15. Luck

383 39 41
                                    


El agua hacía algo de tiempo que había comenzado a sonar en el baño, justo la habitación de al lado a la mía y, mientras que intentaba ocupar a mi mente en cualquier cosa que no fuese el cuerpo de Jihoon húmedo y desnudo, me tumbé en la cama con los ojos cerrados intentando sujetarme a las sábanas lo suficientemente fuerte como para no correr y colarme en la ducha.

En algún punto quedé dormida, demasiado cansada de tantas emociones revueltas en cuestión de una hora. No me habría importado dormir hasta la mañana siguiente, incluso aunque la ropa era demasiado incómoda como para pasar la noche; sin embargo, unos dedos finos y alargados comenzaron a peinar mi cabello hacia atrás, alejando cualquier mechón revoltoso que cayese sobre mi rostro. Cerré los ojos, fuerte, negándome a abrirlos y tener que levantarme.

—Ab, ve a la ducha antes de que esté la cena, tu madre dijo que está casi lista. —Quizá fue por el sueño, pero la voz de Jihoon había sonado más suave de lo que jamás lo había hecho. —Vamos o, ¿quieres que te ayude a levantarte? —Definitivamente, tuvo que haber sido mi imaginación pues, incluso sin necesidad de verlo, sabía que estaba sonriendo, marcando las pequeñas arruguitas que salían en su rostro.

—Cállate. —murmuré contra la almohada. Su dedo índice fue su única respuesta, chocando contra mi costado haciéndome doblarme tanto que creía que me partiría. Formé una pequeña bola, abrazando mis rodillas; sin embargo, aquello no fuese suficiente para detenerlo. —Jihoon... —sollocé y, con ello, llegó la calma. Fue tanto tiempo en silencio que abrí un solo ojo y ahí estaba, sentado a mi lado, mordiendo el interior de su labio, intentando ocultar sin efecto alguno una sonrisa naciente.

Sin pensar, tomé su mano que se apoyaba en el colchón y lo tiré a la cama a mi lado y me abracé a su costado, apoyando levemente mi rostro contra su hombro. Fue increíble sentir como un poco de mi aroma se fundía con el suyo propio y, su cabello húmedo por la ducha, chocaba contra mi nariz cuando quise ocultarme en su cuello. Jihoon soltó una pequeña risa aguda que lo hacía ver adorable y rodeó mi cadera. No sabía por qué estar así se sentía tan bien pero, definitivamente, no estropearía ese momento con preguntas sin respuesta, ya lo haría cuando él saliese por la puerta y, muy posiblemente, hiciese al día siguiente como si nada de eso hubiese ocurrido.

—Me has convencido. —susurró. Se abrazó aún más fuerte a mi cuerpo y enterró su cara contra mi cabello. Su pecho se movió cuando aspiró y, poco a poco, volvió a la normalidad.

Después de muchos gritos por parte de Demi desde la planta de abajo fui corriendo a la ducha y, unos minutos más tarde ya había terminado. Jihoon ya se encontraba en la cocina, discutiendo con mi hermana sobre qué lugar era mejor para poner cada cosa en la mesa.

—Abbie, dile a tu novio que es mejor colocar una servilleta junto a cada plato. —Las arrugas en la frente de Jihoon ya habían hecho aparición y, como si no hubiese tenido suficientes horas trabajando a su lado, de nuevo debía de soportarlo en su modo cabezota; sin embargo, su rostro cambió en un segundo y me observó con su labio inferior sobresaliendo y, aparentando muchos menos años de los que en realidad tenía.

—Ab, dile a tu hermana que es mejor colocar un pequeño montón en el centro para no desperdiciar en caso de que alguien no quiera usarlas. —Y, aunque yo misma colocaba una junto a cada plato siempre que me tocaba poner la mesa, no pude hacer otra cosa que llevarle la razón.

Jihoon corrió a mi lado y se colocó detrás de mí, rodeando mi cadera y sacándole la lengua a Demi a mis espaldas. Ella exhaló y colocó una mano sobre su pecho, aparentando estar dolida por haberlo elegido a él.

—¿Tantos años juntas para que me dejes por un desconocido? Me siento traicionada.

—Tú no puedes darle lo que yo le doy. —dijo él mucho más bajo por si mamá andaba cerca. Jihoon chocó su cadera contra mi trasero de forma que Demi no pudiese darse cuenta. Mi corazón por poco se sale de mi pecho y, no sabía si fue por lo que él insinuó o por si podía apreciar que no llevaba ropa interior.

—Tú lo dijiste cuando me convenciste para salir de fiesta ese día. —respondí encogiéndome de hombros. Demi gritó, tal vez porque no le había llevado la razón o por lo que nuestras palabras significaban, pero no importaba, porque Jihoon estaba riéndose justo en mi oído y aquello era más que suficiente.

Papá no tardó en llegar a casa, como siempre, abría la puerta ya quejándose de lo duro que había sido el día y cuán cansado estaba hasta que lo vio, sentado a mi lado sonriéndole educadamente.

—Hola. —saludó papá mientras que paseaba sus ojos por cada uno de los presentes esperando una explicación.

—Papá, este es Jihoon. —dijo Demi, a sabiendas de que yo estaba demasiado ocupada en no morir de vergüenza como para comenzar con las presentaciones. El chico a mi lado se puso de pie y caminó tímidamente hasta el otro para estrechar su mano levemente. —Tu futuro yerno. —añadió. El agua que estaba en mi boca, intentando ocultar mis sonrojadas mejillas tras un vaso de cristal, salió de la misma mojando el mantel mientras tosía.

—¿Demi? —respondí mientras que tomaba una de las servilletas para secar todo el desastre.

—¿Acaso dije algo que fuese mentira? —Se defendió mientras que batía sus pestañas.

—Espero que no. —Intervino Jihoon, lo que hizo que mi mano se moviese de forma frenética y empujase de nuevo el vaso y cayese derramando el resto de bebida que quedaba en su interior. Jihoon se acercó hasta a mí y, con un par de servilletas, comenzó a secar todo con una pequeña sonrisa y la cara de color rosa. Papá pasó por detrás de nosotros de camino al frigorífico y, con una cerveza en su diestra, colocó su mano libre sobre el hombro del chico a mi lado.

—Buena suerte con eso, Ab puede ser un poco difícil a veces. —dijo papá antes de salir gritando el nombre de mamá para saludarla. 

IncidentWhere stories live. Discover now