eso dice la policía. Después del escandaloso escape de Jeff The Killer, desesperada por no ser encontrada tanto por su sádica pareja y la policía, Sam encuentra refugio con la persona probablemente menos indicada. Cu...